Copa | Saint-Étienne 0 - 4 Marsella
Greenwod-Rabiot, dupla de oro
Ambos, goleadores, lideraron el triunfo del Olympique de Marsella en Saint-Étienne que certificó su pase a los dieciseisavos de la Copa de Francia.

Como si fuera un déjà vu, con los mismos protagonistas y con los mismos goleadores, Rabiot y Greenwood, entre ellos, el Olympique de Marsella se clasificó holgadamente a los dieciseisavos de la Copa de Francia después de doblegar holgadamente, 0-4, a un inofensivo Saint-Étienne, a la espera de su nuevo entrenador, Horneland, y diezmado desde el primer tiempo por la absurda expulsión de Sissoko. El conjunto marsellés cierra un año rocambolesco con un proyecto asentado e instruido por la filosofía del brillante Roberto de Zerbi.
El partido murió prácticamente en la primera mitad, después de la expulsión de Sissoko, que se enzarzó con Balerdi y, sin balón de por medio, se lo quitó de encima con un gesto brusco. Aunque el colegiado estaba de espaldas, avisado por sus asistentes, no dudó ni un instante para expulsar al delantero del Saint-Étienne, hundido en la Ligue 1 y sin competir en los primeros 45 minutos.
No tuvo ni tiempo el Saint-Étienne para digerir la roja de Sissoko. En la jugada inmediatamente posterior a la expulsión, Greenwood, que necesita entre poco y nada para armar su disparo, puso el 0-1 en el marcador. El Marsella, que ya estaba siendo superior en igualdad numérica, subyugó a su rival hasta el pitido del árbitro.
Y todavía hubo tiempo, antes de la pausa, para que Rabiot, con la derecha, embocara a la red un córner. El mediocentro se ha convertido, en apenas tres meses, en el jugador más importante del sistema de De Zerbi, generando ventajas continuamente y abarcando mucho campo. El 0-2, fiel reflejo de la superioridad marsellesa, hundió todavía más a un inoperante Saint-Étienne.
Jugar contra un rival con diez propicia que la relajación aumente. El Marsella se relajó ostensiblemente y le dio media vida al Saint-Étienne, que perdonó dos oportunidades flagrantes, una tras un corte milagroso de Balerdi, y decidió, impotente, rendirse. Aprovechando su fragilidad defensiva, un cuadro en todo el encuentro, Luis Henrique le puso la puntilla a Les Verts, en una segunda jugada que no pudo defender peor el conjunto del Ródano. Hojbjerg, al final, marcó el 0-4 definitivo y el Marsella cerró el año en grande.
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