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ITALIA | FRANCESCO COCO

Francesco Coco: “Capello me dijo ‘si te conviertes en profesional, me corto un testículo’”

Coco, exfutbolista de Barça, Inter o Milan ha hecho un repaso a su ilustre carrera. “Antes de jugar en el Camp Nou salí hasta las siete, cogí la mochila y fuimos a Barcelona. Todavía estaba borracho”.

Francesco Coco: “Capello me dijo ‘si te conviertes en profesional, me corto un testículo’”

Uno de los futbolistas más ilustres y carismáticos de los 2000 fue Francesco Coco. El defensa italiano colgó las botas en el Torino para cumplir su sueño frustrado de llegar a ser actor tras una trayectoria de altos quilates en la que dejó huella en Barcelona o en los dos grandes clubes de Milan. Ahora, a sus 46 años, el de Paternò (Sicilia) sigue ligado al deporte rey, pues dirige una escuela de fútbol en una localidad cercana a Nápoles y, desde allí, ha concedido una entrevista a Sofoot en la que ha hecho un repaso a su curiosa carrera cargada de anécdotas: su relación con Fabio Capello, etapa en Can Barça, su fama nocturna, posible llegada a Francia...

Vínculo con Capello: “Recuerdo uno de mis primeros entrenamientos en el Milan. Con 15 años, Capello me mandó a entrenar con el primer equipo. Al final de la sesión, preparó un partido de titulares contra los suplentes y los jóvenes. En una jugada, hice una entrada que hizo volar al atacante y Capello comenzó a silbar y a gritar: “Coco, che cazzo fai?” (Coco puta, ¿qué haces?) Yo era un niño, pero me mandó directo a la ducha. Teníamos una relación de amor y odio. Un día me llevó aparte y me dijo directamente a los ojos: “Si te vuelves profesional, me corto un testículo”. Sin embargo, un año después, fue él quien apostó por mí y me hizo profesional”.

Anécdota frente al Barcelona: “No estaba loco porque estuviera haciendo cosas especiales sino porque simplemente confiaba en mis cualidades futbolísticas, entonces supe que tenía derecho a no ser muy profesional todo el tiempo. Fueron tantos los partidos que jugué en los que no dormí la noche anterior... En el partido ante el Barcelona de Champions del año 2000, dos días antes salí hasta las siete de la mañana y simplemente me fui a casa, cogí la mochila y me lavé los dientes antes de ir a España. Todavía estaba borracho. Y, sin embargo, detrás de eso, hice uno de los mejores partidos de mi carrera. Hubo muchos momentos así. Pero por otro lado, siempre he respetado a mis compañeros y mi posición. Simplemente no estaba loco por los partidos, no era un gran profesional, porque muchas veces me decía: ‘vamos, ahora me estoy divirtiendo’”.

Vida fuera del verde: “La mayoría de mis mejores partidos los jugué sin haber dormido el día anterior. Salía con mis amigos y bebía, pero llegaba al partido con la mente despejada. Había mucha presión en los partidos y cada uno los afrontaba de manera diferente. La mía era esa”.

Fichaje por el Inter tras su paso por el Milan: “Ancelotti me llamó y me dijo que me quedase, pero le dije que sólo si venía Galliani y me lo pedía de rodillas. Obviamente no lo hizo y acepté irme al Inter. En mi cabeza pensaba ‘me voy al Inter, gano y le doy a Galliani en el culo’. En mi primer partido contra el Torino escuché un “Milanista di merda” de parte de mis propios aficionados y ahí me di cuenta que realmente hice una estupidez al firmar por el Inter. En la historia, muchos jugadores jugaron en el Milán y en el Inter, pero no tenían realmente una identidad, no estaban apegados a uno ni a otro. Yo era como Costacurta o Maldini, un milanista que creció en Milanello. Entonces fue complicado, porque nunca me perdonaron nada”.

Llegada frustrada al Saint-Étienne: “Estuve cerca de fichar, pero estaba muerto. No pasé el examen médico. Estuve allí durante tres o cuatro días y estaba todo hablado, pero cuando me hice las pruebas, el doctor y yo nos miramos (risas).... Los dos lo sabíamos. Hubiera sido una gran experiencia poder jugar allí y descubrir un nuevo idioma, cultura y país”.

Retirada: “Mi cuerpo ya no aguantaba el ritmo. Tuve una operación de espalda que no salió bien un año y medio antes del Mundial de 2006 y, después de eso, nunca volví a ser quién era. Extraño la adrenalina, pero pensé que lo echaría más de menos.

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