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NATIONS LEAGUE

Sesko crece con el ejemplo de Oblak: Eslovenia sueña con su dúo dinámico

La pareja ofrece esperanzas a un país alejado de los grandes torneos. Oblak llevó al equipo a la Liga B, sigue en la brecha y ahora ha encontrado la ayuda de la explosión del joven que quería su camiseta.

Oblak y Sesko.

Eslovenia sonríe, también en fútbol. Hacía falta. Los éxitos de Oblak en el Atlético han sido demasiado poco para un país cuya selección no participa en una gran cita desde el Mundial de 2010. La persistencia de Oblak, con una actuación estelar en la Nations League de 2020, catapultó a su selección hasta la Liga B de la Nations League y ahí se mantiene. Lo consiguió a costa de Suecia. Otra vez el portero rojiblanco abrió el camino parando a Haaland en el partido de junio. Un empate con diez que a Eslovenia le supo a victoria. Después llegó la otra igualada con Serbia, con un gol de Sesko. El delantero del Salzburgo se ha convertido en el mejor escudero del guardameta. El país se ilusiona y sueña con este dúo. El joven de 19 años ha dado un paso al frente en el momento más necesario.

Marcó un gol frente a Haaland, el espejo donde se mira, en la remontada sobre Noruega. Después, consiguió uno de los tantos más bellos de este receso internacional en el choque contra Suecia. Un tanto que inmediatamente fue comparado con aquel de Van Basten en la final de la Eurocopa de 1988 contra la URSS. “Le conozco de verle en Youtube y de los videojuegos de fútbol, pero este gol suyo no lo había visto”, explicaba Sesko en zona mixta mientras la prensa le enseñaba el vídeo del mítico gol de Van Basten a Dassaev. Tras el partido de Noruega, Haaland y Sesko se buscaron y se intercambiaron las camisetas. Casi un reconocimiento del que viene siendo uno de sus modelos a seguir. Pero el otro lo tiene en casa. Después del choque contra Suecia, Sesko corrió a conseguir otra camiseta. Fue a buscar a Oblak, quien ya había tenido una gran actuación contra Noruega y repitió frente al otro combinado nórdico. Intercambió la prenda con su capitán en señal de admiración y de respeto. Ahora Eslovenia tiene esperanzas para dejar atrás el periodo oscuro de los últimos diez años gracias a su dúo dinámico.

En junio cambió todo. Tras la derrota contra Serbia en Belgrado por 4-1, Kek, el seleccionador amenazó con tirar la toalla. Las críticas fueron furibundas, pero Eslovenia reaccionó contra Haalland. “¡Oblak, Oblak, Oblak!”, salió gritando el ariete del City por zona mixta después de aquel 0-0. A partir de ahí. La escalada. Sesko es la ayuda que precisa un Oblak huérfano de un puntal en ataque desde que Ilicic se fuera apartando. El joven crece al lado de otro ejemplo y así lo reconoció con su gesto después del empate frente a Suecia y ese gol antológico. Humildad y trabajo es la receta que ha venido Sesko aprendiendo después de haberse convertido en el último fenómeno de la prolífica cantera deportiva eslovena. Compaginó el fútbol y el baloncesto, se convirtió en una sensación en el streetball, y ya ha firmado un traspaso al Leipzig para la próxima temporada, con los grandes europeos ya buscándole. Oblak, por su parte, ha venido dando una lección de coraje y compromiso en las últimas semanas. Apretó los dientes y aguantó el dolor como pudo de un golpe que le ha tenido renqueante, pero ha querido lo menos posible con el Atlético. Arriesgó lo que fue necesario para estar a disposición de Simeone y de su país.