Chasco con Morata

La experiencia de Morata en el Galatasaray está siendo todo lo que temía el delantero español. Los aficionados ya se preguntan si fue buena idea firmarle un contrato de un año después de los primeros tres meses en su equipo. Los registros son desesperanzadores. Ha jugado 10 partidos y solo ha marcado tres goles. Y lo peor están siendo las lesiones. Se perdió cinco partidos entre febrero y marzo y este martes se quedó fuera de la convocatoria para jugar en Konya las semifinales de la Copa por molestias en la ingle.

De todas las maneras, su técnico, Okan Buruk, tampoco parece que le echará mucho de menos. Morata había sido suplente en los tres partidos anteriores, saliendo en los minutos 86, 73 y 67. Su entrenador esperaba poder mantener su sistema de dos delanteros con el español supliendo a Icardi, lesionado de gravedad en diciembre. Pero Morata ha sido una completa decepción.

El seguido comentarista Ugur Karakullukçu comentó antes del partido de este miércoles que Morata tampoco está demasiado a gusto en Estambul. “Tiene intención de irse en verano. Le encanta el Galatasaray, pero no cree que vaya a tener los minutos que quiere. Y no es un chico que solo mire por el dinero aunque no juegue”, comentó Karakullukçu.

La operación de Morata fue bastante compleja. El Galatasaray llegó a un acuerdo de cesión con el Milan hasta enero de 2026, y a partir de entonces, el club turco tiene distintas posibilidades para ampliar su vinculación. Pero eso, que también, no es lo más preocupante. El caso es que Morata tiene firmado un salario de seis millones de euros al año y cobrará lo mismo, en caso de que se quede, en los próximos tres años. Un precio demasiado alto para un delantero de 3 goles 581 minutos.

Lo peor para Morata es que, además, su competencia directa sí está rindiendo. Desde que el español está en Turquía, Osimhen, el delantero referencia del equipo, ha marcado trece goles en estos tres meses. Las comparaciones son odiosas y mientras que las gradas del Ali Sami Yen ven en el nigeriano a su delantero determinante, el español está pasando desapercibido y muy por debajo de las altas expectativas que se crearon cuando fue recibido como una estrella en la capital turca.

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