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UNIÓN ADARVE - LINARES

Un nómada en la Copa

El Unión Adarve recibe al Linares en el Román Valero, el sexto estadio en el que los rojinegros jugarán como locales en los últimos tres años y medio. “Estamos contentos con el escenario del partido”.

Los jugadores del Unión Adarve celebran un gol en el Vicente del Bosque en el Adarve-Coria de Segunda Federación 2022-2023.
Álex Mosteiro / AD Unión Adarve

Lo que para un puñado equipos va a ser algo extraordinario, tener que buscar un campo de emergencia distinto a su hogar habitual para jugar esta primera ronda de la Copa del Rey, para el Unión Adarve parece haberse convertido en una costumbre recurrente. El 19 de mayo de 2019, en su último partido en la antigua Segunda B, los rojinegros recibían a la Ponferradina en el García de la Mata. Desde entonces, ya en un ‘destierro’, los del madrileño Barrio del Pilar han tenido otras cuatro casas. El Román Valero, donde este domingo recibe al Linares en la primera Copa del Rey, será el sexto estadio en tres años y medio en el que juegue como local el Adarve, un joven equipo del madrileño Barrio del Pilar con apenas 30 años de historia.

Los requisitos que exige la RFEF para acoger partidos de la Copa del Rey han llevado al Adarve lejos del Vicente del Bosque, al pie de las cinco torres que ocupan los terrenos de la antigua ciudad deportiva del Real Madrid. Allí lleva asentado desde 2016 y la temporada pasada recibió al Lugo, de Segunda, al que llevó a los penaltis. Pero este año la Federación no ha dado el visto bueno esta temporada al recinto alegando deficiencias en los accesos del público y en las condiciones para la retransmisión televisiva (aunque el encuentro no se dará por ningún canal ni plataforma). “Su argumento es que el año pasado dejaron a última hora y no había tiempo para buscar otra solución”, explica a AS Carlos González Bellette, director general del club.

El equipo jugará su eliminatoria del torneo del KO en el Román Valero. Un recinto histórico de la capital, donde juega sus partidos el Colonia Moscardó, que en la 1970-71 militó en Segunda División. “Dentro de que nos tengamos que cambiar, estamos contentos de que el escenario donde vamos a disputar el partido es ideal”, afirma Carlos González. “Para un equipo como el Unión Adarve, que tiene identidad con el barrio, duele tener que salir para jugar una competición que nos hace muchísima ilusión y que la temporada pasada se ganó a pulso”, lamenta por su parte Manu González, entrenador del equipo.

En Usera les espera un campo de césped artificial recién instalado, con unas dimensiones mayores (105 por 67 metros) que las del Del Bosque (99 por 63). “Es mucho más largo, más ancho… Cambia la película, obviamente. Pero no creo que nos venga mal tampoco. Hemos hecho buenos partidos en campos grandes, somos un equipo capaz de tener el balón, quitar la pelota al rival y llevar la iniciativa y vamos a intentar que sea como jugar en casa”, argumenta el técnico rojinegro.

‘Emigrar’ para crecer

“Ojalá pudiéramos tener un campo propio, jugar ahí durante muchos años y no tener que irnos a jugar al Román Valero”, dice Alberto Miñambres, capitán del Adarve, que ha vivido todos esos cambios. Llegó al equipo en 2016, coincidiendo con la mudanza del equipo al Vicente del Bosque. Un campo que desde aquel momento, aunque con interrupciones, se ha convertido en su casa, aunque tampoco es su genuino hogar. El club tiene su sede en el campo de Vereda de Ganapanes, donde juega toda su cantera. Pero las peculiares dimensiones de su terreno de juego (105 por 56) y la ambición de un entrenador, le hicieron trasladarse, todavía dentro del Barrio del Pilar, al Del Bosque.

El Vicente del Bosque con las cinco torres al fondo, durante el Adarve-Alcobendas Sport de Tercera División disputado en diciembre de 2019.
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El Vicente del Bosque con las cinco torres al fondo, durante el Adarve-Alcobendas Sport de Tercera División disputado en diciembre de 2019.PEPE ANDRESDIARIO AS

“En Ganapanes teníamos unas características de campo particulares que nos daba una ventaja como locales. Pero nos limitaba el crecimiento. Yo no imaginaba al Adarve jugando en Segunda B en un campo así y desde el primer año que llegué esta ilusionado con subir a Segunda B”, recuerda Víctor Cea al hablar de aquella decisión, que tuvo un efecto inmediato: el Adarve logró su histórico ascenso esa misma temporada. Y su primera clasificación para la Copa del Rey.

La peregrinación final

El Del Bosque sin embargo, también tenía sus precariedades. Inserto en un polideportivo municipal, en aquel momento el campo no estaba separado del resto de la instalación, tampoco contaba con un acceso diferenciado para el público que acudía a los partidos y el césped estaba muy deteriorado, unas carencias ya subsanadas a día de hoy. El Adarve jugó en el Del Bosque en su temporada de debut en Segunda B y logró la permanencia, pero en su segunda temporada en Segunda B (2018-19) se mudó de nuevo, esta vez al campo federativo García de la Mata, ya lejos del barrio.

El Unión Adarve-Castilla de Segunda B disputado en el García de la Mata en septiembre de 2018.
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El Unión Adarve-Castilla de Segunda B disputado en el García de la Mata en septiembre de 2018.JUAN AGUADODIARIO AS

El Adarve perdió la categoría en una temporada convulsa y el descenso acarreó la vuelta al barrio, no sin una parada intermedia. Las obras para cambiar el césped del Vicente del Bosque le obligaron en su regreso a Tercera (2019-20) a jugar su primer partido como local en Dehesa de Moratalaz. La temporada siguiente (2020-21) los estragos de Filomena le obligaron a buscar refugio dos partidos: uno en Matapiñonera y otro, cinco años después, en Ganapanes, su genuina casa. Su tercera participación en la Copa del Rey (en las dos anteriores cayó eliminado en la tanda de penaltis) lleva ahora al Adarve al Román Valero, la sexta parada de su periplo estadio por estadio los últimos tres años y medio.