Osasuna, el rey de las prórrogas en Copa
En los últimos ocho encuentros de esta competición que han disputado, incluida la final del año pasado, en cinco han ido a la prórroga.
Por segunda vez en su historia, Osasuna disputó el año pasado la final de la Copa del Rey, en la que cayeron por 2-1 ante el Real Madrid. Para llegar a ella, disputaron un total de seis encuentros y en cuatro de ellos llegaron a la prórroga.
El conjunto de Arrasate comenzó su camino midiéndose al Fuentes, partido que solventaron con facilidad. En dieciseisavos de final les tocó medirse al Nastic en el campo de los catalanes y tras llegar a los minutos reglamentarios empatando a uno, en el 119, Pablo Ibáñez deshacía el empate permitiendo a los navarros clasificarse para octavos de final.
Les tocó en suerte medirse al Betis, en tierras andaluzas. Tras llegar al minuto 90 empatados a uno, de nuevo los rojillos se vieron en la prórroga, en el minuto 103, Sabaly deshacía el empate, pero en el 106, Rubén García ponía de nuevo en tablas una eliminatoria que se decidió, a favor de los pamploneses, en los penaltis.
En cuartos de final Osasuna quedó emparejado con el Sevilla pero en esta ocasión se jugaba en El Sadar. De nuevo la eliminatoria se resolvió en la prórroga. Había que deshacer el empate a uno y lo logró Abde en el minuto 99.
En semifinales los de Arrasate se la jugaban con el Athletic, a doble partido. El encuentro de ida se disputó en El Sadar. Abde daba la victoria por la mínima, a los navarros. Pero quedaban 90 minutos más, al menos, por delante. En San Mamés, Iñaki Williams adelantaba a los bilbaínos, resultado que, de nuevo, llevaba a los rojillos a la prórroga. En el ya famoso minuto 116, un gol de Pablo Ibáñez daba a su equipo el pase a la final.
Esta temporada, Osasuna no ha disputado Copa hasta dieciseisavos, cuando le tocó medirse al Castellón y, de nuevo, la eliminatoria se resolvió en la prórroga, con un tanto de Arnaiz en el minuto 108.
Los rojillos reciben el miércoles, en octavos de Copa,a la Real. Los donostiarras deberían tener en cuenta que se miden al rey de las prórrogas, de las que siempre salen airosos.