Altercado entre aficionados y la Ertaintza; tres policías, heridos

La fiesta de San Mamés tornó en tensión. Cuando el autobús del Athletic llegaba al estadio, varios aficionados radicales del conjunto vasco con bengalas rompieron el vallado que les contenía, fallando así el protocolo de seguridad, según informó Movistar Plus+. Tras ello, tiraron piedras y fueron avanzando metros contra la Ertaintza, que se tuvo que resguardar dentro del estadio. Hay tres ertzainas heridos con cortes provocados por el lanzamiento de botellas, según informó Carrusel Deportivo.

En ese momento, los más radicales empezaron a golpear la valla de acceso al estadio de manera violenta, mientras que la policía autonómica se resguardaba detrás de ella junto a los medios de comunicación, que también se vieron afectados por los sucesos. La campaña campal continuaba, con lanzamientos de objetos.

Estos incidentes retrasaron la llegada del autobús del Atlético de Madrid, que minutos después conseguía acceder a San Mamés. La entrada de los aficionados también se vio afectada, ya que la Policía tuvo que cargar para facilitar el acceso. Progresivamente, la Ertzaintza fue disolviendo los incidentes y se recobró la normalidad.

El presidente del Athletic, Jon Uriarte, condenó lo sucedido: “Lamentablemente entre las multitudes se suelen esconder gente que no le gusta el fútbol y que no son aficionados del fútbol ni de nada. Son personas a las que les da igual todo y no respetan nada. En el Athletic Club estamos en contra de todo eso”.

Tomás Reñones, ‘team manager’ del primer equipo del Atlético de Madrid, afirmó tras el partido que “la organización de la llegada del club al estadio” antes del encuentro fue “tremendamente negativa”. “Tenemos el hotel a 5 minutos y hemos estado veinte o veintitantos minutos dando vueltas por Bilbao. No sabemos por qué exactamente”, añadió en declaraciones a Movistar.

Unas horas antes del encuentro, la Ertzaintza interceptó un autobús de ultras del Atlético. Además, un aficionado colchonero está hospitalizado después de que un grupo de radicales entrara en un restaurante donde cenaban seguidores del conjunto local. El seguidor tiene una brecha en la cabeza y otra en el rostro.