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El cabezazo de Miranda. El gol de Futre a Buyo. Todo eso estaba en esa bola de Julen Guerrero en la FEF. Son unos cuartos pero como si de una final se tratara. Para los rojiblancos lo es. El partido del año. Un derbi en la Copa. El Real Madrid de enero en frente. Un lugar en la semifinal está en juego. Y los rojiblancos lo quieren. Para los rojiblancos no hay otra. Sin Europa, con paso irregular en LaLiga, con más días que no que días que sí, se abrazan a este torneo como el sediento al vaso de agua en el desierto. Simeone desde el principio ha seguido un camino: los mejores, siempre a jugar, los mejores, para ganar. No ha habido minutos para Grbic, siete mundialistas jugaron en Soria, ante el Almazán, un rival cuatro categorías por debajo. Como para no mirar ahora de frente al Madrid. Ambos tienen heridas.

Ninguno esta bien, ni el Madrid ni el Atleti, pero este es un partido distinto. Este es un partido en los márgenes. Que no hay cansancio ni barrigas llenas ni piernas cansadas. Este es un derbi en el que solo se puede vivir o morir. Un partido en el que ganar será algo más que ganar. Si la eliminación de la Champions, y la Europa League, en la frase grupos ha sido El Grito de Munch para los rojiblancos, enredando los pies en las las dudas, ganarle al Madrid puede ser como aquello del Mono Burgos saliendo de la alcantarilla: “Ya estamos aquí”. Ya estamos aquí y nunca nos vamos. No será fácil, contra el Madrid nunca lo es. La estadística ahí aparece (como rápido enseñan desde @atletico_stats_): tan solo dos victorias en Copa, dos victoria de 21 partidos jugados allí. Pero qué dos. Esas victorias siempre significaron título copero. 1992, 2013.

Como en la boca de Futre siempre está ese balón a la escuadra de Buyo. Hace unos días que Miranda anunciaba su retirada del fútbol aunque haya un momento que jamás podrá irse, que siempre está ahí, en la cabeza de un colchonero. Ese testarazo en la prórroga de la última final en el Bernabéu. Después Koke sembró su bandera en el círculo central. La del Atleti. Volver a hacerlo, en Copa, puede ser la venda que este equipo necesita para dejar atrás tantos miedos, dudas, fantasmas. La última vez que se encontraron en esta competición era 2015, Torres acababa de volver y fueron los rojiblancos quienes hicieron hincar la rodilla en el verde. En el camino ya han vencido a un dragón que en realidad eran dos, el Levante y el Ciutat de Valencia. La próxima semana van a por el siguiente, este Madrid. Los rojiblancos solo piensan en alcanzar las semifinales.