El once de la resistencia
El Barça intentará sobrevivir a las bajas con un equipo basado en el esfuerzo defensivo, los chispazos de Raphinha y la jerarquía de Lewandowski. Pero Xavi no quiere regalar el balón como en la ida, cuando el Barça sólo tuvo un 35% de la posesión.
Xavi es consciente hace días de que si el Barça quiere estar en la final de Copa, no lo va a poder hacer por el camino de la excelencia en el juego. Muy al contrario, la clave será la resistencia. Las bajas de Christensen, Pedri, De Jong y Dembélé pesan mucho, sobre todo en asuntos de creatividad. El Barça pierde mucha generación de juego, así que por ese camino será difícil defender el 0-1. Esta vez, tocará ponerse el mono de trabajo, reforzar los conceptos defensivos que están acompañando su espectacular Liga, saber elegir los momentos para atacar como en esa acción que le dio el 2-1 de Kessié en el partido de Liga; y confiar en los chispazos de Raphinha y la jerarquía de Lewandowski.
En el cuerpo técnico del Barça nadie quiere, y el Camp Nou tampoco lo permite, un equipo que juegue tan atrás como en el Bernabéu, encerrado en su área, y que llegue apenas al 35% de posesión. El Barça no podrá vivir colgado del larguero de la portería de Ter Stegen. Pero Xavi tampoco quiere que sus futbolistas jueguen por encima de su nivel real de posibilidades. Es un partido de corazón, pero también de cabeza.
Por eso no habrá experimentos y, salvo sorpresa mayúscula, Xavi jugará con un once muy parecido a este: Ter Stegen; Araújo, Koundé, Marcos, Balde; Busquets, Sergi Roberto, Kessié, Gavi; Raphinha y Lewandowski. Un equipo prácticamente idéntico al que se midió al Madrid en el Bernabéu con los retoques de Sergi Roberto en lugar de Frenkie de Jong y Lewandowski por Ferran. Si se mira con prisma, un once que en el fondo tiene muchos especialistas defensivos, y no sólo los defensas. Futbolistas como Busquets y Sergi Roberto aseguran colocación y lectura del juego; y Gavi, Kessié o Raphinha son todo corazón corriendo metros hacia atrás.
No hay más cera que la que arde en el Barça y resultaría raro ver sorpresas tácticas como un tercer delantero (Ferran o Ansu), pero Xavi espera crear la atmósfera perfecta en el vestuario durante los dos días que faltan para el partido. “Me voy feliz porque esto es un equipo”, dijo después de ganar 0-4 al Elche haciendo partícipe a jugadores que, como Eric, Alba, Ansu o Ferran habían ido perdiendo protagonismo. Es uno de los grandes méritos de Xavi esta temporada, haber recuperado la química ganadora en un vestuario al que se la había puesto cara de perdedor. Y pretende mantenerla hasta final de temporada. Si algo no va a faltar el miércoles en el Barça, es actitud.
La guinda final es el público del Camp Nou. Este martes en la rueda de prensa, Xavi pedirá a la afición azulgrana que acompañe al equipo en el viaje hasta la final de La Cartuja. Sería la primera que disfruta el barcelonismo después de la pandemia. No pudo viajar con el equipo a la final de Copa de Sevilla de 2021, último título de Messi, y la Supercopa que los culés levantaron este mes de enero fue lejísimos, en Riad. Y ahora mismo, todo juega.