El Juventud Torremolinos prepara su fiesta de la Copa contra el Sevilla

El Juventud Torremolinos se prepara para uno de los partidos más importantes de su historia ante el Sevilla, el rival a quien todos querían enfrentarse (por delante incluso del Atlético de Madrid) por su indudable tirón y la posibilidad de una gran asistencia de público.

Para satisfacer la demanda de aficionados que no desean perderse este encuentro la habitual capacidad del estadio El Pozuelo ha sido aumentada en 1.500 con gradas supletorias hasta llegar a las 4.500 localidades de las que se llevan vendidas más de 2.000. El problema es que los precios de las entradas, 40, 50 y 70 euros son muy elevados por lo que no se puede garantizar que haya un lleno a reventar pero si una excelente asistencia. La gente se está animando porque el equipo está mejorando y viene de ganar a uno de los gallitos del Grupo IV de Segunda Federación, el Recreativo de Huelva, Decano del fútbol español.

Entrenado por Ibon Pérez Arrieta, el Juventud es un equipo humilde pero con un tremendo espíritu de lucha. Tiene 300 socios y su presupuesto es de 480.000 euros, uno de los más modestos de una categoría donde hay equipos muy potentes.

Su presidente es Shahram Hooshfar, un empresario iraní que lleva afincado en la Costa del Sol desde 2009. Dedicado a los negocios inmobiliarios. Hooshfar se decidió por este equipo desechando otras opciones, por las buenas posibilidades de crecimiento que ofrece. El primer paso se dio ascendiendo a Segunda Federación pese a competir con equipos de potencial e historia como Marbella, Atlético Malagueño o Real Jaén. Ahora el plan es permanecer en la cuarta categoría y seguir creciendo.

La Copa ha sido un bendito escaparate para este equipo que fue capaz de eliminar en una dramática tanda de penaltis al Huesca con dos improvisados héroes, el portero Amador que detuvo un penalti ganador a Vilarrasa y Pesca, que anotó el decisivo.

¿Por qué no se juega en La Rosaleda?

Desde el primer momento que el Torremolinos supo que su rival copero sería el Sevilla tuvo claro que su prioridad era jugar en El Pozuelo. Al fin y al cabo es una ocasión única. Pero necesitaba que la Federación Española de Fútbol (RFEF) le cotejase la idoneidad de su campo. Mientras eso ocurría se miraron otras alternativas, La Rosaleda y el Ciudad de Málaga. La primera de ellas se desestimó porque los blanquiazules exigieron un elevado porcentaje de la taquilla y una cantidad fija. Como la RFEF autorizó el Pozuelo, ya no hizo falta el plan b.