COPA DEL REY | ATLÉTICO PASO - ESPANYOL
El extraordinario club del volcán
El Atlético Paso no solo sobrevivió a la erupción de Cumbre Vieja, a punto de ser engullido por la lava, sino que logró un ascenso mágico. Y ahora alcanzará un hito histórico ante el Espanyol.
La historia del adversario del Espanyol, este martes, en la Copa del Rey no es la simple crónica de un club humilde que alcanza su partido más mediático de siempre. Que no sería poco. El Club Atlético Paso, decimotercer clasificado en el Grupo 5 de Segunda RFEF, encierra un relato que comprende desde la más absoluta de las catástrofes a la pura alegría. Y todo ello, en una cronología de apenas 15 meses. Los que han transcurrido desde el terrible incendio que asoló el municipio de El Paso, en la isla de La Palma en agosto de 2021, la erupción un mes después y durante 85 días del volcán de Cumbre Vieja, que dio la vuelta al mundo, hasta un ascenso increíble y el primer partido oficial, en 70 años de trayectoria, ante un rival de Primera División.
“Es mágico, un cuento del deporte”, resume en conversación con AS Jorge Muñoz, entrenador del Atlético Paso la temporada pasada y actual director deportivo. “Nuestro estadio está tan cerca del volcán que si llega a brotar un kilómetro más hacia nuestra zona, hoy no existiría”, afirma, muy gráficamente, evocando aquel pavor que surgió el 19 de septiembre de 2021. “Por la noche, las casas temblaban, los estruendos del volcán eran enormes, había miedo, la gente por las calles deambulaba triste… Todo eso solo pudimos sobrellevarlo haciendo lo que más nos gusta. Durante dos horas nos evadíamos entrenando y jugando. Sentir que jugábamos para la gente nos llevó a hacer cosas impensables en otro contexto, nos convertimos en un refugio emocional”, subraya.
Lo secunda, también en charla con este periódico, uno de los capitanes del equipo, el portero Luis Arellano: “Conseguimos logros extraordinarios. Pero ya no solo el equipo, sino que también el pueblo. Había gente que acababa de perder su casa y que lo que más deseaba era que llegara el domingo para ir a vernos jugar, pero encima no en nuestro campo, porque debíamos jugar fuera”. No en vano, el Municipal de El Paso se convirtió en un centro de avituallamiento. “Desde allí repartíamos comida a la gente de seguridad que estaba cerca del volcán, a personas con necesidades, o llevábamos ropa o material a donde hiciera falta. Y ya veníamos del incendio, de ayudar entonces a vaciar casas quemadas”, relata.
“Había gente que acababa de perder su casa y que lo que más deseaba era que llegara el domingo para ir a vernos jugar”
El mérito se multiplica, si cabe, ya que la catástrofe no pudo tocarles más de cerca. “Nuestro preparador físico, Aitor, y sus padres perdieron su casa. Miembros de mi familia también perdieron sus fincas”, explica Muñoz, quien añade: “Y grandes amigos y muchos conocidos, también”. “Cada día era pura incertidumbre. Las primeras semanas se vivieron con mucho miedo. Todas esas situaciones tan difíciles de afrontar nos hicieron más humanos, más grupo”, abunda Arellano. Y remacha su director deportivo: “Hemos pasado por todas las fases del duelo: incredulidad, no aceptación, rabia, aceptación y ahora estamos en la esperanza y la lucha para que la dignidad de los damnificados sea reparada por los gobiernos”.
Están convencidos en El Paso de que el espíritu de superación generado durante los 85 días que duró la actividad en el volcán Cumbre Vieja les aupó hasta un ascenso que por historia y presupuesto no les pertocaba. Pero sí por lucha. “Aunque la vida me lleve a ser entrenador en Primera División, este será para siempre el triunfo más emotivo de mi carrera y de todos los que lo vivimos”, sentencia Muñoz, quien en su día fuera segundo de Juanma Lillo en el Atlético Nacional (Colombia) y Vissel Kobe (Japón). “Ni un incendio ni un volcán pudieron con nosotros. Estamos asociados a una tragedia, pero también a la lucha contra la adversidad. Por eso somos el club del volcán”, afirma con rotundidad.
“Por todo lo sucedido, la energía fluyó a nuestro favor en los últimos partidos y conseguimos el ascenso”, confirma Arellano, quien ya advierte al Espanyol: “Con la fuerza de la gente, con el toque mágico que tiene este campo… Llevamos varias temporadas en que partidos que se habían complicado se sacan adelante. Por eso ahora tenemos la máxima ilusión que podría tener cualquier jugador del fútbol de barro por jugar contra un Espanyol. Va a ser bonito y vibrante”, indica el héroe de la anterior eliminatoria en la Copa, ante el Murcia, con tres penaltis detenidos en la tanda definitiva.
“Van a ser 11 contra 2.800. El Paso tiene esa mística, que nos convierte en un mini-Real Madrid”
Añade Muñoz que este martes, ante los pericos, “van a ser 11 contra 2.800, los que caben en nuestro estadio. El Paso tiene esa mística. La eliminatoria contra el Murcia la tuvimos perdida cinco veces, pero la gente de aquí genera situaciones de magia, que nos convierten en un mini-Real Madrid. Sabemos que obviamente tenemos menos probabilidades que el Espanyol, pero no nos vamos a rendir”, advierte.
Frente al “partido más notorio en la historia del Atlético Paso”, como apunta el director deportivo, Arellano se las verá con un Joselu Mato con quien coincidió “en un par de partidos en la selección gallega. Ya apuntaba maneras. Después nos enfrentamos cuando él estaba en el Celta B. Está contrastadísimo. Va a ser un reto bonito de asumir, juegue él, Braithwaite o quien sea. Enfrentarte a jugadores a los que admiras te da un plus de motivación para darles un susto… Cuidado con lo que pueda pasar”, lanza el guardameta de un club que se crece ante las adversidades. Si lo hicieron ante la ferocidad de un volcán, cómo no ante un Primera.