Baja de la grúa, sube a un sueño
El entrenador del Rincón, rival del Espanyol en la Copa, es gruista en el Puerto de Málaga. En la plantilla hay opositores a policía y a bombero, un ingeniero, carpintero, mozos de almacén…
Depara la Copa del Rey esas inagotables historias de equipos humildes y orgullosos de serlo. Como lo es el Club Deportivo Rincón, primer rival esta temporada del Espanyol, campeón en cuatro ocasiones del título. Ni siquiera podrá jugar en su campo el conjunto del Rincón de la Victoria, el Francisco Romero, porque no reúne las condiciones mínimas. Pero no hay mal que por bien no venga, y lo hará en La Rosaleda, donde prácticamente cabrán todos los habitantes del municipio. Y una plantilla que deberá abandonar por unas horas sus principales sustentos, que poco o nada tienen que ver con el fútbol.
Entrenador desde abril del Rincón, donde nació y también jugó, difícilmente podrá Aitor Castillo disfrutar de algún “año sembrático” como el que se tomó el curso pasado Diego Martínez, su homólogo y adversario en la eliminatoria de este sábado (21:00 horas), ya que además de dirigir al equipo de División de Honor andaluza –la sexta categoría estatal– trabaja como gruista en el Puerto de Málaga. Así que podrá remontar el río Guadalmedina, en última instancia por el Paseo Martiricos, para ocupar su lugar en el banquillo, en un día histórico.
Lejos de ser el único con una ocupación que conforma sus ingresos, más allá de la alegría del fútbol, lidera Castillo a una plantilla que bien podría representar a todos los sectores de la economía. Cuenta el Rincón con un ingeniero (Sergio), un técnico ferroviario (Óscar), dos maestros (Lasly y Gonzalo), un empresario hostelero (Pablo) y un camarero (Pepe).
También se medirá el Espanyol con futuros integrantes de fuerzas de seguridad, ya que Briales es opositor a bombero, Chechu a Guardia Civil y Sergio Molina, a Policía Nacional.
Siguiendo la ristra de actividades, tiene también el Rincón en sus filas a un gestor administrativo (Lozano), un comercial (Álvaro Gil), un carpintero de aluminio (Álvaro Vergara), dos mozos de almacén (Toni y Semi) y un repartidor de lavandería (Adal). Incluso otro entrenador, pero en este caso personal (Enri).
Y, por supuesto, varios estudiantes: Luis, Mingui, Matteo, Yerai y un Joki, portero, que fue el héroe del equipo en la eliminatoria previa, ante el Montilla, al detener un penalti y convertir otro. Ahora esperan seguir escribiendo páginas de oro, para regresar orgullosos el lunes a sus ocupaciones.