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REAL MADRID

Puntualidad británica

Tres de los seis tantos de Bellingham han llegado en los últimos nueve minutos de los partidos. Aparece (casi) siempre a tiempo. Sin sus goles, el Madrid tendría ocho puntos menos.

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Bellingham celebra junto a sus compañeros su gol al Union Berlin.
Bellingham celebra junto a sus compañeros su gol al Union Berlin.THOMAS COEXAFP

Brazos abiertos, abrazando a la grada. Una explosión de alegría cuando el reloj se quedaba sin arena y el cántaro de hierro del Union Berlin parecía ser de diamante. Un gol a tiempo y victoria. Uno más, una más. Seis y seis. Los triunfos del Real Madrid en su pleno particular y los tantos anotados por Jude Bellingham (20 años), el artista que firma ese paisaje. Una celebración por noche de promedio, pues sólo ante la Real se quedó a cero. El doblete en Almería es el contrapeso. Y una realidad que no por evidente y ya habitual pierde resonancia: el de Stourbridge (casi) siempre aparece. Y lo hace a tiempo, puntual a su cita, cuando muchos tienen los brazos a ras del suelo. El 50% de sus goles han llegado del 81′ en adelante. De la zona Cesarini a la zona Bellingham.

Aterrizado como un todocampista, Bellingham está elevando su dimensión. Ancelotti divisó en él un mediapunta a través del cual canalizar el fútbol del equipo blanco, pero Jude ha subido la apuesta. Cuando hay que tener cabeza fría y corazón caliente, cuando los partidos se ganan a mordiscos, más por decreto y vocación que por lógica, ahí está el 5, que está firmando un inicio de carrera de blanco de diez. “Ha nacido para jugar en el Real Madrid”, resumía Nacho, capitán por brazalete y espíritu, con conocimiento de causa. Ya lo sabe el Union, que había atado en corto a la bestia “durante 93 minutos y 50 segundos”, hasta que llegó un “gol con un poco de efecto ping pong”. Así lo describió Urs Fischer, con la media sonrisa de quien mastica la derrota con elegancia y resignación.

Así perforó Bellingham la portería de Ronnow.
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Así perforó Bellingham la portería de Ronnow.JESUS ALVAREZ ORIHUELADIARIO AS

Pero ni lo casual es casualidad con Bellingham. Chutó Valverde con el alma y más que tenis de mesa pareció un pinball. Y el inglés fue quien más quiso el gol, como también lo quiso en Getafe, cuando olfateó el rechace al disparo de Lucas para rascar otra victoria cuando la alarma ya anunciaba el final de clase. Dos goles de oportunista y ratón de área. En el 94′ ajustició al Union, en el 95′ al Geta. Y completa su idilio con las victorias agónicas en Balaídos, en el 81′ al Celta. En esta ocasión con un cuerpeo de especialista. Eso que se le presupone a otros y no a Bellingham, pero se está doctorando.

Seis goles, ocho puntos

El Real Madrid está haciendo funambulismo en este inicio de temporada y la red está siendo su nueva -con permiso de Vinicius- estrella. El pleno al seis no sería tal sin Jude, cuyos tantos han supuesto ocho puntos más en el casillero blanco. De hecho, solamente el primero, en San Mamés al Athletic, no fue decisivo en el puntaje. Rodrygo abrió el marcador y el internacional inglés lo cerró. Un 0-2 que habría sido victoria sin su aparición, pero no así los partidos contra el Almería (1-3, hizo doblete), Celta (0-1), Getafe (1-0) y Union (1-0). Cinco tantos en cuatro partidos que han supuesto convertir cuatro empates en triunfos. Sin los abrazos a la grada de Bellingham, el Madrid llevaría seis puntos menos en Liga y dos en Champions. Son cábalas hipotéticas, pero la hipótesis gana fuerza cuando el gol decisivo llega cuando el árbitro tiene el silbato en la boca. De un comienzo impoluto con 18 puntos de 18 posibles entre todas las competiciones, a 10 de 18. En el fútbol, entre la certeza y la duda hay solo un paso, o un gol en el momento oportuno y ahí Jude se está convirtiendo en maestro. Hasta el final... Bellingham.

“Primera experiencia de la magia de la Champions en el Bernabéu, increíble”, era el epítome de Jude en redes tras su enésimo trofeo a mejor jugador del partido. “No ha sido mi gol más bonito, quiero crear ocasiones para mi equipo y estar en el área para ser un killer, que es lo que nos va a dar los partidos, y espero que esta racha continúe”, analizaba en una zona mixta que no regatea. Porque otro de los triunfos de Bellingham es la asiduidad con la que da la cara y la celeridad con la que ha conquistado a todos: club, compañeros y afición. Ancelotti no le pone retos, tampoco él (”No tengo un objetivo. Es simplemente, jugar el siguiente partido”), pero su techo actual, los 14 tantos anotados en la temporada pasada con el Dortmund, amenaza con ser derrumbado más pronto que tarde. De momento, ya son seis abrazos de gol y la era Bellingham apenas acaba de comenzar.