Precedente Flick-Luis Enrique: 1-1 y 65% de posesión para el asturiano
El único enfrentamiento directo entre los dos mejores entrenadores del mundo actualmente terminó en empate. Luis Enrique ganó la posesión. La Alemania de Flick disparó más.


El Barça-PSG no es sólo un duelo entre alguno de los mejores jugadores del mundo, más allá de las bajas. Es una partida de ajedrez entre los dos mejores entrenadores del planeta. Al menos, para quienes hacen sus votaciones para el Trofeo Johan Cruyff que entrega France Football en el marco del Balón de Oro.
Luis Enrique y Hansi Flick se cruzan apenas por segunda vez en su carrera. Sólo han medido sus fuerzas en un partido y, curiosamente, fue en la mejor competición del mundo. En el Mundial de Qatar, el asturiano dirigía a la Selección española; y el de Heidelberg, a Alemania. El partido, correspondiente a la primera fase, se jugó en el Al Bayt Stadium. Los dos fueron fieles a sus principios. Luis Enrique, con un 4-3-3 en el que Rodri hacía de central y tres azulgranas, Busquets, Pedri y Gavi, jugaban en el centro del campo. Olmo, Ferran y Asensio, que jugó de falso nueve, formaban la delantera. Cuatro de esos jugadores están ahora a las órdenes de Flick, que también presentó el 4-2-3-1 con el que ha revolucionado al Barça. Ganó la posesión, y de largo, Luis Enrique (64-36). Sin embargo, tiró más Alemania (7-11). Un gol de Fullkrug en el minuto 83 frustró a la Selección, que estuvo mejor al inicio que al final y que ante Japón empezó a dar síntomas de caída, luego confirmadas en los octavos de final contra Marruecos.
Luis Enrique habló de Flick como una persona “cercana”. El destino los vuelve a citar tres años después en Barcelona. Pero quien hace de local, paradójicamente, es el alemán. Un partido con unos condicionantes muy emotivos para Luis Enrique, que ha admitido en varias ocasiones lo difícil que se le hizo vivir en primera persona la eliminatoria de cuartos de 2023; pero que seguramente prefiere esto a vivirlo en una final, como estuvo a punto de ocurrir la temporada pasada, cuando sólo el gol de Acerbi evitó un enfrentamiento en Múnich.
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El partido, lleno de focos de interés, también dirá mucho de sus entrenadores y de lo que protagonistas que pretendan ser. Hace un par de años, pasó a la historia la frase directa de Luis Enrique. Cuando fue preguntado sobre quién representaba mejor el ADN del Barça, si Xavi o él, fue al corazón: “Indudablemente, yo”. Los que pensaron que el asturiano tendría que comerse sus palabras al día siguiente, fracasaron. El Barça, disminuido por la lesión de Araújo, cayó por 1-4 y el PSG levantó el 2-3 de la ida en el Parque de los Príncipes. Con diez, pero también con once, se jugó a lo que quería Luis Enrique, que fue superior tácticamente a Xavi en la eliminatoria. Para su familia, que vivió el partido en la grada, no resultó sencillo. Luis Enrique es un culé de base pero, como la responsabilidad profesional (y la presión) obligaba, celebró la victoria a lo grande. Nada que haya afectado a la relación entre el barcelonismo y el entrenador. Al contrario, Luis Enrique ya ha repetido en más de una ocasión que le gustaría volver a entrenar en el Barça. Y para Laporta, que ya mandó a alguno de sus consejeros a tantear el terreno, siempre ha sido una opción prioritaria que no podría descartarse en los próximos años. De momento, sin embargo, Flick es feliz en Barcelona. Y Luis Enrique, en París. El duelo es gigantesco.
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