Mijatovic, en AS: “Hermano, estoy en el santuario, la que liamos aquí”
Pedja Mjatovic revivió por teléfono con sus amigos Fernando Sanz y Suker la noche en la que entró por la Puerta Grande en la historia del Real Madrid.
Ningún héroe puede serlo solo, y Mijatovic no es una excepción. El montenegrino guarda una relación muy especial con dos de sus compañeros de aquella noche en Ámsterdam. Fernando Sanz, el hombre que le profetizó su gol a la Juventus y del que sigue siendo vecino en Madrid, y Davor Suker. Tan inseparables eran Davor y Pedja que en el vestuario del Madrid se les llamaba ‘Zipi y Zape’. Con ambos quiso recordar su gesta en el mismo césped del Johan Cruyff Arena, aunque fuera a través del teléfono, con este periódico como testigo.
“Era una Copa de Europa muy ansiada. El principio de todo esto tan bonito que ha venido haciendo después el Madrid”
Fernando Sanz, a Mijatovic
Un ring, otro y en la línea salta una voz. “¡Hola!”, es Fernando Sanz. Mijatovic le pone en situación. “Estamos en el santuario, en la portería aquella, la que liamos, ¿eh?”. La memoria empieza a volar. “Estoy mirando al banquillo y ya te veo ahí hermano, voy hacia ti...”. Al otro lado de la línea, en Madrid, Fernando no puede evitar la risa y evocar una Champions que fue muy especial también para su padre, el fallecido expresidente blanco Lorenzo Sanz. El hombre que logró la Séptima y que posó torero en el mismo césped con la Orejona a hombros de su hijo y Seedorf. “Qué bonitos recuerdos”, dice Fernando, antes de pararse a pensar en la efeméride. “¡Madre mía, hablamos como dos abuelos cebolleta!”, continúa entre carcajadas. “Lo bueno es que han pasado 25 años, pero sigue estando tan presente para el Madrid y el madridismo. Era una Copa de Europa muy ansiada. El principio de todo esto tan bonito que ha venido haciendo después el Madrid”.
“Davor, tú me decías, ‘Por favor, duérmete ya que mañana jugamos’”
Mijatovic, a Suker
Después, turno para la conexión balcánica. Suker responde a la llamada, en la que Tomás Roncero aprovecha para recordarle una afrenta sufrida por el croata en aquellos años en el Madrid. “¡Yo me enfadé como tú el día aquel que Capello te quitó contra el Sevilla en el minuto 31!”, le dice Roncero. Suker, entre risas, le recuerda a su amigo Mijatovic cómo el montenegrino le decía una y otra vez la noche antes que iba a meter el gol de la final. “Davor, tú me decías, “Por favor, duérmete ya que mañana jugamos”, responde Pedja. “Acertaste, vaya golazo metiste”, replica su amigo, que tiene muy en mente los festejos tras la final de Ámsterdam. “Nos bebimos unos cuantos vodkas con Red Bull”, confiesa Suker. Como al madridismo al completo, aquella Séptima les dio alas...
