Lunin: misión imposible
Tras siete partidos, sigue sin conseguir dejar la portería a cero con el Real Madrid. Incluso cuando hace buenas actuaciones, acaba encajando. Olor a maldición
Y a la séptima, tampoco fue la vencida. Lunin tiene un talón de Aquiles: dejar la portería a cero con el Real Madrid. Han pasado cuatro años desde su fichaje (22 de junio de 2018); en concreto, 1.568 días... y aún no puede decir que haya dejado el marco a cero con la elástica madridista. Eterno debe; misión imposible. Y lo más frustrante, a nivel personal, es que no se le pueden acusar grandes errores. Esta temporada, sin ir más lejos, ha jugado dos partidos: Osasuna y Shakhtar. Ante los rojillos parecía tenerlo todo controlado, hasta que Kike García se inventó, de espaldas, un cabezazo a la escuadra. Ni Ancelotti dio crédito: “Creo que hemos defendido bien, pero marcan con un centro desde el centro del campo y un remate que...”. Y ante el Shakhtar, Zubkov se sacó de la manga una volea en caída ante la que no pudo hacer nada.
Dos partidos, dos goles. Y ya van siete con el Real Madrid: su debut fue en Alcoy, la noche en la que el Madrid cayó eliminado y sonrojado en la prórroga (2-1); le marcaron Solbes y Juanan. No volvió a jugar más en toda la temporada. Y regresó la siguiente, enfundándose los guantes en el mismo escenario y la misma competición, pero esta vez para cobrarse la venganza, aunque encajando un zarpazo de Dani Vega (1-3); también participó en la siguiente ronda, una eliminatoria de infarto ante en Elche (1-2). Aquella vez el obús de Verdú tocó en la barrera (Ceballos) y se fue a la red. Y en Liga, se estrenó la temporada pasada jugando tanto en el Metropolitano (1-0; Carrasco) como en Cádiz (1-1; Rubén Sobrino). Dos tazas más de la misma amargura. Ha disputado 690 minutos con el Madrid y encajado ocho goles (uno cada 86′).
Getafe...
Ahora le llega el derbi. Courtois continúa recuperándose de una inflamación del sacro. Tal y como han explicado fuentes médicas a este periódico, se trata de una inflamación en la conexión entre parte baja de la columna vertebral y la pelvis. El dolor, que puede llegar a ser muy agudo -en el caso de Courtois no es especialmente grave, aunque sí incómodo-, se suele concentrar en la zona mencionada, pero puede llegar a extenderse hasta las piernas. El club asegura que el Clásico no corre peligro para el belga, pero es seguro que no estará este sábado en el Colisem. Tendrá Lunin su octava oportunidad para dejar la portería a cero. Una nueva bala para romper el maleficio.