Real Madrid | Martín Vázquez

“Llamaban a casa, decían que iban a secuestrar a mi hija... me asusté”

Rafa Martín Vázquez (59 años), mito del Real Madrid (342 partidos, 47 goles) y del fútbol español, relata la montaña rusa que vivió en dos años, del 90 al 92, cuando salió del club de su vida (a Torino y Marsella) para luego volver. “Da para escribir un libro”, afirma.

“Llamaban a casa, decían que iban a secuestrar a mi hija... me asusté”
Marco Ruiz
Nació en Granada en 1977. Licenciado por la Universidad Europea, entró en AS en 1999, por tanto, es canterano y ‘one club man’. Tras hacer la información del Atlético dos años pasó a formar parte de la sección del Real Madrid, de la que ahora es su Redactor Jefe. Cubrió la Eurocopa de 2008, tres Mundiales de Clubes y una final de Champions.
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Como diría aquel, Rafa Martín Vázquez está para jugar. Fino y joven. Pero ahora, más que jugador, se siente entrenador. Aún recuerda con cariño su etapa como técnico del Extremadura y no rechaza la idea de volverse a sentarse en un banquillo si llega una oportunidad. Aquel periodo de tiempo desde que se fue del Madrid hasta que Mendoza lo volvió a reclutar (de 1990 a 1992) fue una auténtica montaña rusa de emociones. Como él dice, “para escribir un libro”. Ha sido el Marsella, en el que jugó unos meses tras ir como estrella europea al Torino, el que le ha invitado hoy al palco. Dejó mucha huella en poco tiempo.

¿Cómo vivió aquel tiempo de 1990 a 1992?

Las circunstancias a veces marcan la manera en la que tomas las decisiones. Pero sí, pasaron muchas cosas. Aunque antes, también pasaron.

¿Antes?

En 1987, en mi primera renovación, aparecieron Atlético y Barça.

Un cambio de vida.

Yo siempre tuve claro que quería triunfar en el Madrid. Y al final se dieron varias circunstancias para que pudiera quedarme. Primero, la hepatitis de Valdano. Y luego el pisotón de Juanito a Matthaus y su sanción. Eso me abrió un poco la puerta, porque hasta ese momento no había entrado claramente en el equipo y yo, con esa edad, lo que quería era jugar, claro.

¿Lo del Atlético era serio?

Y tanto. Yo creo que Jesús Gil quería que yo fuera lo que luego fue Futre.

¿Y el Barça?

Me llamó Terry Venables, que era el entrenador, el mismo día que renové con el Madrid. ¡El mismo día!

Tres años después, en 1990, afronta su segunda renovación… ¿Por qué se torció la cosa?

A día de hoy aún no lo sé. Fui con mi padre al despacho de Mendoza a hablar para cerrar todo. Era noviembre, casi a principio de temporada. Y cuando llevamos un rato hablando y llegamos a un acuerdo en cuanto a duración de contrato y sueldo, tocan a la puerta. “Don Ramón, tiene usted una llamada”.

¿Qué pasó?

Tardaría un par de minutos. Y cuando entró en el despacho otra vez es como si le hubieran lavado el cerebro. Había cambiado totalmente su personalidad. Entró muy alterado, y sin dejarnos hablar dice: “Oye, de lo que hemos hablado, nada de nada, ¿eh?”.

Un misterio.

Y si habíamos acordado cinco, quería dejarlo en dos. ¡Una locura! Y todavía me acuerdo. Dijo: “Si lo quieres, bien, y si no, ahí tienes la puerta”.

¿Qué hizo usted?

Mi padre, con un instinto protector lógico, se levantó de la silla. Le tuve que decir: “Tranquilo papá, tranquilo”. Intenté que el presi respetara lo que acabábamos de hablar… pero no hubo nada que hacer.

¿Qué cree que pudo pasar?

No lo sé. Alguien, no sé quién, le tuvo que decir algo. El caso es que al salir mi padre me dijo: “Rafa, mira lo que te valoran aquí…”.

¿Y no será que llegó una oferta por usted?

¡No había nada de nada, si lo del Torino fue después!

“Llamaban a casa, decían que iban a secuestrar a mi hija... me asusté”
11/09/25 ENTREVISTA AL EXFUTBOLISTA MARTIN VAZQUEZAITOR MARTIN

¿Cómo pudo pasar el resto de la temporada?

Pues fue mi mejor curso en el Madrid. Marqué 14 goles en aquella temporada de los 107 de Toshack. El interés del Torino nace ya en febrero. Y luego salió otro equipo, que no diré el nombre, que me ofrecía el doble. Pero yo ya había dado mi palabra. Y eso es sagrado.

¿El Madrid no quiso reconducir la situación?

A partir de ahí, como había relación de los Ultras Sur con el club, me cantaban ciertas cosas en el estadio. Era una presión muy grande. Fue duro. Pero me salió una gran temporada porque a nivel personal estaba muy bien, fue cuando conocí a mi mujer, y en el campo Toshack me dio mucha libertad para ir arriba.

¿Le costó mucho tomar la decisión de irse?

Mucho. Pero es que en ningún momento, después de aquello con Mendoza, me volvió el Madrid a llamar. Para mí, dejar el Madrid en el mejor momento de mi carrera fue muy duro, claro.

¿No le estimulaba ir al Calcio, que entonces era la mejor liga?

Sí, sí, claro. Y era una novedad, antes sólo habían salido Víctor Muñoz a la Sampdoria y Gallego al Udinese. Pero ellos fueron allí veteranos, yo en mi esplendor, con 24 años.

¿Cómo le fue en Turín?

Sólo estuve dos años e incluso hoy me llegan muestras de cariño. Dejé mucha huella. Fue una época dorada. Era un equipo que acababa de subir de Segunda y ganamos la Intertoto. Y fuimos terceros o cuartos en liga, nos metimos en UEFA... Y a la temporada siguiente eliminamos al Madrid y llegamos a la final, que menuda pena, perdimos con el Ajax. Así que tengo grandes recuerdos, claro.

¿Por qué se fue si le quedaba un año de contrato?

Se fueron torciendo las cosas con el entrenador, y con Luciano Moggi, el secretario técnico, que había llegado de Nápoles… Entonces podía haber cuatro extranjeros en plantilla y jugaban tres. Decidieron mantener a Casagrande y a Scifo, a mí… y ficharon al uruguayo Aguilera. Y creo que querían liberar otra plaza. Y forzaron.

¿Y por qué fue el Marsella?

El Marsella ya andaba detrás de mí desde mi primera temporada en Turín. Al terminar ese primer curso, en el verano del 91, estábamos haciendo la pretemporada y me llaman del club. “Oye, bájate con el doctor en coche a Pisa”, que estábamos cerca de allí concentrados. “Queremos hablar contigo, el Marsella está interesado…”. Y vamos para allá y veo que llegamos al aeropuerto y metemos el coche directamente a pie de pista, donde los vuelos privados. Me subo a un avión y había tres personas, Bernés, que era el director general, un representante belga que era el que le hacía al Marsella todo, y otra persona que no conocía. Y me dicen que me quieren, que firme, que tal y que cual…

¿Qué contestó?

Se lo agradecí mucho pero dije que no, que en el Torino me iba espectacular y que además mi familia se había adaptado a la perfección.

¿Qué pasó después?

Hicimos otra vez una gran temporada, pero yo empecé a tener problemas con el entrenador. La relación se volvió tensa. Y estando en la siguiente pretemporada me vuelven a llamar a filas, esta vez en Turín. Me dicen que el Marsella me quería otra vez. Y yo lo vi claro, no me quedaba otra. Además, me acababa de casar y tenía un problema gordo porque mi suegra se puso enferma de gravedad. No quería problemas. Y terminé firmando tres años con ellos.

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11/09/25 ENTREVISTA AL EXFUTBOLISTA MARTIN VAZQUEZAITOR MARTIN

¿Cómo fue su aterrizaje en el equipo francés?

Pues llegué un 7 de agosto y el 8 arrancaba la liga. El entrenador era Luis Fernández, pero otro distinto al que todos conocemos, también de origen español. El partido era con el Lens. Empezamos perdiendo. Y en el descanso me dice que salga. Hay una falta, la tiro, la meto. Después hay otra falta en el otro lado. La tiro, la vuelvo a meter… Y el árbitro lo anula por falta previa.

El debut soñado.

Espere, espere… Luego, llegando al final con el 1-1, meto un pase en profundidad, dejo a un compañero en ventaja y hay penalti. Lo tira Rudi Völler, que había llegado conmigo, él de la Roma. Lo mete. Al día siguiente, pelotazo en la prensa. El “español Martín Vázquez” en todos los medios. Una pasada.

¿Qué equipo tenía el Marsella?

Un equipazo. Estaba Deschamps, Desailly que le habían firmado del nantes, Bolí, Amorós, Anglomá, Barthez, que era el portero reserva porque estaba empezando, Alen Boksic, que luego se fue a la Lazio y era un delanterazo, Völler… Tremendo.

¿Y a usted le fue bien?

Era la última temporada de la Copa de Europa. Luego vino la Champions. Jugamos la primera eliminatoria con el Glentoran y ganamos fácil. Yo marqué dos o tres goles… El arranque fue espectacular. Pero pasó un mes y de la noche a la mañana empiezo a ver al entrenador más distante. Y llega un momento en el que me dice el técnico: “Oye, que mañana va a venir al entreno Bernés, que quiere hablar contigo el club”.

Huele mal.

Y en el vestuario, en la sala del entrenador, el técnico, Bernés y otra persona me vienen a decir que no era yo el jugador que pensaban. Excusas. “¡No me podéis decir que no soy el jugador que queréis cuando lleváis un año entero detrás de mí y que me queréis firmar! ¿Ahora que he venido, el equipo gana y yo meto goles?”.

Increíble.

Poco después ya me llamó a mi casa el representante belga que trabajaba con el Marsella para decirme que querían que me fuera porque el Madrid me quería fichar y había una oferta muy importante.

¿Y la había?

Yo no tenía constancia. Había dicho yo que no volvería mientras Mendoza fuera presidente. Y quería aprender francés, triunfar también en Francia…

Y dijo que no.

Eso es. Pero las cosas se fueron complicando en lo personal porque mi suegra empeoró. Y cada vez me llegaba más runrún desde Madrid. Hasta que me contactaron.

¿Cuando se fue pensó que volvería, y más aún sólo dos años después?

Nunca, de verdad.

¿Y le hizo feliz?

Muy feliz, pero también es verdad que, como le digo, son las circunstancias las que me llevaron a volver. Como se suele decir, no me quedaron más cojones.

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11/09/25 ENTREVISTA AL EXFUTBOLISTA MARTIN VAZQUEZAITOR MARTIN

Entiendo…

Es que la cosa fue a peor en Francia. Un día, estando en el hotel de concentración para jugar en casa ante el Mónaco, me subo en el autobús, me siento pegado a la ventanilla y veo que sube Bernard Tapie, el presidente. Va saludando a todos y cuando llega a mi altura se me sienta al lado. “Me han dicho que no se quiere usted marchar”.

Qué mal trago…

“No presi, yo soy muy feliz aquí…”. Y a la tercera que le dije que no, sólo le faltó el sombrerito de Al Capone: “Creo que no me has entendido bien. Si no te vas, te arruino la carrera. Jugarás con el equipo de Tercera”. Se jugó el partido, yo no salí ni un minuto y cuando llegué a casa le dije a mi mujer: “Tenemos que hacer las maletas”. En fin, eso coincidió con lo de mi suegra, y no me vino mal volver.

¿Era un dirigente duro aquel Tapie?

Recuerdo que una vez estábamos jugando mal en casa y en el descanso bajó al vestuario. Estábamos allí, todos sentados, y el técnico se va a la pizarra y se pone a explicar… No tardó ni un segundo en levantarse Tapie, le dijo de malas maneras que se sentara, cogió la tiza y se puso él a organizar al equipo. Esa era su personalidad.

¿Cómo fue su regreso al Real Madrid?

No fue el esperado. Con los compañeros muy bien, pero había un sector de la afición que no estaba conmigo. Fue un año muy difícil para mí. Terminaba de entrenar y me esperaban para insultarme. Con Benito Floro había veces que después del partido, con el estadio vacío, entrenábamos allí mismo y la gente se quedaba para pitarme y decirme cosas, con lo que resuenan los gritos en una situación así. Recibí amenazas…

¿Amenazas?

Llamaban de noche a casa. Yo tenía ya a mi hija la mayor. Y me decían que no me querían en el Madrid, que iban a secuestrarla. Me asusté, lo puse en manos del club y se investigó algo con Telefónica y la Policía. Porque era como si tuviera intervenido el teléfono. Muy extraño… En fin, y ahí se quedó la cosa.

Pero usted jugaba, ¿no?

Sí, sí, y el equipo iba bien. Igual es una tontería lo que digo, pero mi primer partido fue en Logroño, ganamos, y el equipo llevaba sin hacerlo fuera meses. Una locura. Y todo mejoró. Yo en el campo rendía. Ganamos la Copa del Rey ese año. Perdimos la segunda Liga en Tenerife. Pero bueno, bien...

¿Cómo vivió su segunda salida del Madrid?

Ahí el club atravesaba dificultades económicas, era un caso distinto. Puse todo en manos de mi agente de entonces, Zoran Vekic, y creo que me equivoqué. Cuando hay gente de por medio los mensajes no llegan claros. Yo dije que estaba dispuesto a bajarme la ficha a la mitad. Y me vino él después de hablar con el club, que tenía que bajármela más aún. Y fui al Depor de Toshack, una vez más, porque el Madrid nunca dio señales de que quería que me quedara. Todo muy raro.

¿Le hubiera gustado tener una despedida o un homenaje?

Mire, yo me fui del Torino de la noche a la mañana. Pero en 2006, en su Centenario, me llamaron. Lo que sentí cuando dijeron mi nombre y salí al estadio, el cariño de la gente … Fue impresionante.

¿Y el Madrid?

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Yo en el Madrid me he sentido querido. No tengo ninguna queja de ningún tipo. Mi relación con el club es buena y no añoro nada ni pido nada, Dios me libre. Pero, muchas veces, el reconocimiento de un aplauso, el afecto, no se paga con dinero.

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