Leyenda contra milagro
El Real Madrid inicia esta tarde el camino de la Decimoquinta ante un rival que hasta 2019 no había pisado la Bundesliga. Carvajal es baja por lesión y Modric, titular. Mendy entra en la lista.
Espero que me disculpen por repetirlo tantas veces, pero lo que vivimos es una locura”. Lo dice Urs Fischer, entrenador suizo de 57 años y desde hace cinco a cargo del Union Berlin, hada de cuento de hadas que esta tarde entra en la historia del Madrid. “Hace 30 años venían 700 personas al Am de Alten Försterei (estadio del equipo berlinés, ubicado en el suburbio de Köpenick, al sureste de la capital alemana) y hace 18 facturábamos 1,8 millones de euros”, recuerda Dirk Zinkler, su presidente en los últimos 18 años. Hoy el equipo debuta en Champions con un presupuesto de 100 millones y 50.000 socios, más del doble de los que caben en las gradas de su estadio.
El Union Berlin fue ejemplo de disidencia en tiempos de la Alemania Democrática. Nacido en 1906 (cambió diez veces de nombre hasta llegar, sesenta años después, al definitivo), siempre se vio en inferioridad de condiciones respecto a los equipos protegidos por el régimen. “Si alguien era aficionado al fútbol y no quería tener nada que ver con el Estado, prefería el Union Berlin a cualquier otro de la capital”, explica Zinkler. Con todo, el equipo representativo del barrio obrero de Oberschöneweide, vinculado a la industria metalúrgica, ganó la Copa de la RDA de 1968. Fue su único gran éxito hasta la llegada de Fischer.Con la caída del Muro de Berlín pasó dos grandes crisis en los noventa. Los propios aficionados colaboraron en la remodelación del estadio, todavía hoy el de menos capacidad de la Bundesliga, y recaudaron fondos a través de la donación masiva de sangre, gesto solidario que en Alemania está remunerado.
Del ascenso a la Champions
Todo cambió a partir de 2018 cuando el club decidió apostar por Urs Fischer, un excentral suizo (aún tiene el récord de apariciones en su Liga) que ni había jugado ni había entrenado nunca fuera de su país y que antes de decidirse por el banquillo había trabajado en banca. Su última experiencia había sido en el Basilea. Le entrenó dos años, ganó dos Ligas y prescindieron de él porque el equipo no jugaba lo suficientemente bien. La etiqueta de entrenador defensivo le perseguía en su país.
Todo cambió en el Union Berlin. Lo ascendió a la Bundesliga por primera vez en su historia en la temporada del debut. Le llevó a la mitad de la tabla en la segunda, a la Conference en la tercera, a la Europa League en la cuarta y a la Champions en la quinta.
Amante del senderismo alpino y de la pesca, solo entiende el cortoplacismo del partido a partido. En verano no admite otro horizonte que el de los 40 puntos que le salvan. Hasta ahora siempre se ha quedado corto. En el club se le reconoce la habilidad para mejorar extraordinariamente a los futbolistas. El delantero Kevin Behrens no debutó en la Bundesliga hasta pasado los 30 años y ahora es considerado uno de los mejores en su puesto. Lo mismo puede decirse del lateral Giesselman, que dejó el club este verano tras presentar una gran hoja de servicios. El punto fuerte de sus equipos es la defensa. Los datos lo refrendan. El Union Berlin, al que protege con tres centrales y dos laterales de largo recorrido (abandonó la zaga de cuatro pocos partidos después del ascenso), fue el equipo menos goleado de la pasada Bundesliga. Y ha hecho de su estadio una fortaleza: ningún equipo de la Liga alemana fue capaz de ganarle allí en el curso 22-23.
Vuelve Mendy
Para la Champions se ha reforzado aceptablemente. En invierno fichó al lateral derecho Juranovic y en verano al lateral izquierdo Gosens. Son las dos operaciones más caras de su historia. También han llegado Bonucci, un dinosaurio del fútbol italiano ya con 36 años, que aún no ha debutado aunque estuvo en el banquillo en los dos últimos encuentros; el central del Oporto Diogo Leite, con el que ya contó a préstamo el pasado curso, y dos delanteros notables, el veterano Volland y el marfileño cedido por el Chelsea Fofana. En la plantilla figuran trece internacionales de otras tantas selecciones, un lujo impensable hace apenas un lustro. Empezó el curso con tres victorias, una de ellas en Copa, y ahora ha enlazado dos derrotas. Al Bernabéu trae las bajas de Schäfer, Dehl y Rani Khedira, hermano del exmadridista Sami (sigue el partido en directo en As.com).
Un rival inédito, pues, para un Madrid que inicia el camino de la Decimoquinta con cambios. El primero, obligado, por la baja de Carvajal, con una lesión muscular. Su puesto lo ocupará Lucas Vázquez. Ancelotti probablemente volverá a remodelar el centro del campo, la parte mejor armada del equipo. Ayer confirmó en el once a Modric, que solo ha sido titular en uno de los cinco partidos del curso y que ante la Real únicamente jugó los últimos 28 minutos. Y también es previsible la alineación de Camavinga, que tampoco empezó ante los donostiarras. Como Bellingham es intocable, la plaza libre se la disputarían Valverde, Kroos y Tchouameni. Y en la lista entra Mendy, que se rompió en el Clásico veraniego de Dallas y aún no ha vuelto. Petición de Zidane, las lesiones han marcado su trayectoria reciente. Dos musculares sufrió la campaña pasada que le tuvieron tres meses de baja y por las que se perdió 23 encuentros. De ahí que el club repescara a Fran García, a día de hoy mejor asistente del equipo. El francés regresa cuesta arriba.