CHAMPIONS | REAL MADRID - CELTIC
La tarde de locos del Día del Padre ante el Celtic
El Madrid remontó con un 3-0 en un Santiago Bernabéu que entró en éxtasis con los goles de Santillana, Stielike y Juanito.
El Celtic fue un ilustre en los años 60. Un equipo top. Ganó la Copa de Europa en 1967. Fue la primera llamada ‘en color’, levantando la nueva Orejona al derrotar en la final al Inter de Helenio Herrera en Lisboa, 2-1, con un gol decisivo de Stevie Chalmers para gloria del equipo de Jock Stein. Pasados 13 años, el Celtic aterrizó en el Bernabéu para defender ante el Madrid de Boskov el 2-0 logrado en la ida de los cuartos de final de la Copa de Europa jugada en Glasgow. Era un Día de San José, con horario diurno (17:30h.) y televisión en directo con un dúplex en Mestalla, donde el Valencia de Di Stéfano y el Barça de Helenio Herrera jugaban su duelo de la extinta Recopa. Fue mi primer zapping televisivo y el de muchos españoles.
El Bernabéu rugía. Más de 110.000 almas blancas dibujaron un ambiente de remontada que terminó devorando a los escoceses, amedrentados ante la fortaleza y contundencia defensiva de Sabido, Goyo Benito, Pirri y Camacho (después entró Isidro) para frenar las intentonas de Lennox, Doyle y McCluskey. El Celtic resistía y su portero Latchford apenas sufría, hasta que al borde del descanso el recordado Laurie Cunningham lanzó un córner con ese exterior mágico que tenía, logrando que Santillana, desde el suelo, remachase el 1-0 de la esperanza.
Tras el descanso se desató la centrifugadora ambiental del Bernabéu (se recaudaron más de 70 millones de pesetas, récord de la época). Uli Stielike metió pronto el 2-0 con un derechazo, gol que conducía a la prórroga con un Madrid mermado y cansado físicamente. Pero el gran trabajo de Del Bosque en la medular, con Ángel de escudero infatigable, y las ratonerías de un Juanito desatado y en su salsa, concluyeron con la acción del 3-0 de la gloria a solo nueve minutos del final. Pese a su baja estatura, el genio de Fuengirola conectó un cabezazo picado y preciso que terminó por sentenciar a los ‘bisnietos’ de Braveheart.
Es icónica la celebración de Juanito con los brazos abiertos ante un cielo luminoso en la tarde madrileña, mientras llegaban noticias desde Valencia de la eliminación de los azulgrana. Felicidad total. El Madrid se metió en semifinales y aspiraba a jugar una final que iba a disputarse ese curso en Chamartín. Pero el Hamburgo de Hrubesch, Magath y Keegan frustró el sueño de conquistar la Séptima junto al Paseo de La Castellana. Aquella generación brava y corajuda no sabía que todavía habría que esperar 18 años más para conseguirlo. Pero esa tarde feliz de San José jamás la olvidaremos toda la gente de mi generación...