Ganas de venganza
El Leverkusen apeó al Atlético de Europa en su última visita al Metropolitano. No gustaron los gestos y actitudes contra Carrasco, la plantilla y la afición.

Una de las grandes emociones que tiene el fútbol es que casi siempre ofrece segundas oportunidades. O terceras, o cuartas... Cada año ofrece la opción de pelear por objetivos y, en el caso de los duelos directos, resolver cuentas pendientes. En Champions con menor medida, ya que los rivales varían año tras año, el Atlético tiene la posibilidad de sacarse una espina clavada contra el Bayer Leverkusen.
El equipo alemán le dejó fuera de la Champions 2022-23 de la forma más rocambolesca posible. Hay que remontarse tiempo atrás. Al 22 de octubre de 2022. De ganar a los alemanes, el Atlético se reenganchaba en su grupo europeo. Diaby dejaba claro que no iba a ser fácil con su gol antes de llegar al minuto 10. Carrasco empataba, Hudson-Odoi volvía a adelantar a los de Xabi Alonso y De Paul hacía las tablas en el 50 tras salir después de pasar por vestuarios. El Atlético se volcaba para no quedar fuera de la máxima competición europea sin éxito. Atacaba con todo, incluido un último córner Hasta vivir algo sin apenas precedentes.

Clément Turpin señalaba el final del partido, la decepción era total en el Metropolitano. Pero el árbitro francés se llevaba la mano a la oreja. Y una alerta aparecía en los videomarcadores. Se revisaba en el VAR una mano de Hincapié en el córner (un central que gusta mucho a la directiva colchonera). Turpin iba a verla y, como era anterior a su pitido final, decretaba penalti. Si el lanzamiento de Griezmann en Butarque en el 90 tenía algún tinte dramático, nada como aquella noche donde si Carrasco marcaba devolvía la esperanza al Atlético y hundía al Leverkusen. Pero de nuevo lo inexplicable sucedió sobre el césped.
Hradecky detenía el lanzamiento del belga, su rebote le caía a Saúl, que remataba al larguero de cabeza y el rechace de la madera iba para Reinildo, cuyo disparo buscando la red tocaba en un paralizado Carrasco, que despejaba involuntariamente. Incalificable. Irrepetible. Y, además de la incredulidad y enfado, Mitchel Bakker se abalanzaba sobre Carrasco para celebrar en su cara y reírse del belga. Chocando cuerpo con cuerpo. Varios compañeros más del Leverkusen se cebaban con el lanzador del penalti, todavía en shock y sin respuesta. Aunque el defensa ahora juega en el Lille y Carrasco en Arabia, no se olvida el ‘mal empatar’ alemán.
El Atlético perdería en la última jornada en Oporto quedando también fuera de las opciones de jugar la Europa League, último de grupo. Un fracaso que pudo cambiar con aquel penalti. El grupo se hubiese puesto patas arriba. Un único punto cosechado de seis contra el Leverkusen, muy superior en el 2-0 de su estadio. Un hueso para el Atlético. Oblak, Griezmann, Correa, Giménez, Reinildo y Witsel fueron titulares en aquella inolvidable noche de octubre. De Paul saltó desde el banquillo. Y el fútbol ofrece una nueva opción a los rojiblancos. Ganar para aspirar al top-8 de la liguilla. Dejar atrás una de las eliminaciones más traumáticas que se recuerdan. Vengar la afrenta a Carrasco. Que lo rocambolesco, en esta ocasión, caiga del lado rojiblanco.
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