El plan estaba claro pero faltó el gol
Se le atragantó Mignolet a los delanteros del Atlético como a mí los artículos de ambos partidos. Es difícil analizar dos encuentros donde has disparado 41 veces y no conseguiste ni siquiera un gol. La eficacia de nuevo condenó a los rojiblancos a seguir inmerso en esta depresión (sumemos también Leverkusen). En el Metropolitano, exceptuando los primeros 10 minutos, los del Cholo gestionaron bien el juego, involucrando a Griezmann y Correa entre líneas. Ambos superaron casi siempre a una defensa que sufría con los mediapuntas. Una y otra vez los rojiblancos mezclaban pases al espacio con balones filtrados por dentro, creando infinidad de ocasiones que no terminaron nunca de materializar.
Al plan, que estaba claro, le faltó lo más importante, el gol, ese premio que es mágico en lo deportivo y emocional, porque no ganar, viniendo de donde se viene, es una bocanada más para el globo de las dudas, que va creciendo peligrosamente. Me preocupa en el aspecto emocional que no se hayan conseguido tres resultados positivos que potencien el mensaje de Simeone. Sin ellos, de nuevo las ausencias volverán a tener mayor protagonismo que las presencias. Se vienen unas semanas donde el técnico argentino tendrá que demostrar (no tengo dudas) la personalidad que le ha llevado a ser el mejor entrenador de la historia rojiblanca. Dar con la famosa tecla es responsabilidad suya. Seguimos montados en el Dragon Khan.