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Brais es historia de la Real

Permítanme que centre la victoria histórica de la Real Sociedad en el estádio Da Luz de Lisboa en Brais Méndez. Porque se lo merece. Porque lo que está haciendo en el equipo donostiarra no está lo suficientemente valorado. Ni lo estará, me temo. Brais no es tan mediático como Kubo, pero es igual de bueno. Brais no es un canterano referencia de Zubieta como Oyarzabal, pero lo podría ser. Brais no es un fijo como Merino en la absoluta, pero debería estar. Brais es historia de la Real. Su aportación desde que llegó a San Sebastián es superlativa. Si lo medimos solamente por los goles, apunten y disfruten. Lo entenderán perfectamente. Marcó el gol para la historia en Old Trafford contra el Manchester United, marcó contra el Inter de Milán en uno de esos partidos que hacen afición en el Reale Arena, marcó en Salzburgo en un nuevo triunfo en Champions League 20 años después, y ha marcado en Benfica en una victoria que la afición realista tardará en olvidar.

Brais Mendez está entre los cinco centrocampistas más valiosos de la presente edición de la Champions League. ¡Un jugador de la Real Sociedad! Si, sí, así es. Créanselo, porque ese es Brais, y eso está logrando. Maravilloso, espectacular, impresionante… se acaban los calificativos. El gallego con alma de brasileño que forma parte con letras de otro y todo el derecho del mundo de la historia reciente de la Real en Europa. Él está haciendo brillar al equipo txuri-urdin en esta Champions. Ha marcado en los tres partidos que han jugado la Real. Pero es que no es solo goles. Es mucho más. Su actuación en el estadio Da Luz es de una lucidez sorprendente. Y lo representamos en la jugada del gol: él la empieza y él la termina. Ese es Brais, el jugador que todos que queremos tener a nuestro lado, porque es bueno sin balón, pero superlativo con él balón.

Brais representa la alegría tremenda de los 3.000 aficionados de la Real que estuvieron en las gradas del estadio Da Luz. Y el siguieron un maravilloso y omnipresente Kubo, un batallador Oyarzabal, un eléctrico Barrente, dos stoper impenetrables como Zubimendi y Merino, un Remiro que es Remuro, y una defensa que es de hierro. Esa fue la Real de Lisboa. Una Real que ganó con todas las de la ley, que dominó todos los registros del partido y que mató cuando había que hacerlo. Lo de Lisboa es historia viva de su camino por Europa. Y yo me pregunto después de esto: ¿tiene techo está Real? Disfruten que esto es muy grande.