Angustia antes del derbi

“Un punto en un campo tan duro y ante un rival tan complicado, es bueno”; palabra de Ancelotti. Y esta tarde de Arbeloa. Porque si el rival más directo de los adultos parece el Nápoles, el de los juveniles es el Braga. En la Youth, de hecho, el Nápoles lleva 0 puntos (y un -8 en goles). Esto es otro mundo y en él, la visita a Portugal era la etapa reina. El gran examen: ganar era un jaque mate, pero pescar... es un buen jaque. No está mal. Y con eso se contentó un Juvenil que no mató el pase a octavos, pero continúa teniéndolo de cara. En dos semanas recibirá al Braga en el Di Stéfano y ahí se cerrará la partida. El Madrid no jugó bien: nervioso, blando, sin colmillo. Estuvo a punto de ganar y también de perder. Tal vez por eso el empate fue lo más justo. Porque lo fue. Un punto y a seguir.

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Y es que el Juvenil está inmerso de una semana de aúpa: visita a Braga... ¡Y derbi el domingo! Dura como A Pedreira. Lo primero, porque el Braga es el otro ‘coco’ en el grupo de la Youth, donde el primero se clasifica automáticamente para los octavos y el segundo, va a una fase previa (un partido único, a cara de perro, contra un rival procedente de la fase eliminatoria; la que juegan los equipos no clasificados para la Champions de los adultos, pero que han hecho méritos deportivos). En resumen, no es recomendable quedar segundo. Pero por si fuera poco, el domingo hay derbi (12:00h, en la guarida del Atleti) y el equipo de Arbeloa está contra las cuerdas en Liga: ya ha pinchado cuatro partidos y está a 5 puntos del líder, precisamente el vecino. Semana grande, ya lo ven. De vértigo.

Arbeloa pidió proteína al Castilla para reforzar sus músculos: Manuel Ángel, Gonzalo y, sobre todo, Nico Paz viajaron con el Juvenil a tierras portuguesas. Los tres trabajaron ayer por la noche con los mayores y esta tarde reforzaron la causa de la Youth. Para el 10, fue su primera aparición en esta edición (Manuel Ángel había sido titular en los otros dos partidos y Gonzalo, en Nápoles). También jugó Iker Bravo, futbolista del Juvenil esta temporada. Nada de Castilla, de momento. El Madrid salió con un inicial 4-4-2 que permutaba en 5-3-2 en la salida de balón y hasta 3-5-2 en ataque. Arbeloa tiene tanto talento individual, que considera que lo mejor es dar libertad, en general. Que sus magos se muevan sin cadenas.

Más dureza que magia

El problema en Braga fue que el barro del partido, acrecentado por Bernard (esa borrasca que está regando la ciudad con saña), llegó hasta el mismísimo cuello. Fue un partido de Juveniles que tuvo todos los ingredientes de los adultos. Mucha dureza, muchas interrupciones, mucha intensidad. Y pocos disparos, en general. El Braga tenía claro el plan: esperar ordenado atrás, presionar a partir de campo propio y salir con valentía. Así, tuvo pocas. Pero las tuvo. Y mientras, el Madrid veía pasar los minutos sin apenas asustar. Con la posesión, pero sin el partido en sus manos. Transmitiendo la sensación de que el punto no se veía mal, que ya habría margen para dar una estocada al grupo, dentro de dos semanas, en el Di Stéfano.

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Lo más destacado de la primera parte fue un golpe durísimo sobre Nico Sánchez; tanto, que obligó al jugador a ser sustituido. Tras una falta en la línea de cal, Chissumba, lateral izquierdo del Braga, le atestó un durísimo pelotazo en la cabeza sin necesidad ni excusa. Una pasada de frenada que le costó la amarilla y dejó mareado al madridista, capaz de aguantar hasta el descanso, pero cambiado entonces. Esa tónica de marcar territorio fue el ADN del combate. Iker Bravo se las tuvo con Roger Fernandes; Manuel Ángel con el propio Chissumba y Chema Andrés, con casi todo el centro del campo rival. Fue una guerra de trincheras con muchas balas al aire... y sustazos puntuales.

San Fran González

Ejemplo de ello, como el Braga apenas inquietó a Fran González en toda la primera parte, pero justo cuando quedaban 10 segundos para el silbatazo, lo obligó a volar hacia su izquierda para impedir el 1-0. Paradón. Heroico. Por el Madrid, la más clara fue de Gonzalo, que totalmente solo dentro del área... remató con el hombro y la tiró fuera. Arbeloa, con Nico Sánchez incapaz de seguir, borró la pizarra y cambió el sistema: 3-5-2 con Chema Andrés incrustado en los centrales, Yáñez-Yusi como carrileros y arriba, Iker Bravo-Gonzalo. Los genios, al medio. Libres. No funcionó.

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Porque cambiaron los factores, pero no el producto. El partido continuó siendo exactamente igual: más nervios que tino. Choques, protestas y golpes en el pecho. Ataques que eran más corazón que cabeza. Barro, fútbol de coraje. Y en él, fue mejor el Braga, obligando a Fran González a sacar un repertorio de paradas que refuerza a quienes sostienen, con buen criterio, que en sus guantes hay un portero de enorme futuro. La más impresionante, una Casillesca a Duarte: pase de la muerte hacia el portugués y el guardián, achicando con sus 1,99 metros de altura, taponó el misil. Sacó una bota izquierda in extremis que vale oro.

Con el runrún de si un detalle desnivelaría la balanza se entró en el último cuarto de hora. Esa Zona Cesarini que siempre rompe dibujos y regala un último uy. El Braga no halló la manera de tumbar a Goliat, pero el Madrid tampoco de noquear a David. Y eso que los de Arbeloa tuvieron arrebatos inquietantes: Nico Paz, con un zurdazo desde el pico del área, tuvo el KO. Pero en general mandaron los portugueses, que rozaron la gloria con los dedos. Al final, reparto de puntos y todo abierto. El Juvenil de Arbeloa, que sigue sin ser el gigante imparable del año pasado, pesca en Portugal y ya piensa en el derbi del domingo. Media Liga en juego. Y no es un topicazo.

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