Balón de Oro, balón de todos
Rodrigo, líder de La Roja y del City, logró el máximo galardón individual para un español 64 años después de Luis Suárez; “Todavía no soy consciente”, asegura.
Por 41 votos. Esa es la diferencia de puntos que hubo entre Rodrigo y Vinicius para otorgarle el Balón de Oro al mediocentro del Manchester City, el primer español en conquistarlo en 64 años. Un éxito sin precedentes para un centrocampista como él, capaz de imponerse a Vinicius y Bellingham por la proyección de líder que transmitió en el City y en la Selección española.
Desde Luis Suárez, en 1960, no había tenido España un éxito igual en el Balón de Oro. “Ojalá signifique mucho para el fútbol español, es algo increíble. No estaba obcecado en ganar el Balón de Oro, de hecho creo que lo merecían también otros. Por ejemplo, Carvajal, que he hablado con él. Era un Balón de Oro de justicia para el fútbol español. Lo merecieron antes también Iker Casillas, Xavi, Iniesta, Busquets...”, dijo en su coronación en París.
Rodrigo fue campeón de la Premier y del Mundial de Clubes en el periodo que juzgó el premio, y también campeón de la Eurocopa y mejor jugador del torneo en ese tiempo. En realidad, el madrileño es el triunfo de la sencillez, del fútbol clásico, del futbolista por encima de la estrella. Un tipo sin estridencias, no más mediático de lo estrictamente necesario, un referente sobre el césped para sus compañeros y sus equipos, el que más del mundo, seguramente, vistos los problemas que está teniendo el City en la actualidad sin él desde que cayera lesionado de gravedad.
“Cuando oí mi nombre, no tenía más información que el resto. Quise disfrutar del momento, tras un mes desde la lesión, y es una recompensa a mucho trabajo y un éxito para el fútbol español. Lo que diga ahora no será real, cuando tenga cincuenta años seré consciente. Sé lo que significa que solo lo ganó uno (Luis Suárez) y ahora eres el elegido. Por eso me quise acordar de otros nombres que no lo ganaron en el discurso”, recalca cuando se refiere al hecho de haber sido designado el mejor futbolista del planeta.
Idilio con Pep. En Mánchester encontró su casa, el escenario idóneo para erigirse en leyenda del, hasta su llegada, segundo equipo de la ciudad. De su mano, y de la de Guardiola, que lo fichó por 70 millones del Atlético porque sabía que un mediocentro así era el salto de calidad definitivo, el conjunto mancuniano ha entrado en una nueva dimensión. Dominador de la Premier con una tiranía asombrosa y en la tropa de grandes candidatos a la Champions temporada sí y temporada también. El City campeón lo es tanto de Guardiola como de Rodrigo Hernández.
“Creo que al principio, en los momentos duros en los que no jugaba tanto, mostré mi mentalidad. No era el jugador que soy, pero fui resiliente, mostré fortaleza y pude mejorar en los años siguientes. Cuando llegas a la cima el único que sabes lo que ha pasado eres tú. Cuando hiciste la maleta para dejar a tus padres y te vas a otro sitio, tienes que ser fuerte, con 17 años no me veía ni en Segunda, pero mi padre me hizo que persistiera”, recuerda, tal y como hizo en el discurso en el Teatro Chatelet de París cuando le tocó hablar ante todo el mundo con el dorado galardón junto a él.
El homenaje que el Etihad le tributó ante el Tottenham refleja bien la importancia que tiene para la estructura del equipo y del club. Es más, para muchos es ya la mayor leyenda de la historia por delante de De Bruyne, Silva y Agüero, los tres mitos de la época gloriosa citizen desde el principio hasta ahora. “La anterior fue la temporada casi perfecta, con goles importantes... No pensé que se pudiera repetir, pero hay momentos puntuales y cuando volví con más fuerza, con mejores números en asistencias, de partidos invicto que es algo reseñable... cuando gané la Euro sí que pensé que se abría la posibilidad de ganar el Balón de Oro”, comenta sobre cómo ha sumado dos grandes temporadas a su carrera para postularse definitivamente al Balón de Oro, después de haber sido quinto en la anterior edición.
La Roja. Trasladada toda esta influencia como futbolista a la Selección, también el impacto se ha dejado notar con la conquista de premios individuales y colectivos, especialmente la Eurocopa lograda en Alemania. Al principio le costó derribar la puerta de Busquets porque Luis Enrique le dio más crédito al ocaso del entonces culé que a la irrupción del nuevo referente del City. El Mundial de Qatar fue la constatación de este hecho. A pesar de ser ya uno de los mejores mediocentros del mundo, jugó aquel torneo de defensa central. Un error mayúsculo que perseguirá siempre a Luis Enrique.
Con Luis de la Fuente al mando, Rodrigo agrandó su estatus en el equipo nacional. Se conocían bien de su época juntos en categorías inferiores y el colofón ha llegado cuando ambos han vuelto a reunirse en la absoluta. Como mediocentro incuestionable el equipo fue creciendo en torno a su figura. En la Nations League de 2023 ya hubo reflejo de esto. España fue campeona y Rodrigo, MVP. Solo un año después, en la Eurocopa de 2024, el éxito fue aún mayor, aunque con desenlace igual: España campeona y Rodrigo, mejor jugador.
Ni la lesión que le hizo perderse la segunda parte de la final ante Inglaterra afeó para los encargados de otorgar el premio una superioridad que el mundo del fútbol fue acatando y elogiando. España celebra que el mejor jugador del mundo es uno de los suyos, el capitán, el jefe, el Balón de Oro de todos.