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ALMERÍA

Rubi, el arquitecto del ascenso

El técnico del Almería ha utilizado la paciencia y la cautela como mejores armas, dotando a su equipo de una identidad propia y una fortaleza mental encomiable para superar el enero negro.

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Rubi, el arquitecto del ascenso
Carlos BarbaDIARIO AS

No quiso pronunciar su palabra prohibida hasta que el campeonato expiraba. Y finalmente ha sido esa, el ascenso, la que le ha convertido en inmortal en Almería, uniendo su nombre al de Unai Emery y Javi Gracia, los otros dos técnicos que llevaron al club almeriense a una categoría que hace dos décadas era una utopía. Joan Francesc Ferrer Sicilia (1970, Barcelona), Rubi, quiso pisar por terreno seguro y lo primero que hizo al aterrizar a tierras almerienses a final de abril del pasado año fue cimentar una paciencia que faltó previamente desde la llegada de Turki Al-Sheikh. El Almería era tercer clasificado y veía el ascenso directo a seis puntos. Sin embargo, el preparador criado en Vilasar de Mar no quiso que su equipo se obsesionase con ascender de categoría, teniendo cierta tranquilidad al firmar hasta junio de 2023.

Las tres victorias y los dos empates en esas últimas seis jornadas de liga provocaron la segunda promoción seguida, de nuevo con un Girona que otra vez volvió a dejar sentenciada la eliminatoria en Montilivi. Sin embargo, Rubi pidió continuidad en la plantilla y el club le respondió, quedándose piezas importantes como Akieme, Samu Costa y Sadiq, reforzándose, además, con futbolistas con experiencia en el fútbol español, caso de Portillo o Pozo. Durante la pretemporada el arquitecto de Vilasar de Mar hizo mucho hincapié en el trabajo defensivo para evitar los groseros fallos de años atrás. En muchas de sus ruedas de prensa ha reconocido que el objetivo era no encajar más de un gol por partido, haciendo la pegada de su equipo el resto.

Tras un arranque dubitativo con derrotas en Lezama y Ponferradina, todo viró al apostar por César de la Hoz en el puesto del mediocentro de su 1-4-1-4-1, adelantando a Samu Costa, quien hizo las labores de 'box-to-box', más liberado y pisando área rival. Tras la derrota ante el Amorebieta, Rubi aseveró que su portero titular era Fernando, despejando dudas sobre una posible rotación en la portería. Y finalmente el guardameta murciano y el centrocampista cántabro han terminado por ser claves en los planes de un Rubi que ha tenido siempre clara su idea de juego: contundencia defensiva, De la Hoz para crear superioridad en la salida de balón, aglutinar jugones en el centro del campo para proponer con el balón jugado y dejar los carriles a los laterales, independientemente de los nombres que fuesen.

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Carlos BarbaDIARIO AS

La figura de Ramazani también ha sido de suma importancia en sus planes, al proporcionar el belga una destacable versatilidad: desbordando por la banda derecha, buscar la diagonal por la zurda, colocarse como segunda punta para asociarse con Sadiq y presionar la salida de balón rival, formando el equipo entonces con un 1-4-4-2. El Almería de Rubi ha evolucionado conforme ha pasado la temporada, adaptándose a otros esquemas según la situación, probando también defensa de cinco o juntar a Sousa con Sadiq. La profundidad de banquillo le ha permitido, además, otras alternativas, como las que le han dado Appiah o Ramazani en banda; no en vano, el banquillo ha terminado por ser decisivo, recordándose, por ejemplo, ese gol de Curro Sánchez 'in extremis' ante el Sporting. Mérito de Rubi el que todas sus piezas se hayan sentido importantes sin las rotaciones extremas de José Gomes, convirtiendo también en pilares a otrora suplentes, caso de Fernando o Chumi.

Otro de los logros del vilasarense ha sido que su equipo tuviese los pies en el suelo en todo momento. Cuanto más ganaba (llegó a aventajar al tercer clasificado en diez puntos en la jornada 17), más cautela pedía el técnico, conocedor de que llegarían malos momentos. Como el de enero, con la plaga de coronavirus tras el asueto navideño, el que su equipo afrontó con un encuentro menos al suspenderse el duelo en Lugo. La baja de Sadiq complicó aún más la situación, pero ahí apareció la fortaleza mental de un grupo que había estado también entrenando la parte psicológica meses atrás; en este sentido, Rubi ha reconocido en más de una ocasión que ha tenido muchas charlas privadas con Sadiq, un tipo especial.

El Almería retomó el vuelo, pero de nuevo su entrenador tuvo que lidiar con problemas, en esta ocasión, con diferentes lesiones en la zaga, algunas de ellas, de gravedad. La llegada de Ely resultó decisiva, aportando además en el aspecto ofensivo. En este sentido, la mejoría en las jugadas a balón parado en el último tramo de campeonato ha terminado por ser clave en un Almería que a diferencia de tiempos pasados ya no le tiene miedo en los últimos minutos; al revés, sacando rédito de los mismos, con hasta cinco puntos en el descuento. Muy querido por la afición rojiblanca, este caballero del fútbol tiene ahora la difícil papeleta de asentar al conjunto almeriense en la élite, regresando a ella tras ser fulminado en el Betis en la recta final del ejercicio 19-20. De momento, esta semana ha saboreado su segundo ascenso a Primera División. Y lo ha hecho con unos bailes que ya son historia de la provincia almeriense.