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CULTURAL LEONESA

Fabricando ADN culturalista

El método aplicado desde la llegada de Aspire nutre de futbolistas leoneses la primera plantilla y fortalece la cantera, con jugadores... Y resultados.

El método de la Cultu, vivero de futbolistas leoneses.

“Queremos crear un ADN culturalista”. Habla Adrián Cantabrana (Logroño, 1997), director de cantera y metodología de la Cultural y Deportiva Leonesa. El hombre que hoy desarrolla esa idea que inundó la Cultu al año de llegar Aspire, de la mano de Morante, Óscar Garro, Carlos Antonán, Israel Martínez. El objetivo, claro: “Formar a jugadores que lleguen al primer equipo”. Algo que no sucedía. “Apenas había uno o dos”. Y se formaban en otros clubes. Por ejemplo: Viti, leonés formado en el Depor. “Ahora tenemos en el primer equipo a Aaron, a Rodri, a Marcos, Percan, David López...”. Jugadores que pasaron por toda su academia. De infantiles al filial, pasando por cadetes y juveniles. Un método para fabricar jugadores leoneses de élite, que nutran a una Cultural a la que esta temporada en el primer equipo no han terminado de salirle las cosas del todo pero que no ha dejado de presumir de cantera. Todo bajo ese ADN que grita León en cada balón. Garra, raza, un rugido.

“La metodología tiene ese objetivo, desde las primeras etapas”. Desde el final de la temporada pasada son ya ocho, nueve futbolistas en el primer equipo. “En el filial, un 90”. El Jupiter, fichajes de fuera, pocos, apenas tres. “Si no sacas esos jugadores, no tienes capacidad como equipo”. Un método que ha llamado la atención de otros equipos, como el Marbella de Granero. Un método con muchas patas. La primera, es la base científica, el big data, fundamental en el fútbol del siglo XXI. “La neurociencia”, aduce Adrián, “para trabajar sobre la toma de decisiones de los jugadores”. Algo que se consigue desde el entrenamiento. No que los futbolistas piensen que van a hacer, sino que lo hagan, de dentro les sale. “Que no sean decisiones conscientes sino inconscientes, así logramos que tengan más tiempo y espacio en la competición, con más tiempo y espacio para actuar. Cuanto menos piensas menos tiempo gastas en la ejecución”. Se crean automatismos. Se hace más rápido todo. Cada acción. Los pases, los controles, los balones a los compañeros.

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El cimiento de todo es el hábito, “el comportamiento persistente generado a partir de repetir acciones, situaciones y actitudes”. Algo que se posa sobre lo individual (“en lo técnico con y sin balón”) y el grupo (“en lo ofensivo y lo defensivo”. Actitudes, cualidades y valores acunados a la orilla del Bernesga, a los pies de la Pulcra Leonina. ¿Pero cómo? Adrián responde sin duda, de inmediato, sin pensar, el método también en su subconsciente: “A través de la repetición de las situaciones, de las acciones, con especificidad (trabajar tareas en base a un modelo juego, como se quiere que jueguen nuestros equipos) y contextualización (posicionar las tareas en los lugares donde suceden en el campo)”. Corregir, corregir, corregir. Hasta haber pulido ese ADN leonés que llena las categorías inferiores de la Cultu. Esta semana, la Cultu acaba de traspasar un portero de 17 años al Real Madrid.

700 ejercicios en el programa Magna

Porque este es un método que se fija desde las edades más tempranas. “Para poder asentar todos los contenidos”. Una base muy sólida y férrea para poder crecer sobre ella, todos los años, todas las temporadas. “Por eso es importante que los futbolistas vengan a trabajar lo más pequeños posibles, para realizar ese aprendizaje lineal y continuo”. Ese ADN culturalista que agarra todos los entrenadores y jugadores de club. Todos juegan igual. Todos con un objetivo. Jugadores de León en la élite. Jugadores en el primer equipo”.

“En el fútbol del siglo XXI ya no se entrena sólo lo físico y lo emocional, cada vez tiene una base científica más amplia”, señala Adrián. Con estructuras, tipos de tareas, perfiles de entrenadores más metódicos. Guardiolas, Klopps, Mous. Se ha hecho viral en los últimos días una foto del Liverpool. Los jugadores con la cabeza llena de cables, todo medido, controlado. El Getafe de Europa League de Bordalás se entrenaba bajo métodos del big data del Mosad. “Tenemos que tener claro, eso sí, que el talento del jugador no lo podemos mesurar. Ese perfil Messi, Neymar, ese talento tan desarrollado, de calle, horas y horas, son cosas totalmente diferente”. Eso se escapa de las métricas. Pero hay mucho que se puede “fabricar”. Y ahí es donde el método culturalista trabaja. No sólo es el Marbella de Granero el que ha puesto sus ojos encima. Asturias, Palencia, Polonia. En todos esos lugares, León y la Cultu están en el mapa. “Estamos expandiendo nuestro método”. Una metodología con más de 700 ejercicios ordenados por edades, de 4 a 18 años, a modo de libro blanco, en un programa informático, Magna, donde todos los técnicos hace su plan de entrenamiento, incluso desde el móvil.

La Cultural un vivero de jugadores como La Masía, la filosofía Athletic. “Un trabajo de cantera, exprimir y explotar al club en condiciones. Aspire es un gran difusor de todo lo que hacemos”. Futbolistas preparados para desenvolverse en cualquier tipo de fútbol. “Nos gusta ser agresivos, verticales, con la ambición de llegar a portería, con asociaciones y juego combinativo. Prioriza el equipo, la defensa zonal pura, algo que normalmente no se defiende así. Jugadores aguerridos, intensos”. La cantera de la Cultu en cabeza de todas las categorías. Juvenil, Territorial, cadetes, infantiles. Donde antes no había nada, ahora está ese ADN que no deja de crecer. Ya llena el primer equipo de la Cultu. Todas sus categorías inferiores. Ese método que ha cambiado todo. Y no deja de llevar leoneses a la élite.