Un Valencia paralizado por Lim
Renovaciones, ventas, refuerzos, mejoras de contrato, continuidad de Bordalás… todo está pendiente de las directrices que le de Peter Lim a Anil Murthy en Singapur
Del Valencia de la próxima temporada solo se sabe que no estará en su plantilla Denis Cheryshev, porque el 30 de junio acaba contrato y es seguro que no seguirá. Todo lo demás, cualquier atisbo de planificación, está paralizado. La única operación cerrada fue la de Hugo Duro y porque había un plazo a ejecutar que vencía el 15 de mayo. Todo está pendiente de las directrices que le de Peter Lim a Anil Murthy en el viaje del presidente de Singapur, una reunión que se producirá en algún momento del fin de semana cuyo contenido, tono y postura del máximo accionista es una incógnita.
El Valencia está inmóvil cuando menos debería estarlo, cuando su economía obliga a todo lo contrario, cuando el club debería moverse con acierto en el mercado y hacerlo rápido. Hasta una renovación como la de Hugo Guillamón, que parecía encarrilada, está paralizada por un ligero cambio en las condiciones hasta que Lim diga lo contrario. Y como la de Hugo Guillamón, todas las mejoras y ampliaciones que están en mente o en proceso de negociación, como la de Mamardashvili o las de Gayà y Carlos Soler, que son evidentemente caso aparte.
El club está maniatado económicamente. Las cuentas están ahí y el propio Bordalás lo ha reconocido públicamente. El Valencia tiene obligación de recaudar por venta de futbolistas entre 65 y 70 millones de euros. De ahí las conversaciones con Joan Laporta en Barcelona con Carlos Soler de protagonista en la sobremesa. El Valencia confiaba en que llegara una oferta tempranera por Guedes, aunque el portugués no tiene prisas por decidir su futuro ni quiere marcharse al primer club que llame a su puerta.
El Valencia necesita para hacer caja con las que pagar las nóminas en julio y también para poder inscribir futbolistas por el Fair Play Financiero. Pero hasta esas operaciones están pendientes de la postura que adopte Lim, que entre otras cosas tiene que dar luz a ofrecerle unas determinadas condiciones de renovación a Gayà o transmitirle abiertamente a su capitán que está en la casilla de salida como Guedes, Maxi Gómez, Diakhaby o Cillessen. De esas ventas está pendiente Omar Alderete, a quien el club, sin tampoco consultárselo a Bordalás, tiene intención de fichar por 7,5 millones si su economía a 30 de junio (fecha en la que acaba la opción de compra) lo permite.
El Valencia, cedidos por regresar al margen, tiene 19 jugadores del primer equipo con contrato en vigor, 19 futbolistas de los que tienen que ‘salir’ esos 65 o 70 millones de euros en ventas, más canteranos que han venido contando para Bordalás: Mosquera, Jesús Vázquez o el último en incorporarse a la dinámica del equipo como Yellu. Al margen de ellos, está el caso del mencionado Alderete y el de otros cedidos como Hélder, Ilaix o Bryan Gil, cuya continuidad se antoja complicada, en unos casos por rendimiento, en otros por salarios.
El ejemplo más claro de la paralización del Valencia, más allá de que a estas alturas el club no haya tenido beneplácito del dueño para cerrar ninguna operación de futbolistas que acaban contrato en otros clubes, está en las dudas sobre el futuro de Bordalás. El entrenador alicantino se va a quedar esperando esta semana una reunión para planificar el futuro. La reunión no se va a producir porque Murthy nada tiene que decirle hasta que antes hable con Lim, aunque no deja de ser llamativo que se vaya a Singapur sin tan siquiera saber las directrices en las que se quisiera mover el entrenador. Bordalás, sin el altavoz de una rueda de prensa, ha quedado en un segundo plano. Desde el club nadie asegura que no vaya a seguir, como argumentos habría para decidirlo, pero tampoco su continuidad, como argumentos hay también para ello. Y así pasan los días en un Valencia que afronta un verano que dibujará sus aspiraciones y sufrimientos futuros.