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ESPANYOL

De la portería de Diego López a la puerta 87 de Sergio González

Rodeado de un terremoto emocional, se convirtió el Espanyol en juez del descenso, con la condena del Granada y la consiguiente salvación de un insigne perico como Sergio González.

Actualizado a
GRANADA, SPAIN - MAY 22: Diego Lopez of Espanyol consoles Luis Maximiano of Granada CF after Granada CF were relegated from La Liga in the LaLiga Santander match between Granada CF and RCD Espanyol at Nuevo Estadio de Los Carmenes on May 22, 2022 in Grana
Fran SantiagoGetty Images

Corazón encogido. Se puede escribir un libro con el carrusel de sensaciones que experimenta/sufre un equipo que libra en la última jornada la batalla por la permanencia. En el Espanyol bien lo saben, con guiones inimaginables como aquel inolvidable gol de Coro que hace unos días cumplía 16 años. Pero seguramente daría para una serie de Netflix meterse en la mente de la otra parte, la que suele pasar desapercibida, que es la de los jugadores del equipo rival. El teórico convidado de piedra. El que no se juega nada. Y eso debió de ocurrirle a los blanquiazules, quienes debieron transitar entre la profesionalidad, la competitividad, la empatía. Un via crucis emocional que se resolvió con el Espanyol presenciando el drama del Granada y, por querer ver el vaso medio lleno, echando una mano a Sergio González, quien como buen perico se salvó cuando más difícil lo tenía. La puerta 87 del RCDE Stadium sigue siendo de Primera.

El día menos pensado. Hace al menos diez días, desde que alcanzó la permanencia matemática –si no antes, con aquel triunfo ante el Celta que procuró los 39 puntos, hace un mes largo–,está más pendiente el Espanyol de su futuro, que en realidad es presente tras la salida de su entrenador y director deportivo, que de cerrar una temporada en que a través de la clasificación todavía quedaban unos millones en juego. A domicilio, esa dejación de funciones se podría extender a todo el curso. Y sin embargo, el día en que menos se esperaba llegó uno de los partidos más decentes del Espanyol fuera, la única salida con Luis Blanco en el banquillo, que tiene buena parte de su porqué en la terrible tesitura de un Granada preso de unos nervios paralizantes. El temblor del reo en el corredor de la muerte frente a la tranquilidad del paseante.

La vida en unos centímetros. El dominio era perico, también algunas de las ocasiones más claras, si bien la mayoría de las llegadas se fundían en los últimos metros como un helado bajo el sol de este tórrido mayo. En incontables ocasiones se detuvo el tiempo para los nazaríes, casi los corazones, pero ninguna como en esos centímetros de la primera parte. Los que iban de la mano de Cabrera a su cuerpo para que Hernández Hernández reconsiderara, a llamada del VAR, que había cometido penalti. Y los que alejaron el penalti de Jorge Molina de la portería de Diego López, quien igualmente se había lanzado con acierto. La permanencia, la vida, en unos centímetros.

Más que un último servicio. Con las victorias de Mallorca y Cádiz, en dos de los jugadores de 40 años de esta Liga (el otro es Joaquín) estuvo esa salvación. En Jorge Molina y en un Diego López que al borde del descanso ya le había detenido otro potente disparo al delantero, y que a los tres minutos de partido había sacado una mano providencial frente a Antonio Puertas. No se jugaba el descenso el guardameta del Espanyol, pero sí el que pudo ser su último partido con la camiseta del Espanyol, en Primera o quién sabe si en toda su carrera profesional. Algo más que un último servicio, igual que en el caso de David López, quien en caso de confirmarse su salida al menos pudo despedirse como titular, ejerciendo su jerarquía sobre el césped y con su brazalete de capitán. Ambos, Diego y David, se abrazaron en el cambio del central, igual que siete días antes en el RCDE Stadium.

Diego López adivina la trayectoria del penalti de Jorge Molina, que se marcha fuera.
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Diego López adivina la trayectoria del penalti de Jorge Molina, que se marcha fuera.Fran SantiagoGetty Images

La hora de la plantilla 22-23. Cuando bajan las pulsaciones, vuelta a la realidad. Sometido al ritmo de Chen Yansheng, poseedor del 99’6 por ciento del capital social, se tomaron en el Espanyol las decisiones acaso más capitales justo unas horas después de haberse alcanzado la permanencia matemática, hace diez días. Destituido Vicente Moreno y no renovado Rufete, entrenador y director deportivo, respectivamente. Se marcharon de rositas entonces los futbolistas, quienes serán los protagonistas a partir de hoy. Es el turno del mercado, de las renovaciones o los anuncios de fin de contrato, de que fichajes ya apalabrados adquieran carácter oficial, del ascenso de canteranos –uno de ellos, Luca Warrick, debutó en Granada en pleno drama por el descenso–, de un sinfín de movimientos para que el Espanyol del futuro sea mejor que el de esta temporada que concluye, o no sea.