Catoira o la gran oportunidad de una memoria privilegiada
El nuevo director deportivo del Espanyol ha desarrollado su carrera en distintos clubes desempeñando un rol secundario. Destacan su capacidad para retener datos.
Por ejemplo, de su época en el Valencia, la más conocida, comentan que suyas fueron las apuestas de jugadores como David Remeseiro, Jason, quien apenas llegó a jugar o la de Mouctar Diakhaby, quie no ha sido un intocable en las últimas campañas pero que ha tenido una notable participación. El club che pagó 15 millones. Se desenvolvió mejor en clubes como Valladolid, donde entre otros se hizo con los servicios por una temporada de Raúl de Tomás, hoy en la entidad blanquiazul. Aquel Valladolid fue la base del que, justo después, consiguió el ascenso a Primera con Sergio González en el banquillo.
Catoira es un gran conocedor del mercado español y era un apasionado del fútbol brasileño. Aunque ha estado en los despachos en la mayoría de conjuntos en roles como los de secretario técnico o scouter, ha ido acumulando experiencia, especialmente en su etapa de ya dos años en el Espanyol en la que ha debido lidiar con situaciones especiales en los distintos mercados y ha podido entender qué jugadores funcionan más o menos, actuando como mano derecha de Francisco Rufete.
Del Súper Depor a vivir el fútbol desde los despachos
Aunque nació en Francia, Catoira, de descendencia gallega, se trasladó a La Coruña donde empezó a desarrollar su carrera como jugador. No logró llegar a la elite pese a estar en la cantera del Deportivo en los momentos del embrión del Súper Depor, para después jugar cuatro campañas en el Lugo, donde no llegó a coincidir en el primer equipo con Diego López, que en edad juvenil no debutó hasta la campaña 1999-00, cuando Catoira se fue a Novelda.
El ex defensa central desarrolló la parte final de su carrera en la zona de Valencia. Después del Novelda se marchó al Benidorm, donde continuó una vez retirado en el área técnica hasta que en 2010 que amigo Braulio Vázquez, ahora director deportivo de Osasuna y su ex compañero en el Deportivo, lo llamó para ir al Valencia en tareas de ojeador. Luego fue al Valladolid para después volver al Valencia hasta que acabó fuera del club y Rufete lo rescató para el Espanyol. Dos años después, llega el gran momento de su carrera.