El Espanyol-Osasuna, de los "pipiolos" a la permanencia 2.0
La anterior visita de los rojillos a Cornellà resultó desastrosa para Machín y los pericos, que esta vez se salvarán matemáticamente en caso de victoria.
Persigue el Espanyol, cuando solo quedan cuatro jornadas para el final del campeonato, atar una permanencia que hace ya demasiado tiempo que se le escurre. Al menos, matemáticamente. Tiempos convulsos en el equipo, el club y el entorno que recuerdan solo lejanamente al incendio que se montó en un partido como el de este domingo, la visita de Osasuna al RCDE Stadium. Concretamente, la anterior, el 1 de diciembre de 2019.
Aunque Marc Roca avanzaba a los pericos a los 19 minutos, en un penalti inverosímil, y que Facundo Roncaglia era expulsado en el 51’, los rojillos asestaron un cuádruple mazazo a los locales en una segunda mitad horrible, con tantos de Rubén García, Chimy Ávila, Jon Moncayola y Roberto Torres, este último en otra pena máxima. Absolutamente estéril resultó, en el 92’, la diana de Jonathan Calleri. Una sangrante derrota en la decimoquinta jornada de la Liga 2019-20 que dejaba al Espanyol a cinco puntos de la salvación, aunque todavía no colista, como lo acabaría siendo aquella temporada. Y una curiosidad: a aquellas alturas sumaba nueve puntos, solo uno en casa y ocho a domicilio, tantos como este curso.
“Quizás nos pensamos que somos más de lo que realmente somos”, espetó en la conferencia de prensa posterior un Pablo Machín que había llegado dos meses antes al banquillo blanquiazul, como relevo de David Gallego. “Necesitamos tíos de verdad, futbolistas que sientan lo que es Primera, que hayan vivido situaciones jodidas. No podemos ir por ahí con pipiolos que dejan la ventaja a los rivales. Tenemos que demostrar que somos jugadores de Primera”, soltó el entrenador.
Unas palabras que casi sentenciaron de muerte al entrenador soriano, quien tres jornadas después era destituido, tras caer en Butarque frente al Leganés (2-0) y quedar definitivamente descolgado al farolillo rojo de la Liga, posición en la que concluirían el campeonato.
A diferencia de aquel choque, el Espanyol no solo no sufre por salvarse sino que su permanencia será matemática en caso de victoria contra Osasuna. Otra diferencia es que aquel 1 de diciembre asistieron a Cornellà 21.238 espectadores, a pesar de la terrorífica situación, que pueden ser muchos más que este domingo. La incógnita es si se repetirá el ambiente de esa cita, en que se sucedieron silbidos e incluso cánticos de “directiva, dimisión”. En los pies de los jugadores está.