El Espanyol entra en barrena
La abultada derrota del Bernabéu, la reprimenda de Moreno a RdT y la falta de decisiones públicas conduce a la entidad a un desafectivo final de curso.
Pompas de jabón. Cuando parecía que el Espanyol no podía acercarse al sonrojante 5-1 logrado ante el Villarreal, llegó el 4-0 del Bernabéu. Una daga al corazón de una temporada que acabará con un equipo en Primera, sí; pero, una campaña más, sin proyecto ni rebeldía, tampoco amor propio, triste visitante del campeonato, invitado ideal a la fiesta de un Madrid que le pasó por encima incluso sin quererlo. El encuentro tuvo además otras imágenes que demostraron que la burbuja de Sant Adrià no estaba hecha precisamente de pompas de jabón.
La captura. Ocurrió en el minuto 74. En concreto, ese minuto es cuando las cámaras repiten unas imágenes que bien pudieron suceder antes. Vicente Moreno se levanta veloz, se dirige hacia un RdT que está en el banquillo y le agarra de la pechera ante la mirada ausente del delantero. Los piropos entre ambos se han ido sucediendo en las conferencias de prensa. Pero ese aprecio mutuo explotó por los aires. No ha sido una semana más para el madrileño, que ya salió al paso de las críticas de unos aficionados en las redes sociales. Del desplante de Embarba en Mallorca a la reacción del técnico en el Bernabéu con RdT. Vicente Moreno, un hombre tranquilo, protagonizó un hecho nunca antes visto en los dos años que lleva de perico. El epílogo de algo.
Nadal... y Kyrgios. El partido de RdT no tuvo excesivo sentido. El jugador participó en zonas del campo intrascendentes. Pisó poco área, aunque ejecutó dos lanzamientos con peligro. Su pérdida de balón en la segunda mitad, en una acción en la que Aleix Vidal estaba en el suelo, desembocó en el contraataque del gol de Asensio. El madrileño no se activó tras su pérdida. Poco después llegó el cambio de Vicente Moreno, extraño, más que nada porque nunca antes había salido tan pronto de un partido. La calidad del madrileño es tan incuestionable como su anarquía en el campo. En una tarde muy tenística en el Bernabéu, con Alcaraz en el palco y Rafa Nadal además realizando el saque de honor, el delantero se podría identificar con Kyrgios: enormes cualidades que no se corresponden con los resultados de su carrera.
Más allá de... Pero RdT no es el principio ni el fin del Espanyol. Como tampoco lo es Vicente Moreno, quien no ha acabado de confirmar durante la temporada el desarrollo de una idea de juego que se consolide. Fruto de una plantilla con demasiados dimes y diretes, como los de Yangel Herrera, fotografiado en los dos primeros goles, una sombra del jugador que puede llegar a ser, consciente de que en cuatro partidos dejará la plantilla. Como un Morlanes desaparecido en los tres últimos meses o ese Loren que parece Carlos Henrique Raposo. Cuando el colectivo falla, incluso ni los Darder o Puado juegan a su nivel, empequeñecidos como este sábado.
Fuego nuevo. Los números hablan por sí solos. El Espanyol de la segunda vuelta apenas ha conseguido 13 puntos. Y solo quedan cuatro partidos en juego. El deterioro de los valores mostrados en la primera vuelta es una evidencia, ya sea por el poco compromiso en el final de curso de la plantilla (la pasividad en los goles es otro evidencia), por sus carencias o por la pérdida de fe en el entrenador. Sea lo que fuera, el Espanyol entra en barrena. La burbuja de Sant Adrià está a punto de pincharse.