El Camp Nou abre para otra fiesta de europea ante el Wolfsburgo

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EI Camp Nou busca otro lleno y, por qué no, batir su propio récord de asistencia en el primer envite de las semifinales de Champions. La cifra a batir son los 91.553 espectadores que abarrotaron el coliseo azulgrana en los cuartos de final ante el Real Madrid. Llegan las semifinales, y de nuevo se colgó el cartel de no hay billetes. El conjunto de Giráldez es el que más alegrías le está dando a la parroquia azulgrana últimamente y esta responde con creces a la llamada del equipo. Delante estará un Wolfsburgo antaño considerado uno de los mejores equipos de Europa. No es el de antes, pero siguen siendo lobas aunque se vistan con piel de cordero.

El Barcelona quiere que haya otra gran fiesta tras el récord ante el Real Madrid en cuartos con más de 91.000 espectadores y, a ser posible, dejar la eliminatoria vista para sentencia. Para ello, Giráldez tiene muy buenas noticias. Hansen, Mariona, Guijarro, Oshoala y Pina ya tienen el alta médica. Quien no llega es Martens, ni las de larga duración: Coll, Jana y Bruna. Salvo la noruega, no parece que ninguna vaya a salir de inicio. Así que el técnico apostará por Engen en la medular, Leila de lateral y Rolfö como extremo. Las azulgrana, que cuentan sus partidos por victorias esta temporada, con unos escandalosos números, tienen cuentas pendientes con las alemanas.

El Wolfsburgo siembre ha ganado a las barcelonistas. En los cuartos de la campaña 2013-14, con un parcial de 5-0 y en las semifinales de hace dos temporadas, a partido único en San Sebastián, cuando la ahora azulgrana Rolfö marcó el gol de la victoria alemana. Hay ganas de venganza, aunque no será fácil. Tres partidos, de momento, y ningún gol a favor por seis en contra. Aunque no es el Wolfsburgo de antaño, ese equipo todopoderoso que juntaba a Hansen, Harder y Rolfö como tridente, las de Stroot han crecido en los últimos meses con la recuperación de Popp y Pajor, dos de sus puntales. Las dos victorias ante el Bayern (Bundesliga y Pokal), líder en su campeonato doméstico y grandes sensaciones en este tramo de la temporada hace pensar que no será un duelo fácil ni mucho menos. Eso sí, las teutonas llegan sin una de sus pilares, Oberdorf, lesionada en un tobillo. Una baja sensible para el técnico que tendrá que tirar del liderazgo de Popp en la medular. Un equipo que presiona muy arriba y basa gran parte de su juego en el físico: robar arriba y buscar transiciones rápidas. Ahí el Barça puede sufrir, pero si pasa la primera línea de presión puede ser letal ante la endeble defensa de las lobas, quizá su línea más débil. El Barça quiere brindar a su público otra gran fiesta de Champions, pero no lo tendrá nada fácil.