Aprobados y suspensos del Pucela: Ely aplaca las revoluciones altas
El Real Valladolid quiso mucho, pero no siempre bien, ante un Almería que, en cualquier caso, debió perder en Zorrilla.
Un gol tardío de Rodrigo Ely dejó al Real Valladolid con la miel en los labios en otro partido que debió ganar y no pudo, después de una remontada dejada a medias tras un error de Masip en el primer tiempo. El central brasilero aplacó los ánimos de un Pucela espoleado por su afición y que jugó a muchas revoluciones, lo que le llevó a hacer más cosas e incluso a ser dominador, aunque no siempre lo que hizo fuera excesivamente bueno.
Masip: Se le escapó de manera incomprensible el balón con el que Ramazani puso el 0-1. Lastró al equipo, pero también a él mismo, ya que a partir de entonces se le vio nervioso. No pudo hacer nada en el segundo gol.
Luis Pérez: Más sólido en defensa que Nacho, se vio muy exigido cuando Portillo dejó su lugar a Arnau en la segunda mitad. Un tanto apurado a veces, Akieme y Centelles le llevaron a la extenuación.
Joaquín: El principal responsable de secar a Sadiq, a quien aburrió, sin grandes alardes, pero también sin cometer grandes errores. Un bastión, ganó todos los duelos en los que participó, al contrario que su par.
Javi Sánchez: Titular a última hora por las molestias de El Yamiq. Tardó una carrera en sentirse mal. Intentó forzar, pero no duró ni nueve minutos en el campo.
Nacho: Obligado a ser contundente, teniendo en cuenta a quien tenía enfrente. Cuando Ramazani cayó a su lado, necesitó ayudas, y a veces ni por esas. En ataque estuvo más interviniente que acertado.
Roque Mesa: Mandó a guardar un pelotazo magnífico que empató tres minutos después del error de Masip. Cambió de rol y le sentó bien, participando más en labores ofensivas. Aun así, bregó como siempre, pero se jugó la segunda amarilla.
Monchu: Jugó en un escalón inferior, lo que liberó a Mesa. Le asistió para el empate. Desde la posición de '4', trató de dar una pausa por la que no siempre el equipo estuvo por la labor. No hay quien le mueva del once.
Iván Sánchez: Imposible quitarle un balón. Jugó de volante, en la posición en la que acabó en La Rosaleda, y participó mucho, muchísimo, en la primera parte, aunque lejos de zonas de incidencia. Sustituido pronto, fatigado.
Plata: Muy dañino y profundo, tuvo una ocasión clarísima en el ecuador del primer tiempo, que se le marchó fuera por poco. Como le pasa otras veces, se fue apagando, salvo por un pequeño renacer en el ecuador del segundo tiempo.
Toni Villa: Asustó a Pozo con el primer eslalon. Fallón en la primera mitad, se desquitó nada más arrancar la segunda, aprovechando la asistencia de Weissman. Voluntarioso, pero sin la presencia de otros días.
Weissman: Participativo y algo revolucionado, dicho en el mejor de los sentidos. De espaldas y en el suelo, se la dio bien a Toni para el 2-1. Fernando evitó un gol espectacular suyo, de media tijera.
También jugaron en el conjunto de Pacheta:
Josema: Su salida fue precipitada, aunque no se notó. Expeditivo, dejó algún que otro corte en el aire que pareció milagroso. Se fue asentando después de casi no calentar y terminó cumpliendo en un día importante.
Aguado: Dio aire al centro del campo y, como en cada partido, rozó el gol. Líquido, móvil, pasó por encima de los pivotes del Almería, aunque seguramente al equipo le faltaron piernas para acompañarle.
Janko: Refrescó la banda derecha y reactivó por momentos a un cansado Plata. Ni manchó ni limpió; simplemente correcto.
Hervías: Fue todo corazón, aunque jugar en la izquierda le penalizó y apenas llegó en condiciones una vez a la línea de fondo.
Cristo: Alternó acciones limpias con otras menos depuradas. Buscó repetir el gol del Burgos con un disparo que realizó con el balón demasiado encima.