Al Leganés se le deshace la muralla
Los cuatro goles encajados en Las Palmas recuperan la imagen de equipo poco seguro en la retaguardia. Condicionaron las bajas, la falta de intensidad y el cansancio de la zaga.
El blindaje que lucía el Leganés desde que en Burgos sufriera una goleada contundente (4-0) se deshizo convertido en arenal playero ante Las Palmas, un rival que, de nuevo, metió cuatro goles a los blanquiazules y, de paso, abrió la caja de las dudas. Si desde aquel duelo en El Plantío el Leganés sólo había encajado cinco goles en ocho duelos y nunca más de dos tantos por partido, ante los canarios se llevó cuatro de golpe y, de paso, dejó algún signo preocupante a ojos de su entrenador, de Mehdi Nafti.
“Me habría gustado tener la intensidad que tuvimos desde que nos metieron el 2-1”, comentó en sala de prensa dejando entrever que esa falta de contundencia fue uno de los motivos por los que el Leganés acabó encajando cuatro goles que, además, dejaron ciertas señales de preocupación.
Por ejemplo, que el empate a uno llegara sólo tres minutos después del 0-1 o que el 2-1 sucediera sólo tres minutos más tarde que el empate. También llamó la atención lo pueril del penalti que cometió Cissé o que el 4-2 definitivo se produjera también cinco minutos después del segundo gol blanquiazul. No hubo ni un tanto que siguiera un patrón relativamente normal.
Sin Recio no hay posesión
La fragilidad pepinera en este partido se puede explicar a través de esa falta de contundencia, pero también a través de un cambio de modelo forzado. La baja de Recio, jugador más que trascendental visto lo visto, hizo que el Leganés abandonara esa fórmula de la posesión como método de defensa. Además, el malagueño inyecta al equipo una competitividad (pillería, por momentos) que sirve para manejar los ritmos del partido más allá de la ortodoxia.
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Sucede, además, que Nafti no pudo tirar de un potencial recambio natural como Gaku, convocado con Japón. Perea, otro potencial recambio, volvía a la convocatoria tras haberse lesionado precisamente desde el 4-0 de Burgos (el 23 de enero) así que no estaba en condiciones para entrar de inicio. Eso hizo que el entrenador tirara de un 4-4-2 que no cuajó. Para colmo, Iglesias Villanueva dio un recital de amarillas que condicionó el juego de la zaga y, además, los defensas que repitieron volvieron a jugar en un rosario de minutos acumulados que, por las bajas, ha impedido dar refresco a la zaga.
Debilidad como lastre
En definitiva, concatenación de problemas que destilaron, errores incluidos, en una goleada que deja a los pepineros a medio camino de la nada y, casi ya al 100% descartados para la lucha por el playoff. Los nueve puntos de distancia con respecto a la zona de privilegio con 27 en juego suena a barrera difícil de sobrepasar, salvo acelerón y racha sorprendente. Más todavía si se tiene en cuenta que el Leganés acumula ya cuatro duelos sin ganar y cuatro partidos consecutivos encajando al menos un gol. La muralla pepinera, parece, se ha deshecho.