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SELECCIÓN

Hugo Guillamón, un canterano de La Roja llamado a filas

Hugo Guillamón ha tenido más adeptos a su estilo en Las Rozas que en Paterna, donde en su última etapa de formación se miraba con recelo su físico para ser central.

Actualizado a
Yeremy Pino, Hugo Guillamón y Carlos Soler.
Pablo García/RFEFRFEF

Hugo Guillamón (San Sebastián, 2000) le debe a las inferiores de La Roja mucho de lo bueno que le ha pasado en su vida profesional. Esta semana disfruta en Las Rozas de su primera convocatoria de verdad con la Absoluta, a la que defenderá con el dorsal de la afición, el ‘12’, aunque en su currículum figura que ya debutó con la Selección e incluso ha marcado un gol.

Aquello fue en el partido amistoso que enfrentó a España contra Lituania en junio de 2021 como preparación de la Eurocopa, un encuentro condicionado por el positivo en coronavirus de Busquets, que llevó a la Federación a convocar de urgencia a multitud de internacionales Sub’21 para evitar más contagios. Así que Hugo Guillamón se puso a las órdenes de José Bordalás con el cartel de internacional bajo el brazo, detalle que nunca está de más, y no era la primera vez que la selección le servía de trampolín en el Valencia.

Hugo Guillamón ha tenido más adeptos a su estilo en Las Rozas que en Paterna. En Madrid siempre se ha destacado de él sus virtudes técnicas, un manejo de balón que casa con ese sello característico de España desde Luis Aragonés, de ahí que haya sido un fijo desde categoría Sub’16 y ojito derecho por su talento de Santi Denia y Luis de la Fuente.

En Valencia, sin embargo, durante los últimos años de su etapa de formación, se atendía más a su físico, considerándole de talla más bien justa para la posición de central. Solo así se explica que recién proclamado campeón de Europa Sub’19, Guillamón fuera suplente en 9 de las 10 primeras jornadas con el Valencia Mestalla en Segunda B o que desde el club se permitiera que un internacional Sub'21 llegara a su último año de contrato y jugara inclusive con el primer equipo sin renovarle.

A favor del Valencia jugó entonces el sentimiento de pertenencia de Guillamón, que rehusó escuchar ninguna oferta porque su ilusión era ganarse un sitio en el primer equipo che. Y al rescate de Guillamón volvió a salir La Roja, esta vez de forma indirecta. Fue Albert Celades, con pasado en las inferiores de España y entonces entrenador del Valencia, quien ante la plaga de lesiones que tenía en defensa (Garay, Mangala...) no dudó en apostar por Guillamón.

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Así, en febrero de 2020, a cuatro meses de acabar contrato, Guillamón debutó con el Valencia en San Sebastián, ciudad en la que nació y vivió hasta que a los dos años su familia se trasladó a L’Eliana. Cinco partidos con Celades, que acabó siendo destituido, y un sexto con Voro González le sirvieron a Guillamón para que el Valencia decidiera ofrecerle una renovación hasta 2023, con una cláusula de 80 millones. Eso sí, dicha propuesta no le llegó hasta una vez finalizada una temporada que estuvo marcada por la pandemia, lo que propició que el contrato que acababa el 30 de junio hubiera que prorrogarlo hasta mitad de julio.

Desde su debut Guillamón ha jugado 64 partidos con el Valencia (55 titular, 3 goles). Con Javi Gracia participó en 23 ocasiones, con Voro otras cuatro más y con Bordalás acumula entre Liga y Copa del Rey 31. El alicantino es un entrenador que, esté más o menos tiempo a sus órdenes, siempre recordará Guillamón. A fin de cuenta él le ha reinventado como futbolista ubicándole en el centro del campo, donde se ha ganado lo que antaño tanto le costó: una renovación por mínimo tres años más, a la que solo le faltan flecos para hacerse oficial.

Curiosamente, pese a que apenas ha jugado este año siete partidos como central y por circunstancias de otros compañeros, Luis Enrique le ha llamado para esta concentración de la Selección como reemplazo del lesionado Diego Llorente. La llamada pilló por sorpresa a Guillamón y también a su entorno. Sus padres, de hecho, se enteraron regresando de Elche, donde fueron a ver jugar a su hijo. Luis Enrique, en el fondo, lo que ha hecho es echar mano de un canterano de La Roja, un futbolista del que se tienen informes desde hace años y que siente Las Rozas como su segunda casa futbolística. Y más si comparte experiencia con Carlos Soler y con viejos amigos de batallas internacionales como Pino, Eric García o Ferran Torres.