MUNDIAL 2022
“Ecuador tiene el futbolista biotipo ideal”
Gustavo Alfaro, seleccionador de la Tri, atiende a As a pocas horas de poder sellar la clasificación para Qatar. Boca, su estilo, los jóvenes, el objetivo...
-Pocos imaginaban cuando llegó a Ecuador que podría clasificarse para el Mundial…
-Es un sueño, una ilusión. Estamos en la víspera de cerrar una etapa muy importante. Ecuador no es un participante habitual, aunque lleva tres presencias de las últimas cinco posibles. Llegamos en una situación compleja tras la salida de Jordi Cruyff. Había muchos problemas internos. El momento no era el mejor. Teníamos que hacer todo nuevo. Pero sabíamos que hay un relevo generacional y podíamos darle forma al sueño.
-¿Se ven ya en Qatar?
-Lo tenemos ahí, pero hay que tener la capacidad de cerrar el objetivo. Estamos en la etapa del cierre. Todos nos dan como clasificados, pero las matemáticas dicen que no. Tampoco tenemos una gran experiencia. Por eso hay que jugar ante Paraguay y Argentina como si necesitáramos todos los puntos.
-¿Cómo está el país?
-Hay una ilusión muy grande. La gente me dice: ‘Profe, gracias por darnos la chance de estar en un Mundial’. Les gusta que hayan salido chicos jóvenes. Es lindo recibir esos elogios, pero también supone una responsabilidad grande.
-Ecuador fue tercera del Mundial Sub-20, esto es una prolongación de aquello…
-Una cosa son las selecciones juveniles y otra la selección mayor. Los resultados vienen como consecuencia de un proyecto, pero las demandas son diametralmente opuestas. En formación uno puede cometer errores, en selección mayor los errores se ponen en cadena nacional. Después de la palabra del presidente, lo más importante para un ecuatoriano es su selección.
-Pero hubo críticas al principio.
-Sí, hubo cuestionamientos cuando los resultados no salieron, y eso los jóvenes lo sienten mucho más. Yo les decía: ‘Muchachos, a mí la crítica no me importa’. Pero ellos, los chicos, sentían la presión. Esta profesión es así, hay que saber soportar estas cosas. El talento es necesario, pero no es suficiente. Todo eso nos hizo crecer.
-¿Ecuador es el equipo más moderno de Sudamérica?
-El biotipo del jugador ecuatoriano tiene velocidad, técnica y potencia. La combinación no es sencilla de conseguir. Por ejemplo, por características el ecuatoriano está mejor que el colombiano, pero sin embargo hay una gran diferencia entre los colombianos y los ecuatorianos que militan en Europa. Nosotros apenas tenemos jugadores en el Top-5 de ligas europeas, si acaso Estupiñán en el Villarreal. Hay un desafío por demostrar que el jugador ecuatoriano es confiable. Físicamente estamos arriba de los equipos de Sudamérica. Tenemos programas que miden eso. Quizá nos faltaba la mentalidad.
-Francia, el Chelsea… son ejemplos de que el físico ahora mismo se impone. ¿Eso les hace ser optimistas?
-Cuento con defensas rápidos, eso me permite tener equipos cortos y presionar en bloque alto, que es algo que me gusta. Esas bondades físicas me lo permiten. Ecuador es el equipo que más alto defiende junto a Brasil. También somos el equipo que más rápido recupera. Necesitamos 8,5 pases del rival en campo rival para robar.
-Habla de conceptos ‘europeos’ como la presión o el bloque alto.
-Analizamos a España, a Alemania, a Bélgica… Vimos cómo presionaban. Hay 5 ó 6 segundos en los que uno debe recuperar. Si no recuperas entonces, el equipo queda muy descubierto. Al principio nos ocurría. Nos remataban el 50% de las veces que superaban nuestra presión. Ahora sólo es el 18%. El biotipo de jugador ecuatoriano me dio la posibilidad de plasmar un equipo que presione alto y tenga esa dinámica para salir rápido o reagruparse rápido.
-¿Qué Mundial espera?
-Puede ser una continuación del de Rusia. Fue un Mundial donde las distancias cortas, las velocidades, las presiones y las transiciones definían los partidos. Esta vez los rendimientos de equipos pueden ser superiores. Hace cuatro años a Francia y a Inglaterra se les veía más futuro que presente, pero los franceses se dieron cuenta de que podían ser campeones cuando eliminaron a Argentina. Veía sus camadas de jugadores jóvenes y se sabía que iban a tener un gran futuro.
-Sudamérica lleva cuatro Mundiales sin ser campeón…
-El bloque europeo sigue muy fuerte. España se vio envuelta en una gran controversia antes del Mundial de Rusia, y después lo acusó. Siempre digo que si hubiera sido campeón teníamos que quemar los libros, porque abortó el proceso antes de empezar. Ahora, incluso con críticas, la veo muy bien posicionada. Italia necesitaba una restructuración. Había perdido su propia esencia. Belgica también es fuerte, por ejemplo. Pero Brasil y Argentina están ahí. Parecen más cerca esta vez. Tienen talento sudamericano y disciplina europea. Ese es el ideal de un jugador.
-¿Le falta un Antonio Valencia, un jugador consolidado, a esta Ecuador?
-Sí. Nosotros tratamos de empoderar a jugadores que son jóvenes, pero aún no preparados. Tenemos a futbolistas contrastados como Enner Valencia, Mena, Alexander Domínguez, pero quizá no al típico jugador de 28 años en plenitud futbolística. Por eso mi misión es que el equipo se lidere a sí mismo. Eso lo va a terminar dando el tiempo. Lo importante no es tanto la experiencia sino lo que se hace con la experiencia.
-Castillo, Plata, Caicedo, Hincapié… ¿No cree que tienen un amplio margen de mejora a nivel de clubes?
-Yo a Caicedo le digo la importancia de jugar, de competir. Volvió al Brighton y ha jugado con la Sub-23. Hay que hacer que el chico tenga continuidad. Según la inteligencia artificial, sistema con el que trabajamos, Caicedo está al nivel de Fred y Casemiro en registros y apenas tiene 20 años. Cuando se cree en estos jugadores, hay rendimiento. A Sarmiento, con 19, le ocurre igual. Yo antes de ponerle de titular ante Venezuela le pregunté: ‘¿Cuándo el árbitro inicia el partido te pide el documento? Pues yo tampoco…’. Y es verdad. ¿Tengo que esperar a que tengan 24 años para ponerlos? Quizá para entonces yo no esté en la selección.
-¿Cuánto de importante es el desarrollo del fútbol local en este proceso?
-Es fundamental. El trabajo de Independiente del Valle es fantástico, por ejemplo. Casi todos nuestros jugadores en algún momento pasaron por allí. Tiene un sistema de scouting por todo el país, un total de 115 jugadores en escuelas en los que se les prepara futbolísticamente y educativamente. Liga de Quito también está dando oportunidad a muchos jóvenes. Barcelona ha llegado lejos en Libertadores y tiene a Jorge Célico, que fue seleccionador Sub-20 y le puede dar un plus en cuanto a jugadores jóvenes. También Emelec con los técnicos españoles irá por esa línea. Hay coincidencias en las búsquedas generales y eso repercute en la selección.
-Casi es usted un padre para todos los jóvenes talentos ecuatorianos…
-Me pasó que cuando llegué a la selección algunos me dijeron que no querían venir. A mí eso como argentino me impactaba. Tenemos el ejemplo de Maradona, que siendo el mejor jugador del mundo, con el tobillo roto, se daba la vuelta al mundo para jugar con su país. Poco a poco hemos conseguido que nuestros chicos tengan el vínculo por su país, por su selección. Ecuador se tiene que manifestar por este tipo de conductas. Burdisso en Boca me decía que quería que tuviera talento fresco para trabajar con él. Los jóvenes son jugadores que no están marcados por nada. Ahí se les puede modelar.
-Hablando de Boca, ¿le dolió su salida de allí?
-No estoy herido, no estaría aquí sin todo lo hecho en Boca. Boca es como una botella, el cuello se estrecha. La exigencia es grande. Boca era dirigir a una selección nacional todos los días. No hay lugar en el mundo en el que no haya un hincha de Boca. Nosotros nos quedamos a mitad de camino porque se nos cruzó la política de por medio, incluso la política nacional por ser el equipo de Macri.
-¿Qué balance hace?
-Me tocó tomar Boca en el momento más difícil de la historia de Boca, tras perder la final de Madrid. De aquel equipo, además, 12 o 13 jugadores se fueron. Tuvimos que armar un equipo nuevo. Logramos el 70% de los puntos, Andrada hizo récord imbatido, quedamos fuera de Libertadores ante River por diferencia de goles… El equipo ganó todos los partidos al final y acabó siendo campeón. El proceso fue muy lindo. Cuando me fui, Boca estaba de pie.