El Madrid presume de Alaba

Llegó David Alaba al Real Madrid luciendo una cualidad indispensable para vestir la camiseta blanca: la de no arrugarse. El defensa austriaco no sólo venía a heredar el puesto que dejó vacante Sergio Ramos, leyenda madridista; también lo hacía con su dorsal. Un número ‘4’ que a muchos quemaría en la espalda pero que Alaba se lo enfundó con la naturalidad de un líder. Porque Alaba es eso, un líder. Y por eso ha caído de pie en el Bernabéu. Y por eso ya es una voz autorizada en el vestuario. Y por eso coge una silla, enloquecido, celebrando la remontada ante el PSG como si hubiese nacido en el barrio de Chamartín. Por eso, el Madrid le ha elegido este viernes para que sea su nueva imagen en su perfil de Twitter.

El club presume de central. Alaba fue el fichaje estrella del Real Madrid (junto a Ancelotti, por supuesto). Aterrizó a coste cero aunque desde el primer día demostró que valía oro. Se ha adaptado a un nuevo país y a un equipo de la exigencia del Madrid a la velocidad de la luz después de más de una década jugando en el Bayern. Fueron Kroos y Ancelotti sus primeros cicerones y quienes más le ayudaron a entrar en el grupo. Los tres coincidieron en el conjunto alemán. Y aunque en un principio le costó acostumbrarse a algunos hábitos españoles ("Al principio, me sentaba solo en un restaurante a las 20:00...") y utilizaba el inglés para comunicarse en el vestuario, su carácter abierto le integró. Su complicidad con Camavinga o con Vinicius y Rodrygo se demuestra al finalizar cada partido. En el campo, su polivalencia y liderazgo hablaron por él dese el primer día: es un fijo de Carletto en el once (el tercero con más minutos en la temporada, con 3.323’, solo por detrás de Courtois y Militao).

El técnico blanco ha sido parte integral de esa integración de Alaba. Por eso no dudó en comenzar la temporada con él como lateral izquierdo por la baja de Mendy, posición que ocupó en el Bayern, para luego juntarle en el centro de la zaga con Militao. Austriaco y brasileño se han convertido en una de las parejas de centrales más fiables de Europa. Más allá de su rendimiento y sus números, Alaba comenzó pronto a reforzar su imagen ante el madridismo con varios hechos: su primer gol fue en el Clásico contra el Barça (este domingo volverá a ser titular), su autoridad a la hora de hacer salir y ordenar a la defensa, su golazo de falta en Tiraspol al Sheriff y, por encima de cualquier gesto, la celebración del 3-2 en el Bernabéu, alzando al cielo del Bernabéu una de las sillas de un guardia de seguridad. “Algo así te vuelve loco”, explicó el jugador en Sport1. Una fotografía que ya ha quedado para la historia del madridismo y que justifica que el Real Madrid presuma de él.