NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

CHAMPIONS (1/8, VUELTA) | REAL MADRID - PSG

Los fantasmas del PSG

Los parisinos ya han ido en varias ocasiones por delante y han caído con una vuelta decepcionante. En el horizonte, las debacles ante Barça, Chelsea y United.

Los fantasmas del PSG
LLUIS GENEAFP

Ya han pasado once años desde que el jeque revolucionara al PSG hasta convertirle en uno de los mejores equipos del planeta. Pero ni siquiera una década ha bastado para que los parisinos levanten su primera Champions. Dicen que en la máxima competición continental, la historia juega un papel crucial. Ni los millones, ni la calidad son suficientes para levantar la 'Orejona'. También hay que saber lidiar con las grandes noches, no sucumbir ante la presión de los días señalados... Desde luego, el Paris Saint Germain es el claro favorito para pasar de ronda este miércoles en el Santiago Bernabéu. No solo por el resultado (1-0 en el Parque de los Príncipes), sino también por el evidente dominio mostrado ante su rival en casa o las bajas cruciales de Casemiro o Mendy. Pero en estas semanas, algo ha cambiado. Mientras Pochettino alude a la enorme exigencia del entorno y la negatividad que rodea externamente a su equipo, en Madrid se cree en otra cita con la magia. Pequeños detalles y la siempre recurrente historia vuelven a pasar al primer plano. "¿Y si sí?", se murmura en los aledaños del templo blanco. Los fantasmas del PSG vuelven y será un reto mayúsculo superarlos.

Al Khelaifi y Qatar se han gastado 1.000 millones de euros estos años para que el PSG retumbe como campeón. Empezó todo con Pastore, el primer galáctico por 42M€. Acabaron llegando Ibrahimovic, Cavani, Di María... Neymar batió todos los récords del fútbol, con una operación mareante de 222 millones. Ese mismo verano, Mbappé apostó por seguir en la Ligue 1 y el Mónaco recibió 180 millones en compensación. Desde entonces, se ha ido perfilando la primera plantilla, cerrando un proyecto asombroso con la llegada de Achraf y Leo Messi el pasado verano. Los nombres están ahí, son jugadores para vencer. Pero, ¿basta solo con eso? La experiencia de ellos es un grado, pero también tienen que lidiar con presiones más allá del terreno de juego. "No queda otra que ganar", "las competiciones de Francia no tienen nivel, este equipo tiene que ganar la Champions" o "al PSG le puede la responsabilidad" son algunas de las sentencias que ha sufrido esta plantilla temporadas atrás. Ahora, con el Real Madrid como rival, vuelven a resonar tambores de remontada. Pochettino ve positividad en la capital de España y demasiadas dudas bajo las fronteras de su club.

¿Están justificadas? Mirar años atrás a la Champions es descubrir un nuevo patrón. El de un PSG que ha ido muchas veces por delante y que ha caído cuando hasta el más negativo se imaginaba en la siguiente fase. En la 2012-13, el primer PSG del jeque en Liga de Campeones se despidió en cuartos de final, con un equipo liderado por Ibrahimovic y Pastore. Cayó ante el Barcelona, pese a que rozó la clasificación durante varios compases. El 2-2 en el Parque de los Príncipes no invitaba al optimismo, pero Pastore marcó en el Camp Nou a los 50 minutos, poniendo a los suyos por delante. Pedrito empató a veinte del final y rompió en pedazos la ilusión parisina. Fue una primera toma de contacto, de la que se sacaron conclusiones positivas. Claro que, en realidad, en ese momento no conocían el runrún que se formaría con otros ejemplos similares. La maldición de un equipo inexperto que aún no sabe lo que es ser campeón.

En la 2013-14, de nuevo golpe con la realidad. El PSG arrasó al Leverkusen en octavos de final y fue claramente superior al Chelsea en la ida de cuartos. En París, se impuso por tres goles a uno. Pero en Stamford Bridge no consiguió marcar y acabó cediendo por un gol de Demba Ba a los 87 minutos. Tras ir por delante casi toda la eliminatoria, un tanto rozando la bocina les apeó de su sueño. Dos años, dos situaciones prácticamente idénticas. Más dudas llegaron en la 2014-15. Antes eran detalles, ahora una hecatombe. El Barcelona de Neymar arrolló en Francia y en el Camp Nou y superó la eliminatoria por cinco goles a uno. Tambores de guerra en el palco presidencial: el esfuerzo económico no bastaba, había que reforzar al equipo como fuera. Su siguiente verdugo fue el City, con esas pequeñas coincidencias que ya no son casualidad. El PSG perdió una ventaja de 2-1 en casa (2-2 final) y mientras luchaba por remontar en el Etihad Stadium, De Bruyne volvió a hundirles a quince minutos del silbato del colegiado.

Ampliar
FERNANDO ZUERASDIARIO AS

El golpe del Camp Nou

Probablemente, el lector medio no recuerde los casos expuestos con anterioridad, sino, más bien, los que están por venir. En la historia reciente del PSG hay dos episodios oscuros y que aún colean por las calles de París. El equipo volvía a llegar como uno de los grandes favoritos a la edición 2016-17. Así lo demostró, pese a haber sido segundo de grupo, en su estadio ante el Barcelona. El 4-0 final no parecía dar ninguna opción a los azulgranas de cara a la vuelta. No solo por resultados, más bien por esa sensación de superioridad aplastante. El Barça salió a remontar y logró una hazaña histórica. Algo tuvo que ver la polémica actuación de Aytekin, que, entre otras cosas, señaló un penalti riguroso sobre Luis Suárez y dejó de pitar uno por falta a Ángel Di María. Pese a ello, Cavani marcó con 3-0 en el marcador y solo media hora por delante. Su tanto obligaba al adversario a marcar tres goles. En el 88', aún necesitaba esa cifra. Pero Neymar metió dos y Sergi Roberto anotó el de la clasificación en el 95'. Una imagen dolorosa e impactante. Algo se había roto en el proyecto. Un electrónico para la historia de la competición. Un mensaje al mundo: no valía solo con la inversión.

Pero el jeque dio el golpe sobre la mesa que tanto tiempo se llevaba esperando. En un mismo verano, Neymar como la operación más cara de la historia del fútbol. Y Mbappé, joven y semifinalista como líder de un inesperadísimo Mónaco. No había excusas, pero le tocó, pese a ser líder, el Real Madrid en octavos. El reciente campeón no dio opción y arrolló. ¿Era un año de transición? No, pero se era plenamente consciente de que Ney y Kylian necesitaban más tiempo para ser los números uno. Hasta que llegó la impotencia, la gran impotencia. Era 2018 y el PSG, casi como todos los años, era candidato. Fue primero de grupo y le tocó el United, un rival, a priori, inferior. Así se vio en Old Trafford, donde ganaron los visitantes. Nadie creía lo que estaba pasado. ¿Cómo era posible que pasase de nuevo?, ¿cómo pudo Rashford marcar sobre la bocina el 1-3 definitivo en París? Neymar, lesionado, vivía con enorme frustración lo sucedido desde la banda. Del runrún al descalabro. "El PSG no tiene historia, no va a ganar nunca una Champions", pronunciaban algunos medios de comunicación.

Ampliar
MARTIN BUREAUAFP

¿Y ahora?

En estos dos últimos años, el PSG ha ido limando su estructura para conformar un bloque ganador. Por el camino, ha incorporado a Messi o Achraf y ha metido en su banquillo al experimentado Mauricio Pochettino. Sí da la sensación de equipo ganador. Pese a que sus piezas no terminen de encajar del todo, viven un proceso, una adaptación. En la ida de octavos, mostraron su poderío con un Mbappé sideral. ¿Por qué hay tantas dudas? La narrativa es parte inseparable del deporte. El Madrid venía en mal momento, cansado, con Casemiro y Mendy sancionados... Pero, de repente, el lesionado Kroos se recupera y apunta al once titular, el equipo viene de hacer uno de los mejores partidos de la temporada ante la Real Sociedad y revulsivos dubitativos como Camavinga se reivindicaron ante su gente. Además, la eliminación en Copa de Rey ha hecho a los blancos ganar un oxígeno que necesitaban como agua de mayo. Para colmo, si bien ya era previsible, en las inmediaciones del Bernabéu se respira un clima de remontada. El público ya se pasea por la Castellana con sus bufandas y alenta a los jugadores a dar un golpe sobre la mesa. Habrá un ambiente ensordecedor, algo que siempre ha incentivado a la primera plantilla a citarse con la historia.

Veo demasiada negatividad

Pochettino

¿Y en París? Desde el enfrentamiento directo, han resurgido las dudas. Los de Pochettino cayeron derrotados por tres goles a uno ante el Nantes y también 1-0 ante el Niza, el único rival que aún le hace temer el título de Ligue 1. Ganaron al Saint-Etienne, con más eficacia que brillo. Los resultados no acompañan, pero no son el único motivo. Los tambores pasados vuelven a sonar: esa hecatombe contra el Barça, ese traspiés ante el United... No en el vestuario, o, al menos, eso aseguran desde dentro. Mbappé, su máxima estrella esta campaña, pese a que el técnico argentino aún no le ponga por encima de Leo Messi, recibió un duro golpe de Gueye en el entrenamiento. No parece peligrar su presencia en el Bernabéu, aunque dio el susto. Anécdotas que devuelven la incertidumbre.

"El entorno del Madrid empezó a generar la maquinaria de mentalidad positiva, de que es posible remontar el resultado. Nosotros tenemos la responsabilidad de conservar el resultado. Solo hemos ganado la primera parte. Un equipo no gana 13 Copas de Europa por casualidad. Está en las entrañas de este club y por eso lo respetamos, pero no tenemos ningún temor. Tratamos de aislarnos de las opiniones externas. Estamos preparados para un partido de gran dureza. Vamos a dar lo mejor de nosotros. (...) Siento que nunca se otorga el beneficio positivo ante la duda. Veo demasiada negatividad, mientras veo a los medios del Real Madrid siendo positivos. En el fútbol se gana y se pierde. Siempre pensamos en lo positivo, en lo mejor. No nos cabe en la cabeza otra cosa que no sea ganar", repite Pochettino en su comparecencia. Manda un mensaje directo, aunque es inevitable recordar que su PSG vuelve a encontrarse con sus fantasmas. En las piernas de los elegidos estará la responsabilidad de ahuyentarlos definitivamente. Las grandes noches son, siempre, de los grandes jugadores. Aquellos que solo miran hacia adelante. La respuesta, en el Bernabéu.