Pablo Torre y nada más
El Racing salva el liderato tras un mal día en Talavera, en el que fue superado física y anímicante. El talento del 10 y dos grandes goles fueron lo mejor
Todos los ojos miraban hoy en El Prado a Pablo Torre y la verdad es que no defraudó. Fue lo único del Racing que estuvo a la altura de las expectativas. Con muchos jugadores por debajo de su nivel, con un ánimo mucho más tibio que el rival, que, además, fue más preciso con el balón que el líder y generó muchas más situaciones de gol que los santanderinos. El Racing sale líder de El Prado, pero casi de milagro.
El Racing arrancó mejor que el Talavera. Ocho o diez minutos, porque a partir de ese momento, las medidas que había tomado Cea en el once, meter a Vicente, un central, como pivote, para intentar aislar a Pablo Torre, colocar al pequeño Pichín en punta, para amargar la mañana con su movilidad a los centrales racinguistas, empezó a dar sus frutos. El Racing perdía rápido el balón y, con Íñigo desaparecido, no había conexión con el ataque. Durante 20' solo Camus y Pablo Torre dejaban detalles en los visitantes. Hasta que el 10 dijo basta. A la media hora, Pablo empezó a dejarse caer por todos los lados y el Racing volvió a mandar en el juego.
A los pocos minutos de recuperar el timón, Pablo Torre adelantó a su equipo con otro tanto para enmarcar. De nuevo de cabeza, de nuevo filtrándose entre centrales, de nuevo leyendo la jugada mejor que el resto. Media vuelta del de Soto de la Marina en la posición del 8, contacta con Íñigo que, por fin, irrumpe cerca del área rival y abre a Camus para que el santanderino conceda la pausa suficiente para que Pablo cargara el área: centro medido, cabezazo picado, duro, colocado. Golazo.
La segunda mitad fue completamente del Talavera. Más intenso, más duro, con más balón y más hambre. El Racing parecía querer que le llevara la marea. Sin centro del campo, con los centrales, especialemente Pol Moreno, y el portero penosos en la salida de balón, a los cántabros solo les quedaba l poso de Pablo Torre, hasta que Romo le quitó a falta de media hora. Luego, nada. Ni los que estaban, ni los que iban saliendo del banquillo eran capaces de ganar duelos, de tener el balón o de generar nada cerca del área rival.
El Talavera, en cambio, hizo todo lo que pudo para ganar. Con Ceberio comiéndose a Íñigo (su peor partido del año) y a Tienza en la sala de máquinas, con Dani Pichín, siempre al borde del fuera de juego pero sacando de quicio a los centrales, creando peligro y Rodrigo afinando su tiro desde fuera del área hasta que en el 71' recibió, solo completamente, a dos metros de la media luna y la mandó a las mallas. Otro golazo. A partir de ese momento, solo el equipo toledano hizo algo por ganar y acabó perdonando Dani Pichín dos mano a mano frente a Parera, el último tras un regalo incomprensible de Mantilla, que le permitió al Racing mantener el liderato. Un punto..., y gracias para el líder ante un Talavera que mereció más.