La segunda venida como rival del canterano chicharrero
Cristo retorna defendiendo la camiseta del Real Valladolid a Tenerife, donde se convirtió en el segundo jugador más joven de debutar.
Entre el 24 de agosto de 2014, fecha en la que Cristo González se enfundó por primera vez la camiseta del Tenerife en partido oficial, y el choque de este sábado habrán pasado 2.750 días; 63 menos desde que el canterano chicharrero pisó por primera vez el Heliodoro Rodríguez López, al que retorna este sábado defendiendo otro escudo, el del Real Valladolid, en la que será su segunda venida, tras volver a jugar en su isla con la camiseta del Huesca en 2019.
Ha pasado tanto que mucho ha cambiado el punta desde que se convirtió en el segundo jugador más joven de la historia que jugaba con el Tenerife. Su cuerpo, antes adolescente, ha tomado forma y se ha dejado invadir de la tinta de los tatuajes que le adornan. Aunque su fútbol continúa siendo técnico, no tanto todavía consistente; no lo suficiente como para hacerse con el cartel de indiscutible a las órdenes de Pacheta, con quien solo encadenó tres titularidades.
Con la casaca blanquiazul tampoco le dio tiempo a serlo, pues tenía apenas 19 años cuando fue traspasado al Real Madrid. El montante de 750.000 euros abonado por la entidad merengue no palió el sinsabor en el club chicharrero de perder a una de sus perlas que parecía tener asegurada, ya que las negociaciones para renovar su contrato, que vencía al año siguiente (2018), estaban bastante encauzadas y, sin embargo, se detuvieron, forzando a una salida.
En Valdebebas el hoy jugador blanquivioleta progresó, aunque desde un escalón inferior, pues el Castilla militaba en Segunda B. En el primer año a las órdenes de Solari marcó once goles. En el segundo, descolló en un goleador imponente, autor de 20 tantos, convirtiéndose casi en un jugador fetiche del técnico argentino, que, cuando dio el salto al banquillo del Bernabéu, le hizo debutar con la pléyade, primero en Copa (donde marcó en Copa) y más tarde en Liga.
La promesa de un porvenir, en cambio, no le llegó a Cristo vestido de blanco, dado que Udinese compró su pase en en verano de 2019, convirtiendo su carrera en un continuo de cesiones que esta temporada le ha llevado a Zorrilla, después de hacerlo a Huesca y Miranda de Ebro, dos destinos en los que tuvo cierto protagonismo, uno todavía no alcanzado en la medida que seguramente querría en Valladolid, donde suma seis titularidades en 23 apariciones.
No en vano, al contrario de lo vivido cuando retornó con el Huesca, seguramente en su vuelta a casa sea suplente, habida cuenta del último triplete de Sergio León. En las filas de Ramis se encontrará con algún viejo conocido como Dani Hernández o Aitor Sanz, veteranos con los que compartió vestuario. En la grada, quizás, gente que le recuerde cómo decidió marcharse cuando todo indicaba que seguiría siendo chicharrero. Seguro, estarán su familia y amigos.