Hierro: "Otros hablan del juego... El gen del Real Madrid es ganar"
Recogió el testigo de Camacho y se lo cedió a Ramos, pero entre medias Hierro se erigió en leyenda en mayúsculas del Madrid: 14 años, 601 partidos, tres Champions, cinco Ligas...
Fernando Hierro (Málaga, 1968) llegó al primer equipo del Madrid en 1989 para ocupar la taquilla de Camacho. Era sólo un canterano, pero acabaría siendo una leyenda que conquistaría tres Champions, dos Intercontinentales, cinco Ligas, una Copa del Rey, una Supercopa de Europa y cuatro Supercopas de España. Fueron 14 años de blanco que le llevaron a ser el quinto futbolista con más partidos en la historia del club, 601, sólo superado por Raúl, Casillas, Sanchís y Sergio Ramos. Hierro era un defensa goleador, diferente; empezó su carrera como centrocampista, pero rápidamente asumió que su sitio era el centro de la zaga. Pese a los metros que le separaban de la portería rival, llegó a anotar 127 goles. Con España disputó 89 partidos oficiales. El hombre que levantó la Novena, la noche de la volea de Zidane, concedió una entrevista exclusiva con AS.
¿Qué tiene el Madrid que no tenga otro club?
Lo primero, la historia, algo que no se puede comprar. El Madrid es el club más laureado del mundo y con la mejor actitud del mundo. Y segundo, un gen, ese ganador en el que, mientras en otros clubes se expone mucho el buen juego, la táctica... En el Madrid es ganar. ¿Y cómo gana el Madrid? Pues a veces ni se sabe, pero tiene ese gen que eleva la exigencia del día a día y la grandeza del escudo. Es algo que se va heredando desde que eres un chaval y los mayores te enseñan. Lo ves. En el Madrid ganas el partido más importante del mundo y la temporada siguiente, ya estás otra vez ahí, compitiendo. Aquí no se vive de un resultado. Juegue contra quien juegue, incluso a veces teniendo la sensación inevitable de que el rival es superior, el Madrid siente que puede ganar; y eso es algo que se tiene o no se tiene.
¿Cuesta soportar la presión de jugar en el Madrid?
Yo he tenido compañeros excelentes, magníficos jugadores, que seguramente no pudieron con esa presión. Es que el Madrid juega para ganar, lo lleva en su mentalidad. Sale al campo pensando que va a ganar compita donde compita. Mira, el día que yo debuté, en Santander, los mayores se me acercaban y me decían “somos el Real Madrid y no perdemos ni en pretemporada”. Y eso es un gen. Yo hay una cosa que hablo con muchos compañeros, no sólo del Madrid, también de otros clubes o países: es que el Real Madrid ha ganado siete Champions... ¡Qué difícil es eso! Y nosotros contra la Juventus o contra el Valencia, por ejemplo, no llegábamos como favoritos. Pues el Madrid, a todas las finales que ha llegado, ha competido. Tú hoy en día ves eso e, inevitablemente, respetas el escudo.
¿Y cuesta transmitir a los jóvenes lo que es este club?
Cuesta lo normal, pero hay algunos a los que se les puede explicar y otros, que no lo entienden. Mira Raúl, nadie le iba a explicar lo que significaba aquello. O a Morientes, Guti... La gente aquí venía y ya sabía lo que había. Por eso te digo que yo he tenido a compañeros con un enorme talento que, a la hora de enfrentarse a esa exigencia, no han podido. No han sido capaces de soportar esa presión. En el Madrid el día que pierdes es duro: el club se tambalea, la opinión pública se pone en tu contra... Yo he estado 14 años y cada uno leí que se quería fichar a un central. Y si nos metían dos goles más de la cuenta, directamente dos centrales. ¿Cómo se convive con eso? Teniendo personalidad y mucha confianza en ti mismo, si no, es imposible. Luego está el perfil de los entrenadores. Mira, repasa todos los que han levantado una Champions, porque son iguales: hombres de club, tranquilos y ajenos al protagonismo. Miguel Muñoz, Heynckes, Zizou o Ancelotti eran así, hombres calmados y conscientes de que el club es grande y que, si se quedan por debajo de los jugadores, no pasa nada. Lo asumen, que las estrellas están en el campo. En el Madrid si ganas es impresionante, pero si pierdes se tambalea todo, porque es un club hecho para ganar. Por aquí han pasado muchos jugadores, pero siempre ha primado la grandeza del club.
¿Es el madridismo, incluso, más exigente que el club?
La afición está acostumbrada a ganar, porque ha ido al Bernabéu muchas veces, ha visto a mucha gente y levantado muchos títulos. Y ahí es donde entran los niveles. Si tú estás dando un 9, el público te va a exigir eso siempre, pero claro, inevitablemente tú vas cumpliendo años y bajas, le pasa a todos. Mientras más mayor eres, más reduces tu rendimiento. Pero el madridismo te quiere ver al máximo, lo cual es normal, porque te han visto a ese 9, saben que puedes darlo, pero es imposible. Entonces llega un momento que empiezas a jugar menos y a hacer más trabajo de grupo. ¿Qué jugador del Madrid no ha pasado por eso? Hacerse mayor y que se le busque un recambio. Es ley de vida. Yo cuando llegué en el 1989 era porque antes alguien se había tenido que ir. Cogí la taquilla del número 5, donde estaba Camacho, que ya lo ves, era un mito, pues yo me vestí ahí. Y cuando me fui, llegó Sergio Ramos. De ahí que la exigencia del club sea: pues me tengo que reinventar para ganar otra vez. Ganar, ganar, ganar... Es lo que te meten en la cabeza.
¿Hay algo innegociable en el Bernabéu?
La entrega. El Bernabéu disfruta más con una remontada que con un 5-0, porque disfruta viendo a su equipo luchar. Y eso pasa porque hay historia de muchas épicas inexplicables. Cosas imposibles de entender. Por aquí han pasado muchas estrellas y todas han tenido el mismo denominador: 100% de entrega. Vuelvo a lo que te he comentado antes de la mentalidad ganadora. En el Madrid se dice ‘sí, hemos jugado muy bien, vale, ¿pero hemos ganado?’. Si la respuesta es no, la gente no se va contenta. Todos los clubes quieren ganar, pero aquí es diferente, algo intrínseco, llevado al límite.
¿Qué es el Madrid, para usted, a día de hoy?
Yo sé lo que es este club, lo entiendo, ha sido el club de 14 años de mi vida y me ha dado muchísimo, no sólo como jugador, sino también como persona. Y yo me siento muy orgulloso de mi pasado, esté o no dentro. Tú ves a Pirri contar cosas, a Santillana, Isidoro San José, Butragueño, Roberto Carlos, Casillas... Qué maravilla, es una cuestión de club, de generaciones. Nadie me va a quitar a mí el orgullo que yo siento por el Real Madrid.