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Cambios en el Chelsea para que todo siga igual

La ambigüedad del comunicado del sábado sobre la propiedad del club londinense arroja dudas incluso a quienes se les ha cedido la administración del mismo.

Cambios en el Chelsea para que todo siga igual
Reuters StaffREUTERS

Desde que Rusia invadiese Ucrania, Roman Abramovich ha estado en el punto de mira del parlamento británico. Chris Bryant, diputado laborista, reveló un documento filtrado del Ministerio del Interior que lo nombraba entre las personas "vinculadas con actividades malignas y finanzas ilícitas" en el Reino Unido. Uno de los hombres de confianza de Vladimir Putin, y uno de sus principales enlaces en Inglaterra. Aunque el gobierno todavía no ha tomado ninguna decisión sobre posibles sanciones, el oligarca se desmarcó el sábado con un comunicado un tanto ambiguo: "Cedo el cuidado y la administración del Chelsea a los comisarios de la Fundación del Chelsea. Creo que están en mejor posición que yo para cuidar de los intereses del club, de los jugadores, del cuerpo técnico y de los aficionados". Así explicaba Abramovich que se hacía a un lado.

¿Pero qué cambia? Nada. La propiedad del club sigue siendo suya, y la dirección la sigue ejerciendo Marina Granovskaia, como hasta ahora. La ruso-canadiense es una de las seis personas acreditadas como comisarios de la Fundación del Chelsea, una organización benéfica. Bruce Buck, abogado que ayudó a Abramovich a adquirir el club en 2003, es otro de ellos. Fue el primero conocer las intenciones del propietario ruso. Él informó al resto de involucrados y lideró la reunión del jueves. Paul Ramos, director de finanzas, Emmay Hayes, entrenadora del equipo femenino, Sir Hugh Robertson, vicepresidente de la Asociación Olímpica Británica y exministro de deportes, Piara Powar, director ejecutivo de la organización anti-racista FARE (fútbol contra el racismo en Europa, por sus siglas en inglés) y el abogado deportivo John Devine son el resto de comisarios implicados.

Sin buscarlo, todos ellos se encuentran en una posición complicada. Tres de ellos, Buck, Ramos y Hayes, son empleados del club. Y otros podrían caer en conflictos de intereses. Como Powar, cuya organización FARE, abre expedientes a los clubes en los que se han identificado comportamientos discriminatorios y ahora pasaría a velar por uno de ellos. Caso similar al de Devine, que ha trabajado junto a la federación inglesa y el sindicato de jugadores profesionales en varios proyectos. Su cargo como síndicos de la organización benéfica del Chelsea podría acarrearles problemas si toman el control del club. Además, la Premier League deberá aprobar cualquier movimiento en la propiedad del club. Todavía no ha llegado petición alguna, según informan medios ingleses.

Queda esperar a ver cómo se resuelve el entuerto. Aunque los cambios no afectan a la estructura del club, pues no hay cambio en la propiedad ni en la dirección, los patronos de la Fundación del Chelsea podrían encontrarse problemas. Uno de los temores expresados en la reunión del domingo fue la posibilidad de que la comisión encargada de regular las organizaciones benéficas de Inglaterra y Gales (Escocia tiene un organismo propio) pueda castigarles si toman el control del club.

DOS COMUNICADOS, DOS POLÉMICAS

La ambigüedad del comunicado del sábado, sobre la propiedad del club, generó críticas. También las recibió el escueto mensaje del domingo: "La situación en Ucrania es horrorosa y devastadora. Los pensamientos de todo el Chelsea FC están con toda la gente de Ucrania. Todos en el club rezan por la paz". La polémica saltó por aludir a la invasión rusa como "la situación en Ucrania".