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NÁPOLES - BARCELONA

Maradona Jr: "El siguiente a mi padre no le limpia las botas"

En una entrevista con AS, el hijo de Maradona explica las difíciles relaciones con el club donde su padre alcanzó la gloria: "Tal vez, el presidente estará ofendido"

Diego Maradona Júnior, durante la entrevista con AS celebrada en Licola.
Rodolfo MolinaDIARIO AS

Diego Armando Maradona Sinagra (20-9-1986), hijo de uno de los jugadores más grandes de siempre, cita a AS en una cafetería de carretera perdida de Licola, un lugar que simboliza bien la modestia con la que quiere vivir su vida. Después de salir de Nápoles y dejando a la derecha primero Scampia (más al fondo, el Vesubio), y el Lago Libertad, el encuentro empieza con sorpresa. El Nápoles de Di Laurentiis todavía no le ha invitado al partido... Maradona Junior es el entrenador del Napoli United, de la Eccelenza italiana, y conduce un programa de radio que antes versaba sobre fútbol y ahora es de música napolitana...

Diego, nos cuenta usted que, a estas alturas, el Nápoles todavía no le ha invitado al partido de mañana contra el Barça en el estadio que lleva el nombre de su padre...

Pues no. Hasta hoy, no me invitaron. A ver, yo tampoco pretendo nada. Si me invitan, voy. Pero si no me invitan... Tal vez, el presidente estará ofendido, aunque no sé si es la palabra justa. Se habrá enojado cuando no fui al homenaje por la estatua, y el tema de la camiseta. Pero para mí eso no era un homenaje. Yo fui a la estatua de mi viejo, la que hizo la comuna y la que es para la gente. No una estatua que está en el vestuario y que no ve nadie. Me duele, porque soy hincha del Nápoles.

¿Cómo es la historia?

Hay dos estatuas. Una que está fuera de la cancha, que están terminando. Y la otra que está dentro, en los vestuarios... A esa no fui. Absolutamente, Por una parte, ellos le pidieron autorización a un tipo (Stefano Ceci) que no tiene nada que ver con nosotros. No nos la pidieron a los hijos de Diego. Y nada más que eso. Yo no tengo problemas con ellos. Simplemente, no fui a un homenaje que para mí no era un homenaje. Si se ofendieron, qué puedo decir yo. Son cosas de ellos. Tengo buena relación con Spalletti y con todos. También con el hijo de De Laurentiis. Si el presidente se ofendió, no lo sé porque no hablé con él. ¿Quiere saber otra?

Diga.

Hicieron la camiseta con la cara de mi viejo, y no nos mandaron ni una. Yo tengo una camiseta porque me la dio Politano por intermedio de su agente que es mi amigo. Para mí, es una cosa de locos.

Por cierto, y vaya o no al campo, ¿cómo ve la eliminatoria?

El Nápoles de la primera parte en el Camp Nou tiene muchas chances. El Nápoles del segundo tiempo no tiene ninguna. Así que hay que ver qué Nápoles sale. La lástima es que el Nápoles tiene muchos problemas, mucha gente fuera. No vamos (utiliza la primera persona del plural con sentimiento de pertenencia) a jugar el pase al cien por cien. Pero este es el fútbol.

Por esa manera de hablar, es de entender que ha sido hincha del Nápoles toda su vida.

Obviamente. ¿De quién, si no?

¿Ha sentido simpatía por otros clubes en los que jugase su padre? Barça, Boca, Sevillla, Argentinos, Newell's...

No, yo soy de River. Imagínate.

¿Y eso de dónde viene?

De Pablo Aimar. Mi grande ídolo. Bueno, sacando a mi viejo, obviamente. La verdad es que soy simpatizante de los equipos que entrena Guardiola porque me gusta cómo entrena Guardiola. Pero no tengo ningún otro equipo que sea el Nápoles o el River.

¿Ha llegado a conocer a Guardiola?

No. Tengo una buena relación con Lillo, su ayudante. Tengo una relación bárbara y soy una persona que tengo suerte de ser su amigo. Me encanta hablar de fútbol con él y lo voy a conocer cuando acabe esta temporada. Voy a ir a visitarlo a Manchester. Y la semana pasada, Xavi me invitó a ver los entrenamientos del Barça. Tengo una gira larga que hacer cuando termine la temporada... Me gusta lo que está haciendo Xavi.

¿Disfrutaba de Xavi como jugador?

Xavi fue lo mejor. O uno de los mejores del mundo. Me gusta también como entrenador. Me hablan bien, que trabaja bien. Tengo un amigo en Barcelona que trabaja del fútbol. Me djo que en Barcelona están entusiasmados por cómo está manejando el equipo.

¿Qué significa ser el hijo de Diego Maradona en Nápoles? Su visión habrá cambiado desde que era un crío hasta hoy, que tiene 35 años.

Miren. Yo hubiese vivido mi vida normalmente, como la vivo, aunque mi apellido hubiese sido Esposito. Es distinto, claro, porque hay que tener un poco de paciencia. Pero yo nací aquí, me crié aquí con este apellido, y nunca fue un problema para mí.

O sea, diría que no ha sido una carga, pero tampoco una ventaja.

Una ventaja seguro que no, todo lo contrario. Pero a mí no me cambia apellidarme Maradona o de otra manera. Yo las cosas las tuve que ganar dos veces en vez de una.

Lo que está claro es que el fútbol lo llevaba dentro, porque ha sido jugador de fútbol, de fútbol playa, entrenador...

Yo tuve una gran suerte, que mi familia aquí me dejó elegir. Nadie me presionó para jugar al fútbol. Fue mi pasión. Jugué al fútbol. No hice lo que podía hacer. No sé por qué, la verdad. Tal vez el apellido era muy grande. Pero me divertí mucho jugando al fútbol. Al fútbol playa tuve la suerte de jugar tres mundiales, de jugar una final con Italia. Estoy satisfecho. Obviamente, la trayectoria de entrenador tiene que ser mejor, porque si no me mato (risas). Pero estoy contento con lo que hice, porque lo hice con pasión y porque lo quería hacer. Yo tengo el fútbol en la sangre desde siempre.

Dicen que tenía talento. ¿Cómo diría que jugaba?

Miren. Yo no puedo decir cómo era como jugador porque si no, me putean. La verdad es que yo sabía jugar al fútbol, pero no alcanza con saber jugar al fútbol. Yo tuve momentos muy complicados en mi vida con 15 o 16 años, en el momento en el que tienes que dar todo para el fútbol. Yo no di todo en ese momento y perdí las oportunidades que tuve. Pero yo estoy feliz con lo que tengo. Pude hacer más, eso sí, porque a los 17 años estaba con la Selección italiana; y si estás a los 17 significa que sabes jugar. Porque si no, no te convocan. Pero estoy tranquilo.

¿Qué pasó cuando tenía esos 15 o 16 años?

No sé. Muchas cosas. Tal vez me equivoqué... Pero a ver. No podemos volver atrás. Estoy contento con lo que tuve...

¿A qué futbolistas le gustaba ver jugar además de Aimar?

A Messi me gusta verlo jugar. Muchos. Todos los jugadores. El que corre,a mí no me gusta. El que corre y mete, no me gusta. Xavi e Iniesta me encantaron en ese Barça de Guardiola. Modric es un jugador que me encanta...

¿Llegó a conocer a jugadores que hayan cargado con el peso de ser téoricos sucesores de Maradona como Zola o Insigne?

Pero es que mi padre no tiene comparación con nadie. Es normal que no fue fácil para algunos jugadores, pero para mí no hay que compararlo con nadie. El mejor jugador después de él no puede ni limpiarle los botines.

¿Ha devorado muchos vídeos de su padre, de la época en que jugaba?

Miro porque, obviamente, fue el más grande de la historia y lo será. Pero lo que hacía él no lo podía hacer nadie.

¿Llegó a recuperar tiempo con su padre en los años en los que ganaron relación o no fue suficiente?

Fue poco. Yo me esperaba vivir más años con él, más cosas. Pero pasó y hay que aceptarlo.

De todos los consejos que le dio, ¿cuál le viene más a la cabeza a diario?

Un montón. Y muchos que no se pueden decir (risas). Tenía buena relación con él, muy buena. La verdad es que vivimos bien juntos.

Habló con él de que quería ser entrenador.

Sí, siempre. Él era un gran motivador y entendía de fútbol. Sabía leer los partidos. En eso, me enseñó mucho sobre la relación con los jugadores. Al final, un montón de gente habló de él no como un buen entrenador. Pero donde fue, lo hizo bien. En el Mundial de 2010, Argentina jugó bien. Alemania en ese momento era superior. Fue a Dorados y jugó dos finales con un equipo normal. Y lo agarró en zona de descanso. A Gimnasia lo salvó, y nadie quería coger ese equipo. Y él lo cogió. Con Al Wasl también lo hizo bien. Con el Fujairah, estuvieron a punto de ascender con un equipo en el que el portero era un bombero de profesión. Lo hizo bien. Lo que pasa es que el deporte más lindo de este mundo cuando mi viejo estaba vivo era pegarle a él. Y esto me molestaba mucho. Sobre todo, de gente que no sabía ni qué era la pelota. Pero la vida es así.

Como futbolista ya vimos su talento. ¿Cuál era el mejor talento de su padre como entrenador y en la vida?

Su mejor talento como entrenador, la relación con los jugadores. Tenía una relación bárbara. Hizo muchas cosas por sus jugadores. Yo no he estado con ningún jugador que estuviese a sus órdenes que hable mal de él. Nadie. Con algunos jugadores de Gimnasia todavía hablo y me dicen que lo extrañan y que lo querrían tener como técnico. Como persona, tenía un corazón muy grande, demasiado. Era muy buena persona. Demasiado bueno. Por eso se aprovecharon de él. Era todo lo contrario a lo que salía fuera. Le pongo un ejemplo.

Diga.

Nosotros fuimos a ver el partido de la Champions Real Madrid-Nápoles, el del golazo de Insigne. La noche anterior o dos noches antes del partido, bajamos al lobby del hotel. Estaba mi mujer conmigo. Todos, familia. No tenía yo hijos aún. En un momento, se acercan los fotógrafos. Y mi padre les dice con educación: 'por favor, déjenme comer, estoy con mi familia. Basta de fotos, ya sacaron 500 fotos'. Y uno lo dice una vez, dos veces, tres veces. Y a la cuarta vez, es normal que uno salta y salió a putear. Porque dices basta. Y al día siguiente lees: "Maradona, la agresión". Todo es mentira. No fue verdad. Y es normal que un tipo que tiene a la prensa encima todos los días y quiere un momento de intimidad con su familia, si no se lo dan... Él es fotógrafo (mira a Rodolfo Molina, reportero gráfico de As). En cinco minutos puedes sacar 500 fotos. Está bien, basta. Te está pidiendo un momento con su familia. Pero era siempre así. Siempre inventando cosas. Dijeron que fue borracho al almuerzo con el Madrid y no era verdad. Yo estaba con él y estaba lucidísimo. Hablaba con todos.

¿Y eso lo sufrió o aprendió a vivir con eso?

Uno aprende a vivir con eso, pero las mentiras te cansan. Es muy feo cuando te acusan de una cosa que no haces. Y con él, le repito. Era deporte nacional, deporte mundial. Decirle cosas que no eran verdad. Y yo le digo: en la última experiencia que tuvo como entrenador, a Gimnasia no lo quería agarrar ni el presidente. Y él lo hizo con un equipo que, al principio, igual no se salvaba ni en el Nacional B. Estaba yendo bien ese equipo pero paró todo por la pandemia... Pero eso nadie lo dice. Y eso es lo que me molesta. Las cosas fean las dicen y las buenas, no.

Habla de que tenía buena relación con los jugadores como técnico. Pero como jugador, todos lo tenían como un líder. En Barcelona casi se amotina por un amistoso en Burdeos para el que luego sacó una prima de tres millones de pesetas para todos sus compañeros.

Muchos jugadores de su época en el Barça hablan maravillas de mi viejo. Nadie habla mal de él y el que habla de él es porque es un mala leche o le tiene envidia. Él luchó más por los compañeros que por él mismo

¿De Barcelona no hablaba mucho?

Él me habló muchas cosas de Barcelona. Muchas me las guardo porque son personales. Pero en un momento, cuando peleó con Núñez, el presidente, necesitaba irse. Lo detuvieron un poco pero se fue. Vino a un equipo que peleaba el descenso, pero necesitaba una ciudad como Nápoles.

"Pedí una casa y me dieron un departamento; pedí un Ferrari y me dieron un Fiat", dijo en su día de su llegada a Nápoles. ¿Le relató esa frase alguna vez?

Él, como siempre, no tuvo una relación bárbara con el presidente de su club. Hubo un momento en que se quiso ir porque era difícil vivir acá. Pero él estuvo bien acá. Como lo trataron aquí, no lo tratarón en ningún lado. Pero como le decía antes, ¿qué sale en la prensa? Que salía de noche, que hacía cosas. Y siempre hablando mal de la ciudad. Y aquí lo amaron mucho y nadie lo dice. Pero estoy acostumbrado a que todos hablen mal de la ciudad. Lo conozco bien. Es una costumbre feísima que tienen de mi ciudad. Llevo 35 años aquí y este sitio no lo cambio ni por nada ni por nadie. Tuve la suerte de dar la vuelta al mundo, pero yo vuelvo aquí siempre porque esta es mi casa.

¿Y si hubiese regresado aquí entrenando?

No era fácil vivir aquí para él. Para mí, el momento en el que nos equivocamos es cuando se fue de Dubai. Él en Dubai vivía una vida maravillosa. Vivía tranquilo, nadie le rompía las pelotas. Quizá nosotros nos equivocamos. Vamos, yo no tengo ninguna culpa. Pero igual tuvimos que estar más firmes en que se quedase allí. Pero ya pasó. pero tampoco es muy importante hablar de algo que ya pasó.

Pero eso sigue pendiente.

Tenemos un juicio para investigar y un trámite sucesorio como tiene cualquiera al que se le muere un padre o una madre. Bueno, nosotros no tan normal.

¿Pero usted tenía claro que hasta cuando muriese se iba a hablar de él y se iba a convertir en culebrón de amarillismo?

¿En qué sentido?

Pues en el de que se fabrican productos audiovisuales, hay horas de debate en TV y siempre hay mucha gente alrededor de Maradona intentándose aprovechar. Y que hasta muerto, eso ha ocurrido.

La única cosa que me hacía sufrir de mi viejo es que no sabía elegir los amigos. Eso es verdad.

¿Y se lo dijo?

Sí, sí. Yo hablaba mucho con él cuando estaba a solas con él. Eso mucha gente no lo sabe, pero muchas veces no le dejaban solo. Siempre había alguien que escuchaba para hablar. Pero sí se lo dije. Yo estoy tranquilo porque le dije las personas que me gustaban y que no me gustaban. Pero lo respetaba profundamente porque la vida era suya y la elegía él. Yo no era nadie para elegir su vida. Como no me gusta que me elijan la vida a mí, no elijo la de nadie.

Se intuye que acabó teniendo una conexión buena con su padre.

Tenía muy buena relación con él, sí.

¿Hasta dónde espera llegar como entrenador usted?

El objetivo que tengo es el próximo partido que tengo con mi equipo el sábado. Es normal que el objetivo sea ser entrenador del Nápoles algún día. Pero me falta muchísimo..., y muchos años. Y si no cambia el presidente del Nápoles no creo que lo alcance nunca (risas).

Una curiosidad. ¿Ese 'argentino' que tiene?

Empecé a escuchar los relatos de la televisión porque cuando tenía 13 años no sabía hablar y no me sabía explicar. No entendía las preguntas. Y empecé a mirar, escuchar, hablar..., y lo aprendí.

¿Qué significa que el estadio lleve el nombre de su padre?

Pues mire. El Stadio Diego Maradona está en el centro. Para ir allí hay que pasar por la cancha, así que a veces voy con mi hijo y le digo: ¿Viste, Diego? Este estado se llama como tu padre y tu padre no hizo nada. Imagina (risas). No, aparte de eso. Es un orgullo muy grande, pero nadie se lo mereció más que él. Es el más grande.

Lo extraño es que el estadio lleve su nombre y usted no tenga ni entrada para el partido.

Siempre digo una cosa: si las cosas no salen de ellos, no voy a pedir nada.

Es una manera de vivir.

Si me invitan, yo acepto. Pero no están obligados a hacerlo. No creo que estén obligados a hacerlo. Es verdad que yo hablo con amigos y, por ejemplo, Davide Ancelotti me decía: nosotros tenemos el carnet todos los años con el Milan... Le conteste: yo, ni una entrada en un año. Por lo que hizo mi viejo en el Nápoles, debería tener un sofá para ver el partido. Pero la vida es así. Igual la culpa es mía y en este mundo sólo tiene el que pide.