Goles con Denominación de Origen Los Anexos
Con su tanto al Cartagena, Toni Villa se acerca a sus mejores números, mientras que Anuar no veía puerta con el Real Valladolid desde hace tres años.
Muchas veces, quizás demasiadas, el camino que va de Los Anexos a Zorrilla es pedregoso. Bien lo saben dos de los autores de los goles del Real Valladolid en Cartagena, el que lo abrió y el que lo cerró: Toni Villa y Anuar Tuhami. El murciano, que dedicó el tanto a su hija recién nacida esta misma semana, se queda a solo un tanto de igualar su mejor cifra goleadora. El ceutí, por su parte, se reencontró con el gol casi tres años después de hacer el último.
Después de vivir un ascenso a Segunda B con el Promesas siendo todavía juveniles y de subir a Primera en 2018, ambos buscan un tercer hito del mismo calado este curso. Uno que no será fácil, cosa que saben, porque nunca nada para ellos ha sido sencillo. No hace falta más que recordar las distintas cesiones y las dudas a veces cernidas sobre sus figuras, cuanto menos, difuminadas nuevamente por el rendimiento que vienen ofreciendo esta campaña.
La falta de números de la que siempre se acusó a Toni ha quedado aparcada, por lo menos provisionalmente, precisamente por haberlos encontrado. No en vano, los cuatro goles que lleva se sitúan a solo uno de los que consiguió con el Promesas y cuando se marchó cedido a la Cultural Leonesa en bastantes minutos menos. Además, lleva repartidas dos asistencias y ha encontrado, especialmente en este inicio de 2022, su mejor nivel de desequilibrio.
La difícil catalogación de Anuar, que derivó hace mucho en su uso en diferentes posiciones de la de mediocentro, la que le era natural y desde la que saltó al profesionalismo, lejos de ser el problema que vieron otros, le está sirviendo para sumar minutos, ya sea en el medio o en las bandas, desde donde aporta la energía que le valió para volver a ver puerta, algo que no sucedía desde marzo de 2019, cuando marcó al Real Madrid (1-4), y dar los tres puntos a 'su' Pucela.
El fervor de ambos y la identificación de los aficionados con ellos se manifestaron rápidamente en las redes sociales, a sabiendas de que llevan más de una década como blanquivioletas, tras llegar a Los Anexos siendo apenas unos niños. Ese orgullo, que expulso Ronaldo también una vez acabado el partido, es el propio de quien ha visto crecer a dos amigos, casi hermanos, que hoy, en plena madurez, futbolística y personal, anhelan devolver al Real Valladolid a Primera División.