Ferran y el espejo de Suárez
El valenciano, que acabó entre lágrimas contra el Nápoles, fue respaldado en el vestuario y Xavi comparó su caso al del uruguayo, que no marcó en sus primeros cinco partidos.
Sorprendió ver la imagen de Ferran Torres abatido al final del partido contra el Nápoles, entre lágrimas. Una estampa que suele coincidir con alguna eliminación, o con algún penalti fallado en una tanda. Pero no era el caso. Ferran no sólo había aprovechado su lanzamiento desde los once metros. También había sido el mejor jugador del ataque del Barça con diferencia. Eso sí, sin puntería. Además del penalti, tiró otras seis veces y en ninguna encontró portería. La ocasión más clara llegó casi al final, cuando Pedri se inventó un taconazo que le dejó solo ante Meret. El valenciano mandó el balón a las nubes. La emoción del partido le llevó a las lágrimas.
Sus compañeros (se pudo ver a Mingueza o Busquets) se acercaron al final del partido a consolarlo. A Ferran le une una especial relación con Pedri, que fue quien le había dado ese caramelo. El canario fue otro de los que le levantó el ánimo. Y, por supuesto, también lo hizo Xavi. "En el vestuario hemos recordado el caso de Suárez". Fuese por una cuestión de encaje en el equipo o de ansiedad por la sanción que había arrastrado por su mordisco a Chiellini, al charrúa le costó poner en marcha la mquinita de hacer goles. Suárez estuvo cinco partidos oficiales sin marcar hasta que hizo su primer gol ante el Apoel de Nicosia. Y tardó ocho jornadas en marcar su primer gol en LaLiga. Hubo entonces, críticas al fichaje, a la puntería del uruguayo, hasta a su peso. Luis Enrique lo protegió y obtuvo resultados.
Ya firmaría Ferran Torres ser Suárez, que se marchó en el verano de 2020 con 198 goles, convertido en el tercer máximo goleador histórico del Barça. El valenciano tiene un sitio ideal para tomarse la revancha este fin de semana en su casa, Mestalla. De momento, le está fallando la puntería. Pero ante el Nápoles sólo se le pudo pedir eso. Porque se movió con destreza, generó juego y remató siempre con intención. Tal vez obsesionado en buscar demasiado las escuadras, el balón se le marchó por mucho en dos o tres ocasiones que podría haber resuelto con más sencillez y, sobre todo, con tiros dentro de los tres palos como se les pide a los delanteros. Es posible que no tarde mucho en destapar el bote de ketchup. "Van Nistelrooy me dijo que los goles son como el ketchup. A veces no salen por mucho que lo intentes y luego vienen todos de golpe", contó una vez Gonzalo Higuaín.