Situación extrema en el Badajoz
El club está inmerso en una profunda crisis económica y aficionados, jugadores y patrocinadores no aprueban la llegada de los nuevos inversores.
El Badajoz está en una situación límite. A día de hoy, la supervivencia del club continúa en el aire y la llegada de los nuevos inversores, encabezados por Diego García y Luis Oliver, no convence ni a aficionados ni incluso a la plantilla. Es más, los seguidores y los patrocinadores han amenazado con no continuar apoyando económicamente a la entidad si no cambia la propiedad en los próximos meses. Tras la marcha de los Parra, parecía que había luz al final del túnel, pero ¿qué ha sucedido para que la masa social esté más agitada que nunca?
Luis Oliver ha fracasado en varios intentos de reflotar a clubes desde lo más bajo. En 2002, compró el Cartagonova, los futbolistas terminaron por no cobrar y acabaron vendiendo el club y marchándose por la puerta de atrás. En 2010, entra al Betis y termina siendo juzgado por presunta falsedad documental en la compra de acciones. En 2014, cambia la acusación y es condenado por la compra de "acciones litigiosas". También formó parte del proceso de salvación del Extremadura, todavía en estado crítico. A su llegada, prometió devolver la estabilidad al club. Acabó en cruce de declaraciones y pelea por la presidencia con Franganillo. Se despidió sin hacer frente a sus promesas.
Su historial ha despertado las suspicacias de las personas próximas al club, no dispuestas a tolerar promesas que caerán en saco roto. José Antonio Pardo, uno de los capitanes del equipo, explicaba así la posición actual de los jugadores: "La única solución es mantenernos unidos y matar o morir. Nos ha dicho que a la primera plantilla no le va a faltar de nada, pero nosotros estamos para que haya un futuro para el juvenil, el femenino y los trabajadores del club. No queremos que nos prometan el oro y el moro porque cuando puedan van a incumplirlo. Cuando ellos no recojan los frutos que creen, van a dejar el club en la más miserable de las ruinas y van a desaparecer. La gente que ha entrado viene a poner patas arriba el club".
Sus palabras, además, llegan del pasado: Pardo coincidió con Luis Oliver en el Extremadura, en una etapa convulsa y de extremo riesgo para la supervivencia del club. La afición, por su parte, va en la misma línea que los jugadores, a los que no han dudado en apoyar en tiempos de tormenta. Hasta el punto de amenazar con no renovar el abono, en caso de que todo continúe tal y como está. Para colmo, los patrocinadores también mandan un mensaje directo. Embutidos Pepe, uno de ellos, recalca lo siguiente a través de un comunicado: "Queremos informar de que, si la próxima temporada se inicia bajo el mandato de la nueva propiedad anunciada, nosotros no renovaremos dicho patrocinio, al no querer asociar nuestra imagen con actitudes de dudosa seriedad".
Esperanza en Daniel Tafur
Visto lo visto, la nueva propiedad se plantea la posibilidad de ceder las acciones o parte de ellas a otro inversor. Daniel Tafur era el elegido por Parra para la venta del club, pero finalmente se decantó por la propuesta de Diego García y Oliver. El empresario se mostró decepcionado por la decisión final, más cuando tenía el apoyo y el calor de la fiel afición blanquinegra. Tafur es hijo del director de cine José Luis Tafur, fallecido en 2012, y de la actric Fiorella Faltoyano. Se dedica a la gestión de fondos de inversión a nivel global y también es jugador profesional de póker. Su vínculo con la región, por sus ascendientes, le llevó a mostrar interés por el club. De hecho, sentenció: "El Badajoz tiene un enorme potencial que debe ser protegido y liderado por una gestión seria y económicamente solvente".
La quiebra del Badajoz
Antes de llegar a esta situación, los jugadores del Badajoz han tenido que pasar por situaciones rocambolescas y difíciles de creer en la tercera categoría del fútbol nacional. A través de AFE, los futbolistas manifestaron que llevaban meses sin cobrar, lo que provocó que algunos de la primera plantilla ni siquiera pudieran pagar los alquileres de sus casas. Los responsables de material de la entidad no recibían apoyo económico alguno del equipo, lo que daba pie a circunstancias como tener que lavar la ropa con el gel que los árbitros dejaban en sus instalaciones o que fueran los propios trabajadores los que tuvieran que preparar los bocadillos para el post-partido en sus propios domicilios.
Los futbolistas dijeron basta ante el Sanse el pasado 26 de enero. Tras el pitido del árbitro, los once titulares corrieron hacia el banquillo, renunciando así a jugar el primer minuto del encuentro. Sus compañeros les esperaban de pie, abrazados, formando una piña para viralizar una situación insólita. El Nuevo Vivero nunca bajó los brazos. Acompañó el emocionante gesto de la plantilla con una ovación atronadora. No les han dejado de lado, pese a que los resultados no siempre han acompañado.
El Badajoz ha propuesto a sus abonados dar una pequeña contribución al club, más allá del coste de su localidad. Ellos han respondido en masa e incluso hicieron una exitosa colecta para financiar lo más básico: comidas, desplazamientos, material deportivo... Un apoyo así también se responde sobre el césped. El equipo es undécimo en el Grupo I de Primera RFEF con 29 puntos. Aventaja en nueve al descenso y tiene motivos para creer en que el fútbol profesional es posible. Los puestos de Playoff están a tan solo cinco puntos. Sería un auténtico milagro con una crisis de tal magnitud, si bien la plantilla tiene alto nivel para afrontar retos de ese calibre. Mientras, se juega un partido mucho más importante: el de la supervivencia.