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FRANCIA | RAMI

Rami: "Me intentaron ahogar varias veces y sigo aquí, en pie"

Adil Rami ha recuperado la sonrisa esta temporada en el Troyes y repasa en 'L'Équipe' su carrera. 'El capitán' lamenta haber salido del Sevilla demasiado pronto.

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Adil Rami.
Quality Sport ImagesGetty Images

Central poderoso, campeón del mundo y, sobre todo, carismático. Ese es Adil Rami. A sus 36 años ha vuelto a la Ligue 1, donde el Troyes le ha dado la oportunidad de recuperar la sonrisa y cambiar el regusto amargo que le dejó su última experiencia en su país. En 2017, cuando se había ganado el apelativo de 'El capitán' en el Sevilla (también pasó por el Valencia en nuestro país), por celebrar sus goles con saludo militar, apareció el Olympique de Marsella. Abandonó el Pizjuán y en el Vélodrome perdió brillo. "Me hubiera quedado en Sevilla. No me arrepiento de haber jugado en el Marsella, es uno de mis mayores motivos de orgullo, pero tal vez no era el momento adecuado", explica en una entrevista a L'Équipe en la que repasa los últimos años de su carrera.

¿Por qué ese arrepentimiento? Adil lo tiene claro: "Salió mal porque había un presidente que no era profesional y un entrenador con el que ya había jugado, y eso que todo acabó bien en el Lille". El primero, Jacques-Henri Eyraud. El segundo, Rudi García, quien señaló que la persona había superado al futbolista, referido a la agitada vida extradeportiva del futbolista, potenciada por la relación que mantuvo con Pamela Anderson entre 2017 y 2019. "Los chismosos han engañado a la gente. Yo no pedí estar en eso, pero mi novia era un icono y mucha gente se dejó influenciar por toda esa mierda. Me llegué a asustar por todo eso de los paparazis y tuve que huir de Francia", recuerda con amargor.

Pasó por malos momentos, reconoce que ganar el Mundial le debilitó, el halago le hizo relajarse. Cuando llegaron los ataques, se derrumbó: "Hui. Cuando estaba arriba me decía, 'prepárate, va a haber un descenso a los infiernos, no se puede vivir así'. Y eso es lo que pasó. Cuando estaba abajo, me decía: 'No te preocupes, asume y acepta y verás que volverás a subir'". De nuevo, tuvo razón. De Rudi García, a pesar de los problemas, no le guarda rencor, pero la historia con el expresidente marsellés es diferente: "Al entrenador García no, pero Eyraud... Es el hombre que más odio en el mundo del fútbol, no quiero volver a encontrarme con él ni estrecharle la mano. Son personas que tienen vibraciones negativas y difaman el fútbol. Perdí el primer juicio, pero no veo el momento de que llegue el segundo. Estoy tranquilo".

Y es que, cuando habla de que huyó, rompió su contrato y fue denunciado por ello, un litigio que aún ha sido resuelto. En el Fenerbahçe, su primer destino tras el OM, no fueron las cosas mejor. Lo explica a medias, pues se muerde la lengua: "En el Fenerbahçe pagué por algo, lo diré en unos años. Primero me prohibieron jugar, luego me querían retener. Pero ya no quería jugar para ellos. Me fui a Socchi, no estaba preparado mentalmente para volver a Francia. Estaba en mi punto más bajo". Tras la Premier rusa se marchó al Boavista y en Portugal comenzó a recuperar el pulso a su carrera. Llegó a ser capitán, de brazalete, no de celebración, y se sintió preparado para volver a casa.

Renacimiento

"Tuve suerte, porque François Vitali (director deportivo del ESTAC a quien conocía de su etapa en el Lille) sabe de mi mentalidad. Cuando me fui del Marsella, personas influyentes hicieron todo lo posible para que no volviera a la Ligue 1. Era su mayor temor. Hicieron de todo para que dejara el fútbol. Aquí es donde me digo que puedo estar orgulloso de mí mismo. Me intentaron ahogar varias veces y sigo aquí, en pie", explica, contundente, un Adil Rami que, cual Ave Fénix, resurgió de sus cenizas.

En Troyes, su llegada entusiasmó y ahora se baraja el fichaje de otro histórico de Les Bleus, Blaise Matuidi. Le da la bienvenida y le abre las puertas entre risas, porque si por algo se caracteriza el central es por eso, por su buen humor. Tuvo ofertas de otros equipos de la liga francesa, y también de LaLiga, "no diré sus nombres", manifiesta. Veremos qué decide cuando termine su contrato actual, pues firmo por una temporada. Al menos, puede estar orgulloso de haber cumplido su gran ilusión: "Volví por mis hijos. Están en París y los veo tanto como puedo. Tienen cinco años, juegan al fútbol y son fans de Kylian Mbappé. Necesitaba que vieran a su padre en la Ligue 1".