Leganés quiere recuperar blindaje
En los últimos nueve partidos entre Liga y Copa el equipo sólo ha dejado una vez la meta a cero frente a los tres encuentros sin encajar del inicio de la era Nafti. Las bajas, condicionantes.
El Leganés de Mehdi Nafti mira con ilusión al futuro inmediato tras un parón que, creen en Butarque, le hará bien a los pepineros. Cábalas de ilusión que señalan un punto débil como objetivo que reforzar y modificar. La capacidad defensiva de los pepineros ha ido deteriorándose tras la llegada del franco-tunecino al banquillo. Bajo su mando comenzó blindado, pero ha ido perdiendo acero para mutar a un equipo mucho más permeable. Tanto es así que, la última media de goles encajados supera incluso a la media de la temporada. Echar la persiana a la portería es prioridad al sur de Madrid.
El cambio de tendencia es llamativo. Porque en los cuatro primeros partidos de Nafti el Leganés cambió a un bloque casi intratable atrás. De hecho, en ese lapso sólo encajó un gol y fue de penalti ante el Cartagena en el debut del entrenador. En el resto, ante rivales de enjundia y en plazas difíciles, el Leganés no encajó ni un tanto. Sucedió ante Huesca (0-2) y Zaragoza (0-2) en El Alcoraz y La Romareda. También ante el Oviedo en Butarque (0-0). Sin embargo, desde entonces, la tendencia ha cambiado para ir empeorando poco a poco.
Problemas para no encajar
En los últimos nueve partidos oficiales (seis de Liga, tres de Copa) el Leganés ha encajado 13 goles, lo que hace que la media de tantos encajados se eleve hasta los 1,4 goles por encuentro. Si aislamos el dato sólo a los partidos de Liga, resulta que el Leganés ha encajado en los últimos seis partidos una media de 1,16 goles por partido, levemente peor que la media de temporada, que es de 1,13 goles por choque. En esos duelos sólo en una ocasión dejó su meta a cero: ante el Málaga en La Rosaleda (0-2).
Mención aparte merecen también los partidos de Copa, donde el Leganés, pese a medirse a rivales de menor categoría en dos de las tres rondas disputadas, encajó goles en todas ellas: uno ante el Xerez Deportivo y dos en León ante la Cultural. Con todo, el balance global de la era Nafti mejora el del resto del curso, con una media de 0,9 goles encajados, renta que vive todavía de aquel buen comienzo al frente de los pepineros.
Una racha condicionada
Este momento de dificultad hay que analizarlo bajo la perspectiva de las circunstancias que lo condicionaron. Porque (y no es casualidad), el bajón del rendimiento defensivo comenzó a padecerse con las bajas por COVID que detectó el equipo a finales de 2021. Precisamente la ausencia de pilares en la medular como Recio o Pardo limitaron el estilo blanquiazul y forzarzon un cambio que ya se dejó notar desde el primer partido de estas ausencias, ante el Girona (3-0).
Con todo el bloque al completo recuperado, el equipo recuperó de nuevo el tono defensivo (0-2 ante el Málaga), pero se evaporó condicionado otra vez por los positivos COVID, esta vez por los detectados a inicio de año y que provocaron que Nafti apenas pudiera contar con centrales natos para esos duelos iniciales de 2022. Ante el Valladolid, por ejemplo, jugó con cuatro laterales y en el último ante la Real Sociedad B sólo pudo tener a un central sano en el once (Sergio). Bruno fue suplente y Tarín tuvo que quedarse en la grada mientras Omeruo estaba en Camerún para jugar con Nigeria la Copa África.