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ATLÉTICO DE MADRID

Las peores horas de Simeone

El técnico atraviesa un momento de zozobra en el Atlético. Mientras busca el plan ideal, los resultados son muy pobres, el equipo compite mal, el rendimiento de sus jugadores decae...

Actualizado a
Las peores horas de Simeone

Simeone pasa por su momento más difícil desde que es entrenador del Atlético. El KO en la Supercopa es otra herida más dentro de una temporada complicadísima, donde no solo los resultados están fallando, sino que se percibe una crisis de fútbol y de identidad inexplicable, sobre todo porque el equipo salió campeón de Liga hace ocho meses. Pero ahora nada sale, ni el juego, ni el rendimiento de sus piezas, ni siquiera la suerte. El Cholo se vuelca en su filosofía de “trabajo, trabajo, trabajo” y acepta que hay muchas cosas "que no se pueden esconder" a mejorar. Pero el calendario avanza a toda velocidad.

En busca del plan y del once

El entrenador no da con la tecla. La sensación es que, a mediados de enero, Simeone aún está buscando el plan. La idea con la que ganó la Liga ahora no le convence del todo. Por eso, por ejemplo, el Atleti ha ido alternando en las últimas semanas entre el 5-3-2 y el clásico 4-4-2. Lo que podría traducirse como riqueza táctica, versatilidad y polivalencia de los jugadores, ahora más bien se entiende como dudas, pruebas y recomponerse sobre la marcha. Y cuesta ver a aquel Atlético cholista que podía estar más o menos atinado, pero era siempre reconocible y una bestia competitiva. Sin fútbol ni alma.

Sin un esquema fijo, tampoco hay un once tipo. Para encontrar esto, Simeone se encuentra con frecuentes obstáculos. Las lesiones complican cada alineación. Y el rendimiento individual de sus futbolistas tampoco ayuda. Hay muy pocos jugadores que estén rayando a su mejor nivel. Y muchos están muy por debajo de lo esperado. La responsabilidad se reparte entre la plantilla y el entrenador, que siempre se ha caracterizado por mejorar y revalorizar a sus pupilos.

Un equipo frágil, individual y colectivamente

Así, a estas alturas de la temporada, el Atlético ha perdido más partidos ya que en todo el curso anterior. Los rojiblancos cerraron la 20-21 con ocho derrotas y en esta ya lleva nueve: la de Riad, tres en Champions que casi le cuestan la eliminación y cinco en Liga que le tienen lejísimos del líder y con la clasificación para la siguiente Copa de Europa en entredicho. "La falta de agresividad en las áreas nos priva de estar en lugares más importantes", explicaba Simeone tras caer ante el Athletic, en un partido donde, al menos dijo públicamente, le gustó lo que vio.

Atendiendo a sus últimas ruedas de prensa, lo que más preocupa al Cholo es la contundencia, tanto en ataque como en defensa. El equipo exhibe una fragilidad gravísima. De los nueve últimos partidos, en seis encajó dos goles y cinco de ellos los perdió. Muchos jugadores han hablado de "falta de atención". Oblak fue muy crítico en Arabia: "Marcamos un gol, nos metemos atrás y esperamos. Pues si esperamos pasan estas cosas". Simeone no encuentra soluciones y encima ahora ve cómo se ha marchado uno de sus defensas titulares (Trippier) sin saber aún quién vendrá por él y cuándo lo hará. El refuerzo ya no llegará para la Supercopa y dentro de una semana el Atleti se la juega en Copa (Real Sociedad).

Respaldo del club

La realidad es que Simeone dispone ahora de una plantilla corta (20 efectivos), descompensada (seis defensas por cinco delanteros) y con varios tocados (Griezmann, Savic, Kondogbia y Llorente). Y el equipo en el campo no es sólido, no genera fútbol más que a arreones y tampoco es letal en ataque. El bajón de Suárez ha hecho daño y es una patata caliente para el Cholo, porque el 9 es un futbolista con galones en el vestuario. En Riad entró con el marcador a favor, en un contexto que no le favorecía y ni él pudo ayudar mucho al equipo ni viceversa.

Mientras, la confianza en Simeone sigue siendo total por parte del club, que ve al argentino como la persona indicada para sacar al Atleti del bache. Porque ya ha demostrado que puede salir de situaciones complicadas y, sin ir muy lejos, porque con la mayor parte de este grupo ganaron la Liga en mayo. Por eso no se cree que el mensaje esté agotado, aunque los gestos de Simeone (el resoplido de Cádiz, los ojos llorosos ante Osasuna…) hayan podido transmitir sensación de agobio. En la entidad se recuerda el parón de 2020, cuando el equipo era sexto a falta de 11 jornadas, pero aceleró a tiempo para acabar tercero. En esta ocasión, aunque las impresiones son muy malas, hay tiempo para espabilar y cumplir los objetivos mínimos.