Recio-Gaku-Pardo, el triunvirato del Leganés para remontar el vuelo

Tiene el Leganés un inicio de 2022 agitado (Valladolid, Real Sociedad) con el añadido de los problemas surgidos por su nuevo brote COVID. Hay cuatro positivos confirmados, pero tres jugadores más, siete en total, se ausentaron ayer de la sesión de entrenamiento. Las bajas amenazan a un equipo que, sin embargo, parece que no verá peligrar el triunvirato de la medular que ha consolidado el nuevo modelo de Mehdi Nafti. Con Gaku, Recio y Rubén Pardo, el Leganés es mucho más peligroso.

Lo demostró el periodo en el que los blanquiazules perdieron a dos de estas tres piezas. Sin Rubén Pardo y Recio, precisamente por el primer brote COVID padecido este curso, el Leganés sufrió (derrota ante el Girona, empate ante la Ponferradina) y, sobre todo, desplegó un juego menos parecido al que ansía el técnico pepinero, de control del esférico como método defensivo y velocidad para buscar al rival.

Sucede que, ante el Málaga, en la última jornada de 2021, los tres volvieron a ejercer en la medular y en plenitud de condiciones. El resultado fue un partido de dominio absoluto. Quizá el mejor derroche de los pepineros en lo que llevamos de temporada, que maniató al rival hasta dejar su contador de remates a puertas a cero. Y todo controlado no desde el blindaje defensivo de la acumulación, sino con la pelota como protagonista: Recio rozó el 85% de eficacia, como Gaku. Rubén Pardo bajó la eficacia, (65%) pero a cambio regaló la asistencia del 0-1, la quinta de la temporada, segunda a balón parado.

El riojano es ya de largo el jugador que más ocasiones crea para su equipo, incluyendo precisamente asistencias, con 33 oportunidades nacidas de sus botas. Gaku le sigue cerca, con 17 (5º mejor ratio de los pepineros) y aunque Recio no es maestro en estas lides, se ha convertido en el jugador de los blanquiazules que mejor porcentaje de pase tiene, con un 93% de acierto. La combinación de los tres dibuja una medular de control y posesión para jugar en estático y también a la contra.

Una eficacia que ha obligado a Nafti a mutar su dibujo. El franco-tunecino abrazó el 4-2-3-1 que heredó de Garitano, pero pronto usó un 4-1-4-1 (a veces transformado en 4-3-3) con el que el Leganés ataca más sin dejar de defender más. La portería a cero de La Rosaleda fue la cuarta de los ocho partidos de la era Nafti. Anteriormente, en los 10 partidos anteriores, el Leganés sólo logró dejar su meta sin encajar en dos partidos. Ante el Burgos (0-0) y ante el Amorebieta (1-0)